miércoles, 31 de marzo de 2021

Skin on skin

    Sus ojos parecieron cambiar de consistencia cuando dejé de temblar con los estertores de otro orgasmo. Adquirieron un brillo particular y se volvieron blandos, suaves, como si fueran a derramar algún sentimiento inefable. Había algo amable y sensual en el gesto con que me desabotonó el vestido, pero sé que no buscaba nada de esa índole; era solo mi piel, mis poros, que parecían llamarle y necesitarle.

A veces me asustaba necesitarle así. No en ese momento, sin embargo, cuando me abrazó, completamente desnuda, y me movió por el colchón como si no pesara nada. Me colocó en mi lado suavemente y me cubrió la piel hipersensibilizada con las sábanas y la colcha; mi piel acusó la frialdad de la cama vacía y eché de menos esa forma tan natural que tenía de tocarme, moviéndome como si fuera sencillo.

Adoré eso de él desde el primer día. Era difícil no darse cuenta de la seguridad con que caminaba, gesticulaba o hablaba; seguridad que imprimía sus gestos al tocarme. Yo estaba acostumbrada a alguien que lo hacía con familiaridad pero que no iba más allá de cogerme de la mano (fuera de la cama) y me derretía el descaro con que buscaba mi cintura y dirigía mis movimientos a su antojo, y no solo cuando se trataba de contener o acelerar mis movimientos sobre el colchón; su forma de explorar mi piel, acariciarla, recorrerla, presionarla o calentarla. Como si fuera la suya propia. Como si supiera cómo despertar o calmar cada terminación nerviosa a su antojo.

Y mi cuerpo responde..., y pide más. Pide sus dedos entrelazados con los míos al dormir, pide su mano enterrada entre los mechones de mi cabello. Pide que no haya otro calor, otro olor u otra suavidad que sentir, que apercibir. 

Sensaciones.

     Me siento florecer por dentro con cada nuevo despliegue de sensaciones en la piel. Un dedo curioso, mimoso, recorriendo las orillas del escote de mi mono de algodón desde la espalda, hacia el pecho, trazando un camino por el cuello. Una mirada que roba el aliento, clavada en mis ojos, destilando seguridad y un poco de sorna; saboreando su respiración en mis labios y ardiendo por dentro, en silencio, porque me toque, porque me bese, porque me acerque.

martes, 30 de marzo de 2021

Despliegue de medios.

Cuando me sobrevino, como una oleada, el escozor bajo los ojos, en el puente de la nariz, miré el suelo de nuevo. Noche fresca, silenciosa, césped artificial. Quise dejarme caer allí mismo, apoyar la espalda contra el muro y dejarme llevar por la angustia que me llenaba el pecho. Necesitaba vaciarme hasta que me dolieran los ojos y acusara el cansancio de los sollozos.

Pero me sentía sola y, sobre todo, impotente. Ni sabía qué hacer ni a quién recurrir.

Pero sabía qué necesitaba. Hogar, calor, familia.

Fui a buscar aquello que el cuerpo me pedía. Su abrazo, sus manos grandes, cálidas, amables, ese rincón de su cuello donde confluye su aroma con más intensidad, mezclado con perfume, desodorante, suavizante para la ropa y H&S. El cóctel mortal que empapa mi almohada y me abraza desde las sábanas; un "ven aquí, pequeña" que me trae recuerdos lejanos y agridulces. De alguna manera, por primera vez en muchos años, siento el respaldo fuerte y la seguridad del hogar y sé que no volveré a derramar una lágrima sola.

En un alarde.

A veces las emociones se me enredan en los dientes y me despellejo la lengua en un intento por hacerme entender. Pero solo porque he aprendido un par de cosas de la vida y sé que, uno, la persona que esté a mi lado no se merece el limbo y la incertidumbre que acompaña mis silencios y, en segundo lugar, callarse las cosas nunca lleva a ningún sitio (bueno). 

