sábado, 30 de diciembre de 2023

endings

Penúltimo día del año.
He emprendido nuevos proyectos, he acabado mi tesis. Me demostré que podía hacerlo, encontré mi camino.

Volví al infierno a patadas y, desde entonces, He tocado fondo. 

Me han abandonado. He perdido lo único que pensé que importaba en esta vida: a mis padres. En el proceso se fueron también Eva y mi hermano, aunque con ellos hace mucho que no contaba. Luego apareció Cristian, y lo iluminó todo, y luego me arrancó la luz del alma al usarme y marcharse también.

Casi pierdo a Diego en ese lapso. Confundida, herida de muerte, descuidada y muerta de miedo, he dado doscientos pasos atrás en mi recuperación y ahora siento que podrían tumbarme con solo soplarme, como la casa de paja de los Tres Cerditos.

Pero, contra todo pronóstico, se quedó para vendar mis heridas. Mi familia, la de verdad, bajo mi techo. Aprendí qué era lo que no me llenaba, dónde no quería estar, a retener a mi lado a quienes suman: mi hermana, mi cuñado, mi pequeña sobrina (alegría de mi vida), mi esposo, mi Nuria, Mercedes y mis niñas.

Ahora toca reconstruir el camino, eso sí, con piedras nuevas. Alguna que, con suerte, me impregne a mí con su durabilidad, porque si algo me gusta de mí es seguir teniendo la inocencia, la vulnerabilidad de ofrecer amor a manos llenas, aunque eso signifique que, al final, me partan el corazón. Con una nueva gratitud hacia mi cuerpo por soportar este dolor y recoger lo bueno, sigo creciendo.

lunes, 25 de diciembre de 2023

no olvides

Hoy soy lo que soy porque, hace exactamente diez años, alguien me arrojó al suelo duro y frío de un parque y me violó. 

jueves, 21 de diciembre de 2023

la alegría en este día hay que celebrar

Había algo en la navidad que solía llenarme el corazón de ilusión incluso en panoramas oscuros. Una cena de nochebuena calentada en fiambreras en el hospital no era menos especial que la que celebrábamos con la vajilla buena y el árbol de Navidad resplandeciente de luces, si estábamos juntos. Eran días para buscar regalos con la alegría sincera de intentar agasajar y sorprender al otro con cariño y buenos sentimientos.
Hace algún tiempo que esta fiesta deslustrada parece escupirme su ironía y cinismo, y solo Diego se esfuerza por luchar contra mis lágrimas y mi mal humor. Entre los desplantes de mis padres, el abandono y la pérdida, los sueños hechos añicos, clavados y enquistados, ya nada tiene demasiado sentido.

Mis instintos me abandonan y ya poco me queda por pelear. Verdaderamente no tengo ganas de seguir caminando los senderos inciertos de esta vida..., y me pregunto si aguantaré lo suficiente como para ver la siguiente navidad.

lunes, 18 de diciembre de 2023

Diego

Había mucha ternura en la forma en que apoyó el rostro contra ese punto concreto de mi cuello que ya era suyo. Inspiró, como queriendo calmarse con mi olor, y delicadamente depositó un beso sobre mi piel.

Calor en mis huesos. Calor de estufa, de calentito suave y pelusón, de sus brazos reteniéndome entera, como para que no terminara de romperme.

sábado, 16 de diciembre de 2023

morir

En la penumbra del coche, él me miró con gravedad, el rostro deformado por el sufrimiento.
- Te estoy matando -. aseveró en un murmullo estrangulado.

Y yo le dije que no, que con lo que he vivido, a mí el amor (o el desamor) no me mataría. Durante estos últimos 20 días he pensado que me había marcado un farol enorme, pero ahora mismo, mirándome con detenimiento, me doy cuenta con orgullo de que no; aún con mi labio partido por las calenturas, con la ropa demasiado holgada, con mis uñas rotas, con mi mala cara..., con eso y con todo soy indestructible. Aún llorando y despertándome por las noches, mi determinación es mayor que cualquier cosa.

martes, 12 de diciembre de 2023

batidora

     La culpa. Aquel momento tan íntimo y tan hermoso estaba teñido de ella. Hundidos hasta la cintura, él en la piscina de agua caliente y yo en el baño frío, supe que los dos compartíamos el pensamiento de que era una situación idónea para nosotros. En el fondo, para todo lo que nos parecemos, somos extraordinariamente diferentes en los aspectos más básicos. La idea me hizo sonreír.

Pero no me dejé llevar por mi cabeza entonces. El aire, caliente y húmedo, me transportó a un día exactamente igual, dos años atrás. La luz cálida y tenue instaló su brillo dorado en el cabello oscuro, en los ojos enamorados, por toda la extensión de su piel suave, tersa sobre los músculos abultados de sus brazos. En ese instante, sin embargo, había una suerte de triste desesperación subliminal que ahora entiendo, un pánico abrazado a la nostalgia del amor compartido, mientras me miraba. Me pregunto qué estaría viendo en mí, qué dirían mis ojos del torbellino que me ahogaba el alma.

Lo supe dos años atrás y también este pasado 12 de noviembre, en esas piscinas termales. No había duda de que este hombre, con su profundo sentir de las cosas, está hecho para mí. No podía dejarle, no podía rendirme con todo lo que habíamos construido. El fuego seguía ahí, candente, humeante, en brasas listas para ser reavivadas. ¿Cómo iba a decírselo al otro?


La respuesta es... no tuve que hacerlo.

sábado, 9 de diciembre de 2023

Remiendos

Sostengo en la mano la pulsera de cuero un instante más, recordando el calor húmedo de octubre vívidamente, como si pudiera sentir el sudor perlarme la espalda de nuevo. Flashes de la Feria medio cerrada parpadearon tras mis pupilas, imágenes de su amplia sonrisa, confesándome que, para él, era una cita bonita.
Me pregunto qué habrá hecho con su pulsera, y si habrá tirado la fotografía que nos hicimos con mi Instax. Espero que sí; me molesta la idea de que pueda verme el rostro.

