sábado, 28 de junio de 2014

Mistake.

Me abrió la puerta como si estuviera recién levantado, con el cabello rubio despeinado y un aire de confusión. Estaba muy guapo, y traté de no mirar su torso desnudo, sino sus enormes ojos del color del cielo al mediodía.
-Hola.- no pude evitar el deje de sorpresa en mi voz.- ¿te he despertado?
Se echó a un lado y entré, sin saber muy bien a dónde ir.
-No del todo.- bromeó, con su voz grave y ligeramente ronca.
-¿Nadie más ha llegado?
-¿Alguno de nuestros amigos es puntual?
Alzó las cejas más de lo que parecía siquiera posible. Me reí y le seguí a su cuarto en penumbra.
-¿Dejo mi mochila aquí?
Me di la vuelta. Estaba más cerca de lo que pensaba e instintivamente retrocedí, tropezando con la cama. Me quedé mirándolo durante un momento eterno, estática, asustada.
Y al momento siguiente su boca estaba sobre la mía. Sus manos me subieron en la cama y comenzó a sacarme la ropa con eficacia y rapidez, aunque yo temblaba de culpa, de miedo y de deseo. Estaban ocurriendo demasiadas cosas que no debían pasar, y sin embargo yo solo pensaba en morder toda la pálida extensión de su piel. No podía respirar, pero era agradable.
Oí el timbre como sin tuviera los oídos vagamente desconectados del cuerpo. Para cuando él se hubo dado cuenta, yo ya estaba poniéndome los pantalones.
Tras la puerta apareció ella, con sus rizos rojizos y su enorme sonrisa. Su novia y mi amiga.
-Hola, Helena - y rió con su vocecilla atiplada. Ella era la única que me llamaba Helena siempre.- ¿Llego muy tarde?

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