A veces todavía es duro. Me digo que vale la pena el esfuerzo de rebuscarme el alma y pelearme con las palabras en lugar de mirar a otro lado, me enorgullezco de este rincón de olvidada locuacidad, de seguir siendo expresiva, irónica, oscura y, a veces, poética, aunque sea un poquito, aunque sea en el fondo. A veces, creo que lo estoy haciendo bien, pero sigue siendo un esfuerzo; y, entonces, él me pregunta que qué me pasa. Que si estoy bien. Saboreo en mi marido la misma ansiedad que veía en mi ex-pareja y vuelvo a sentirme pequeña, torpe, inútil, incapaz de hacerle llegar mis emociones, incapaz de despegar los labios, incapaz de levantar la mirada. El ciclo comienza de nuevo: soy una mala hermana, una mala hija, una mala esposa y una pésima amiga. Estoy haciéndolo todo mal con las únicas personas que me quieren bien. Soy un fraude de persona.

Pero tengo que salir a respirar en algún momento. Y, cuando lo hago, pienso que él no me conoce tanto como lo hacía Ale, aunque sea mucho más observador y el doble de inteligente. Y tengo que seguir peleando, cueste lo que cueste, darle tiempo, dejar de desviar la mirada y fingirme cansada cuando no me apetece despegar los labios.

lunes, 29 de marzo de 2021

La "Happy" Hour de un martes cualquiera.

 Sincronicé el modo despertador de mi smartwatch para que me avisara a las seis de la mañana, cuando volviera a abrirse la ventana de llamadas del mercado japonés, y me dispuse a echar una cabezadita con mi marido.

En cuanto sintió mi presencia en la cama, él mismo apartó las sábanas, aunque sin dejar de roncar quedamente. Estaba dormido, pero de forma superficial, inquieto..., probablemente en una fase REM del sueño. Se sabe poco de lo que ocurre en el cerebro cuando uno duerme, pero, en esta etapa, hay una gran movilidad de los ojos en las cuencas, algunos somos propensos a hablar o al sonambulismo, y se produce un intenso nivel de actividad cerebral. Se cree que se mezclan retazos de sueños con recuerdos, en tanto nuestra mente limpia, clasifica y reorganiza la información; aspectos que vivimos de forma bastante clara, aunque a menudo los olvidemos al despertar. 

¿Fascinante, verdad? bueno, para mí, en ese momento, no tanto. Primero se apartó de mí, cosa extraña, y, al cabo de unos minutos, se reacomodó en torno a mi cuerpo: pegó su vientre a mi espalda, la mano entre mi músculo dorsal izquierdo y el colchón, la cadera contra la mía, frotándose ligeramente. Apartó un poco mi pelo, suspiró e hizo pastitas con la boca, acusando el exceso de salivación; pero seguía habiendo algo raro.

- Pin... se...sa...

Siguió murmurando un rato. Yo no podía dormir y aguardé, relajada, tratando de separar las palabras, dilucidar qué estaría soñando.

- Ángela..., mmmmh -. suspiró.

¡Hala, pues qué bien! No sabía si reírme o llorar, así que opté por lo primero, pero solo porque reír nunca es peor que no reír. Mi mente se hacía preguntas con la perezosa curiosidad de quien está despierta pero no mucho: Qué estaría soñando, si fue mi cuerpo o mi olor lo que pudiera haber traído el recuerdo..., o cómo se sentiría si fuera a la inversa y, en un descuido inconsciente (¿o subconsciente?), le llamase Bae entre las brumas del sueño. Me dije, irónicamente, que probablemente sería mejor que escucharme lloriquear ante una mano alzada contra mí u otras cosas peores que sueño con cierta frecuencia.

En ese momento, tomé la decisión de no decirle nada. Aunque en algún momento lea estas palabras, aunque solo fuera para que no se le cayera la boca de disculparse por algo que no tiene ningún sentido. Al fin y al cabo..., el subconsciente puede ser un grandísimo hijo de perra, a su manera, para cada uno de nosotros.

¿Habrá sido el pelo? quizá debería cortármelo...

jueves, 25 de marzo de 2021

Detener el tiempo contigo.

- Oye, ¿no me das un beso?

    Diego se incorporó y sus labios se apretaron contra los míos. Un beso casi robado, especial. Infantil en su simpleza, pero sencillo, explosivo, soberbio.