Recorro los eslabones una vez más, como aferrándome al recuerdo, despidiéndome de él..., y, con una punzada de dolor seco, dejo que se pierda en el cubo de la basura.

viernes, 8 de diciembre de 2023

amends

    Pasó un día, y otro, y yo lloré menos. Me duché, dormí noches enteras y hasta recuperé el apetito a ratos.

Un efecto secundario que no me esperaba de toda esta situación fue que Diego y yo nos uniríamos más. Si bien estaba convencida de que confesarle mis sentimientos por otro nos rompería para siempre, él eligió perdonarme y seguir invirtiendo en nosotros. Hablamos durante horas, me limpió las lágrimas, estuvo pendiente y en contacto constante para que me sintiera menos sola y me ayudó a entender cada una de las ráfagas de la ventisca de mi alma. Sin juicios. Recorrió con caricias y besos las heridas que le hice a mi cuerpo y a mi corazón.

Lo que hice, por mal que estuviera, puso en valor lo que teníamos, que ninguno queríamos perder. Aunque sangrara mi duelo por dentro, me alegré de poder volver a refugiarme en sus brazos, en sus manos. Sentí alivio besándole y devorándole con un ansia casi animal; cada vez que hicimos el amor pensé que querría tenerle bajo mi piel para que su calor no me abandonara.

Remendó con paciencia mis nuevas inseguridades, mi redescubierto miedo al abandono y la desconfianza que ahora me abruma. Me recordó lo fuerte que soy, lo que deseo y merezco. Acabados los vaivenes se terminó también esa negra etapa de arrastrarme por un poco de cariño y atención. Ahora todo es mío, y todo es sano y bonito, y está bien; y esto no es más que un camino que transité, con su aprendizaje correspondiente, y que pondré a dormir en el cajón de las malas decisiones algún día, cuando esté lista.

miércoles, 6 de diciembre de 2023

Void

Dime, ¿Qué sentido tiene ahora la vida? Ya nada me interesa de alrededor, ya nada tiene el mundo que ofrecerme.

martes, 5 de diciembre de 2023

Limón

Devuélveme a quien era antes de ti 

ojalá no te hubiera conocido nunca

    Necesito salir de aquí, de donde se gestó todo. Necesito escapar por un tiempo a los espacios que contaminó con su presencia; no a la playa, no, porque hasta eso me lo recuerda. Necesito no dormir en esa cama en la que pasamos tantas horas hablando, necesito olvidarme de las videollamadas trabajando juntos, no volver a poner el pie en la Plaza Nueva, donde pasamos la mañana más bonita y abrazar ese espacio disociativo en el que todo fue un mal sueño.

lunes, 4 de diciembre de 2023

Disociando

    Disocio. Mucho y muy fuerte, y la mayoría del tiempo, sin querer.

Disocio cuando no puedo escuchar las señales de mi cuerpo, cuando no siento nada. Ni dolor, ni hambre, ni sueño, ni frío. Disocio también al tratar de mirar las cosas desde fuera y obtener perspectiva, ya no estoy segura de si lo que he vivido es o no real, de si me lo he imaginado, quizá solo lo haya soñado, es posible que él ni siquiera exista. Y no tengo pruebas de su existencia, así es, tan solo un garabato en un libro que miro casi obsesivamente y una bolsa de tela que bien podría haberme comprado yo. Ni una foto, ni un mensaje, ni un contacto. Ha desaparecido y no puedo verle y creo que me estoy volviendo loca y la angustia me devora porque quizá ni está ni estuvo nunca ni sé si acaso estoy sufriendo por una vaga ensoñación de mi mente drogada ni recuerdo ya cómo me llamaba o el tacto de su piel o cómo sabía la risa en mis labios porque ya solo queda la sal de las lágrimas 

sábado, 2 de diciembre de 2023

idiota

A pesar de lo que pensaba, volví a reírme.

Primero, haciendo el payaso con mi prometido, gran confidente y aliado, en los pasillos de un centro comercial. Me hizo cosquillas y me dejé caer al suelo de la risa.

Después me reí sin pensar, durante una conversación tonta con un amigo del trabajo.

Se me abrieron los labios agrietados con la risa y no me importó que sangraran. Era un dolor que estaba dispuesta a soportar con gusto, pues más grande es el dolor que arrastro desde hace tres meses.

¿En qué momento me pareció bonito?


viernes, 1 de diciembre de 2023

Cuarto día

    Exactamente igual que la última vez, me he dado tres días para sentir a máxima potencia. Como diría Gandalf, al amanecer del cuarto día, mira al Este.

Pero no, no ha salido el sol. Cuatro días lleva el cielo tan gris como mi alma, deshaciéndose en lluvias frías tan constantes como las lágrimas en mis mejillas. Seguiré sufriendo, lo sé, porque así es como se limpian las cicatrices del corazón, pero ya cada vez menos, ya toca pasar página. Borradas fotos, conversaciones y regalos, solo toca olvidar este mal sueño.

Hoy he dormido, y he dormido bien, sin pesadillas ni desvelos. Acunada en brazos de mi marido, desnuda, mimada y satisfecha. Así como ocurrió hace tres años y a pesar de lo que le he confesado que he hecho, él me perdona, me cuida y me devuelve al hogar donde moran los besos que derriten el alma.

Al final, contra todo pronóstico, se ha despejado el cielo. He desayunado un poco, he hecho ejercicio y, aunque tengo algún corte por el cuerpo, soy un poco más yo. Sigo siendo yo.