martes, 26 de enero de 2016

Overwhelmed.

You know... it just gets harder and harder every single time I say no. I can't figure out what to do.
For the first time, it feels like I've had a normal problem... which I didn't desired anyways.

You appeared and that weird stuff happened. My emotions lighted up like a candle against the wind but suddenly all those things that made me feel interested in life turned into a big no.

And now it seems that for some reason you're trying to light that candle up again while I keep blowing out the spark. And it's not that I don't want to be with you, or go to your place, or play Gwynt or anything. Believe me, there's a small part of my brain that yells everytime I decline because... damn, I like you. Liked. Whatever...
It's just that you made me feel hurt and overwhelmed once and I'm not willing to experience that again. I'm sorry that I'm not brave enough to comfront you one morning and be the one that definitely says NO for good.

lunes, 25 de enero de 2016

En resumen, que sois imbéciles.

Antes hipsters, ahora yuccies... y yo me pregunto: ¿de dónde sacáis tanto tiempo libre para maquinar tonterías? en serio, ¿jóvenes urbanos y creativos? ¿no es todo la misma porquería pero con distinto olor?
La realidad, jóvenes y jóvenas, es que vivís para posturear a las redes sociales. En vuestra cabeza, donde podéis aplicar filtros a la vida, todo se ve muy bonito, pero la realidad es que las personas a vuestro alrededor os miran de una forma rara pensando que sois idiotas mientras os hacéis fotos en las situaciones más ridículas.
Para muchos de vosotros, la vida es cruel y sin sentido. Supongo que en ese caso entiendo que querráis maquillar vuestras míseras existencias con stickers y efectos de colores extraños. Pero lo cierto es que os estáis perdiendo muchas oportunidades mientras mostráis vuestra fantasía absurda.

viernes, 22 de enero de 2016

There might be coffee.

Hay cafeína en mi sangre. De alguna manera, me he tomado el último té demasiado tarde, cerca de terminar mi sesión de seis horas y media de estudio. Ahora tengo esa sensación rara de estar cansada y activa a la vez. Mi cuerpo se siente lacio, mis músculos acusan la tensión de los últimos días y me pican los ojos; y sin embargo mi mente se siente frenéticamente activa, receptiva. Es como si me acabara de levantar después de haber dormido mucho, y estoy despierta pero quiero seguir durmiendo porque me duele todo el cuerpo de tantas horas sentada en la misma posición aporreando las teclas y arañando el papel, y siento que las oraciones se alargan interminablemente como lo hace esta voz mental mía que no para de narrar y pensar, pero es que ya sabemos que eso no es bueno, que estoy agobiada y encarcelada en el rito de la memorización, y de alguna manera necesito pensar, y liberarme, escribir y ser creativa y empiezo a pensar que estas oraciones necesitan un punto que os deje recuperar el aliento a quienesquiera que seáis los matados que me leéis, si existís. (Hola, Ali).

Todo esto sería fabuloso si tuviera un poco de sana y buena música para mantener mi griterío mental a raya, pero eso no es así y los últimos meses de estancamiento anímico se aferran a mi piel tratando de hundirme en una miseria que no sé por qué siento, y si tan solo pudiera dormir bien y no tener ni una sola pesadilla.

Pesadillas. En mi verborrea mental de over-coffee estuve pensando en aquella estúpida loquera que tuve que soportar durante dos sesiones cuando tenía trece años. Estaba tan rota y necesitaba tanto hablar...pero simplemente no con alguien tan estúpido. Lo único bueno que me quedó de aquella ignorante mentecata fue la costumbre de escribir mis sueños, mis pesadillas, que no son otra cosa que recuerdos distorsionados por el miedo, y las sombras convulsas que tendrían que verme y no me ven, y todo piel y huesos, y muerte. Nunca me muevo cuando sueño, no puedo escapar a esa parálisis húmeda y borrosa, y me despierto sin aire, helada y sudando, con terror de volver a dormirme.

Pero no puedo detallarlo. 18 años formando parte de esta realidad y todavía se me atascan las palabras, y las lágrimas, y todo el resentimiento que se ha encostrado en mi corazón. Puedo recordar los sueños, uno por uno, puedo atragantarme con ellos pero no escupirlos. Así que supongo que solo puedo escribirlos en mi cabeza, por lo que aquella psicóloga de pacotilla no me dejó ni siquiera eso, solo un mal hábito con el que angustiarme cuando estoy estudiando, y agobiada, y triste, y he bebido demasiado café.

¿Será esto la nueva crisis de los 18?

Failure.