Un beso que es una llave, en tanto que abre puertas.

Un beso que es una firma, un tratado de paz.

Un beso breve, que no dura, pero que será inmortal.

No tiene nada que no tengan otros besos, más que la certeza de que, como dijo el Principito, rosas hay muchas..., pero la que importa es la tuya.


No sé en qué momento cedimos a la evidencia, pero aquel día pusimos la primera piedra real de nuestra convivencia. En un beso en una pausa del trabajo, y no en los muebles que montamos, en la primera noche que dormimos en nuestra cama o en los rayos de sol de la terraza. Diego tiene alma de artista y, como tal, rozaba la poesía en muchas de las cosas que era y que hacía, como advertir que no es el tiempo lo que forja una pareja, sino la intensidad con la que esta lo deforma a su antojo.

domingo, 21 de marzo de 2021

Domingo por la mañana.

 Reflexiones de un domingo por la mañana: hoy voy a comer con unos amigos (& co., entiéndase por "company" sus respectivas parejas sentimentales) de mi marido. Hasta ahí poco que reflexionar; pero donde yo preveía un plan tranquilo de almuerzo, solecito y buena conversación, los hombres (marca registrada) del plan tenían una idea bien distinta, y cito, "que nuestras mujeres se queden tomando café y nosotros nos vamos a jugar al fútbol"

De pronto, mi plan de domingo se transformó en una de esas comedias españolas rancias de hace quince años, protagonizadas por cuarentones frustrados que sueñan con veinteañeras (como yo, irónicamente) que les calienten las camas, y esposas florero aburridas. El machismo intrínseco de la imagen mental en su asignación de roles me pilló con la guardia baja, pero más aún lo herido de mi orgullo. ¿Cuándo he dejado de ser la que se amarra el pelo para jugar? ¿Cuándo me he convertido en una esposa florero aburrida y chismosa? ¿en qué momento he decidido que lo que tengan que decir y que aportar esas mujeres vale menos que perseguir un balón plastiquero con un grupo de gorilones sudados?

Tsk... he traicionado al feminismo. Pero eso no evitará que me vista para matar, I guess.

sábado, 20 de marzo de 2021

No matter how far.

 It's been the first one in a while, I shall admit.

I could have hidden it like I used to, but I didn't quite see the point and it was all over me before I knew it, brefore I could think it any further.

Pain, fear, nausea, blur, panting. Help.

I could have wondered why he seemed so poised in such situation, but I didn't. I was focused on breathing. Now, under the light of a new day, it seems pretty obvious he's been in this kind of situation before.

I could revolve in my own guilt and continue this cicle of self-disruptive feelings and intrusive thoughts, but I shall not. My sister's words still deafen me,  I'm sick and wont probably make it very far if I go on like this.

I erase any pleasant emotion or activity from my to-do list; I just do. Without realizing it.I could end up like my mom. I will miss all good stuff in life. 'You will end up in a hole'

There's still a heavy weight on my chest, but I can breathe now. I can eat something warm and try to concentrate. I can try to keep going, swerving, swifting, drifting away..., I know he will find me and bring me back.

I survived the day. I'm alive.

martes, 16 de marzo de 2021

Superado no, superadísimo.

    Te desvaneces. Poco a poco, la extrañeza de no recibir tus mensajes se desvanece, junto a todo lo demás. La añoranza por las personas a las que quise, se va. La resignación, también; ¿Cómo fingir que no sabía lo que iba a ser de ellos y de nosotros? Ingenua de mí, si alguna vez pensé que algún día recuperaríamos algo lo perdido.

Ojalá pudiera saber cómo estás y qué te ronda la cabeza. Cuando pienso que lo tengo más que superado, me asaltan la nostalgia y la pena, incluso la rabia. Porque no has querido quedarte, porque dices que me echas de menos pero de tu parte solo encuentro silencio, porque no esperaba recibir indirectas de ti, como dardos envenenados lanzados al aire como quien no quiere la cosa, hacia un espacio que, casualmente, ocupo yo. Cuando pienso que no quedan de ti más que recuerdos, apareces en mis sueños, o entre las brumas de una canción, o en una fotografía. Incluso, paradojas de la vida, en un par de lágrimas que intenté retener, en la cama, junto a la persona con quien la comparto. No sé si verdaderamente quiero que te desvanezcas o temo que lo hagas.