He crecido pensando que mi propia imperfección era un fracaso.
Nadie me ha enseñado eso, lo aprendí yo solita. No tengo nadie a quien demostrarle nada y sé que mis padres me querrían aunque no diera un palo al agua.

Cuando estaba en el instituto, era fácil ser la mejor. Las circunstancias estaban a mi favor, y me sentía muy bien estando por encima de todo y de todos. Una lástima que aún no me haya dado cuenta de lo poco que importan las cosas que yo considero fundamentales.
No sé muy bien de dónde viene esto. Tal vez de los días más oscuros, en los que era lo único que iba bien, mi seguridad. He estado dándole vueltas y sé que es lo único de mi vida que parece no tambalearse sin importar qué esté ocurriendo. Siempre podré seguir estudiando, esforzándome y superando mis propios límites. Creo que he interiorizado que no soy nada ni nadie sin mi capacidad de aprender como un papagayo, porque esto poco o nada tiene de inteligencia.

Ahora ya no es tan fácil sobresalir. Estoy rodeada de gente brillante, ya no tengo profesores que me adoren, ahora los exámenes significan todo. Y tengo la sensación de que sigo dando lo mejor de mí, pero ya no es suficiente. Una parte de mi cabeza está luchando contra la otra y me pregunto si debería disfrutar de esta experiencia o dejarme la piel como ya hice una vez. Éxito o bienestar.
El año pasado fue muy duro y yo fui sumamente insoportable. Todos sabéis a qué me refiero, por lo que no entraré en detalles.
Encantar ya no me asegura una matrícula. Y los resultados que antes significaban un fracaso ahora son motivo de celebración. He hablado mucho con mis chicas de coreano y me han ayudado a reflexionar; tienen razón en que debo quitarme un poco de esta auto-presión, pero sigo pensando que no puedo, no debo. No me cabe en la cabeza que el mundo a mi alrededor cambia y yo con él, y debo adaptarme.
Es solo que es muy fácil descansar, dormir un poco más o ver una serie. Una parte de mí grita enfadada que tengo que deshacerme de los hábitos inútiles, tales como descansar, pero es muy difícil. No me siento con fuerzas como para renunciar a mí misma una vez más por una matrícula de honor, pero es todo lo que necesito para sentirme segura, como si todo volviera a girar sobre un viejo y conocido eje. El eje de Cris.

miércoles, 6 de enero de 2016

Tenía la sensación de que su vida, sus días, transcurrían a trompicones.

Comenzaban lentamente, cuando se despertaba, admirando el haz de luz dorada que se colaba por la ventaba de su habitación. Le gustaba recrearse en la forma en que las motas de polvo dibujaban espirales en el aire a contraluz. En cómo su cuerpo se hundía en el colchón. Le gustaba esa sensación hueca de tener la cabeza rellena de plumas.

Y lo siguiente que sentía era la profunda pesadez del tiempo desgastando su cuerpo y sus ganas de ver, vivir, sentir. Es como si un invierno constante se hubiera metido en su cuerpo, y la niebla le impedía ver el manso sol desde el interior, derramándose lentamente sobre todas las cosas conocidas.

Harm.

Parece que la confianza significa mucho más para mí que para ti.
Desde luego, esto no funciona si nunca estamos al mismo nivel.
Ya no sé qué me queda por demostrar.

Money means happyness.

Es curioso cómo se relaciona el dinero con el amor. Y me parece bien.
Siempre me ha parecido que los regalos y detalles son una forma efectiva de construir y fortalecer las relaciones afectivas. Y tengo mis motivos, por muy frívolo que suene...

Pero, pese a todo, tiene sentido. El dinero es difícil de ganar, e invertir el esfuerzo propio en darle a otra persona cualquier útil o experiencia que le produzca emoción... ¿es eso tan descabellado?
Desde comprarle regalices a mi hermano cuando voy a por el pan a invertir los ahorros de todo un año en buscar lo que más le gusta es una forma de expresar mi cariño, también.
Por eso aunque nuestra celebración mejorada de la fiesta de Reyes Magos se pensó inicialmente como una forma de darnos pequeños detalles y conservar la ilusión de pensar en las demás personas, en ningún momento mantuvimos nuestra promesa de "cortarnos" con los gastos. Porque para nosotros, el esfuerzo de mantener el secreto y hacer regalos cada vez más grandes y caros que los demás puedan disfrutar a diario significa mucho. Regalar es una forma de ilusión, también.