Ojalá pudiera o supiera dejar de preocuparme porque estés bien, a pesar de los mordiscos de nuestras últimas conversaciones pero, bien pensado, siempre he creído que tenías la habilidad de hacerme mejor persona. Es un aspecto que evidentemente necesito en mi vida, como perra cínica y rencorosa que soy, o, como tú dirías, fría, dura y poco empática..., pero buena persona (en el fondo)

Espero lograr suavizarme con el tiempo, es todo lo que puedo prometer. Llegará un día, confío, en que me importen menos tus dentelladas en mi corazón y me quede con el sabor remoto de tus dientes en la piel.

lunes, 8 de marzo de 2021

Jealousy?

     Respira hondo y procesa. Piensa. Paladea el sentimiento, agrio, las palabras, ácidas. Comprende, metaboliza, racionaliza..., que es algo que ocurrió antes de vosotros. Antes de ti. Que fue una historia, y seguro que fue preciosa, pero ya no está y ya no va a estar.

Deja de pensar, soñar, buscar, leer. Deja de torturarte. Es otra vida, una línea temporal alternativa y diferente con dos personas que pudieron funcionar y no lo hicieron. Ni él es la misma persona que ves ante ti, ni ella y tú sois la misma persona, ni te quiere menos por haber amado antes de conocerte.

Tú, ¿qué podrías haber hecho? si cuando ellos ya existían como unidad, tú recién aprendías las tablas de multiplicar. ¡Qué digo! si cuando separaron sus caminos, tú andurreabas feliz porque ya te dejaban ir a desayunar fuera en los recreos del colegio. ¿Contra qué compites? ¿por qué te comparas?

Ay..., cuánto te queda por aprender. Has saboreado el dolor de una ruptura sin haber conocido los celos; y menos unos tan remotos, extraños e incomprensibles como los celos por alguien que existió, pero que ya no está, y que se llevó todo consigo. Si algo hay claro en todo esto es que la única que tiene sentimientos en esa relación... soy yo.

domingo, 7 de marzo de 2021

Proposals.

Su rostro cansado adquirió una apariencia mucho más tranquila tras unos minutos. Las cejas, arqueadas sobre los ojos, las pestañas proyectando una tenue sombra sobre la miríada de arruguitas que recorrían sus párpados inferiores, cada vez más amoratados por la falta de sueño, hacia las comisuras de los ojos. Adoro cómo esas marcas se acentúan sobre la piel cuando sonríe. ¿Hay algo más precioso que un tatuaje para recordar lo mucho que has sonreído? 
Frunció los labios, como siempre que balbucea en sueños. En ese momento, sin embargo, el enunciado que se deslizó por entre sus labios con claridad me pilló con la guardia baja:

- ¿Quieres casarte conmigo?

"Yo ya estoy casada, tonto" respondí para mis adentros, "solo falta una firma en un papel".

- Claro que quiero, mi amor.

Sus labios esbozaron un amago de sonrisa, con lo que un hilillo de saliva se abrió paso por entre su barba entrecana, casi arrancándome una risotada.

jueves, 4 de marzo de 2021

lunes, 1 de marzo de 2021

The Contract

A decir verdad, no habría sabido decir qué rezumaba más luz: el sol de mediodía que refulgía al otro lado de los cristales de nuestro nuevo apartamento, o sus ojos expectantes. ¿Qué sientes? me repetí la pregunta, tratando que localizar algún sentimiento dominante, de entre todos los que campaban a sus anchas por mi cuerpo; había algunas emociones más potentes que otras, de aquello no cabía duda, y cuando sentí que me escocían los ojos con lágrimas de alegría, me avergoncé de mí misma.
Acabé escondiendo el rostro en su cuello, y en ningún momento me había sentido más en casa que en aquel.