Así que estoy sentada en mi ordenador de mesa nuevo, narrándoos desde mi nuevo teclado pro Cherry Brown para escritores, apoyada en mi alfombrilla Génesis, mirando mi nuevo monitor de 27" de Samsung a la luz del destello de mi pulsera de plata Pandora. Todos estos objetos por sí mismos no significarían nada de no ser por el cariño y el esfuerzo que han puesto las personas que me quieren en pensarlos, comprarlos, montarlos y esconderlos. ¿Cómo se puede querer tanto a un objeto? yo lo hago, porque cada vez que pulso una tecla pienso en mi hermano (obvio artífice de todo esto) y en los que lo han hecho posible. Y cada vez que tintineen los dijes de la pulsera, me acordaré del infinito cuidado y el gusto con que mis padres la han buscado para mí.

Así que la conclusión obvia de toda esta frivolidad burguesa es que el dinero no da la felicidad (que es mi familia) pero sí resulta bastante útil para cubrir (y superar) las necesidades básicas que han desarrollado las personas de la sociedad desarrollada. Una de esas necesidades es ser querido y cuidado, y más en este mundo deshumanizado, en el que hay tantas personas que cada individuo ha perdido su importancia con respecto a los demás.
O esa es la conclusión más razonada. La que quizá parezca más tonta es que cuanto más dinero, pues mejor, así la próxima vez le compro un ferrari a mi hermano y cumplo su sueño de toda la vida, cohone (algo que no puedo hacer únicamente con la fuerza de mi amor).

sábado, 2 de enero de 2016

Bullshit.

Empiezo a estar asqueada del ideal cliché de Hollywood del amor, y es asqueroso que mi lado más romántico sueñe con personas así, pero las influencias (y Marie-claire, Cosmo) son así. Sin embargo, no quiero eso. No quiero perdonar todas las putadas con charlas a medias, un gesto bonito y un beso.
En el mundo fuera de los Ángeles, esas cosas no pasan, al menos no cuando se es joven. Lo que realmente pasa es que se te insinuarán personas de todas partes y de todas las edades, y ganará el primero que finja que le importas, se acueste contigo y te deje después.
Las confesiones, las citas, los regalos...todo eso no es real. Lo máximo que vais a obtener es un besito en la frente y una disculpa por whatsapp, y da la sensación de que ya está cedido todo lo que valía la pena preservar. A estas alturas, me niego en redondo a esperar nada de nadie.
Seguro que cuando aparezca alguien decente, la joderé como me han jodido a mí.
Necesito una desintoxicación, y ninguna de mis influencias ayudan. ¿Todo, absolutamente todo gira en torno al amor y al sexo?

viernes, 1 de enero de 2016

Queen of chatir.

Estaba pensando en cómo había sido este pasado 2015 para mí. Imagino que bueno y malo a partes iguales, como siempre, pero la sensación general es como si el uno de enero hubiera comenzado una maratón de alta intensidad y se hubiera detenido ayer. Los primeros meses corría con ganas, sintiéndome fuerte y preparada, pero no puedo evitar el sentimiento de desgaste mental y físico de los últimos meses, como si nadara a contra corriente.

Es cierto que esta última temporada, el sentimiento de oleosa y resbaladiza tristeza que describía hace poco se ha convertido en un fango denso que atrapa mis piernas y me impide avanzar y respirar. Una angustia constante que no me deja dormir ni pensar, y la sonrisa pesa mucho, el tiempo se arrastra a mi alrededor y no tengo tiempo ni ganas de hacer absolutamente nada.

Quizá este sea el último invierno de mi vida que me guste. Tanta pena, tanto miedo y tantas lágrimas no pueden dejar una bonita sensación a nadie, y todo lo que quiero es que llegue un sol brillante y abrasador que queme todos estos recuerdos de los que se han marchado y los que se quieren marchar, de gordura, y pena y cargas y no, no puedo, no quiero más de esto.

Pero pienso en cómo eran cosas hace un año, esforzándome por ser la mejor contra viento y marea. Pienso en mi graduación, en mi matrícula de honor, en la fiesta de fin de curso, en las vacaciones con mis amigas en la playa y mi 18 cumpleaños. Pienso en mi carrera, maravillosa, en mis fabulosos compañeros, en Ali , en Eddie y en todo lo que estoy aprendiendo y en lo que me queda por ver y hacer. Me imagino un 2016 lleno de eso, de nuevas experiencias y amigos y viajes y novedades, y de algún modo me siento lista para seguir corriendo con la misma fuerza y energía que siempre, preparada para recomponerme, luchar y ganar; porque eso es de lo que estoy hecha.

¿Feliz? 2016.