lunes, 28 de noviembre de 2016

Tea for everyone.

El baño lleno de vaho, húmedo y caliente. Se me escapa un suspiro: como siempre que voy a verle, estoy un poco nerviosa. La ducha ha servido para relajar mis músculos y calmar un poco mi corazón acelerado, pero se ha acabado demasiado pronto, y ahora estoy mirando la encimera de mármol con el ceño fruncido. Tengo la piel limpia, seca y suave, y el cabello se me adhiere al cráneo como una lustrosa capa de satén negro, brillando bajo los focos del baño. Sobre el lavabo están desplegadas todas mis paletas de sombra de ojos, colorete, todos mis lápices, todos mis pintalabios y glosses. Aún no he decidido qué voy a hacer con mi cara, o mi pelo, o mi ropa, y un agudo retortijón de nervios me oprime el estómago.
Me llevo las manos a la piel suave y cálida del vientre, sorprendida. Hacía tiempo que no me ponía tan nerviosa antes de verle...; pienso con una sonrisa distraída en nuestra primera cita, con las entrañas bailándome la conga por dentro, toda sonrojada, con el corazón obstruyendo mi garganta y ahogando mis palabras temblorosas. Me sentía como instantes antes de un gran examen, y en parte lo era... era uno de esos momentos que sabía que me iban a cambiar el futuro, para bien o para mal.
Aquel día me vi en esta misma tesitura. Contemplé miles de tonos iguales durante más de diez minutos, y luego me miré al espejo. El maquillaje destacaba como un manchurrón en un Goya, algo totalmente fuera de lugar en mi cara morena, y el pelo no se me ajustaba a los pesados rizos que había tratado de emular con mi rizador. Cogí desmaquillante y me deshice de toda aquella mentira. cualquier otra chica habría estado deslumbrante ante una cita con su crush, pero yo quería que me viera tal y como soy, aunque estuviera morena y se me vieran las pecas sobre el puente de la nariz, con el pelo requemado de cloro y sol, con cada marca en la piel. Solo entonces podría asegurarme de gustarle tal y como soy.
Creo que fue entonces cuando supe que iba en serio. De tratarse de cualquier otro, me habría importado un comino pero en ese momento me di cuenta de que quería gustarle y mi estómago se cerró del todo. En este momento, al contrario que aquella noche de hace medio año, quiero verme deslumbrante pero, al igual que aquel día, tengo poco con lo que trabajar para sorprender. Ale conoce ya prácticamente toda mi ropa, y no sé cómo superar mi melena larga y lisa con esta maraña de rizos cortos sin control, ni cómo hacer que mis ojos parezcan más grandes y bonitos y mis labios más carnosos. En momentos como este, mis inseguridades me aplastan y lucho por estar a la altura.
Como hice entonces, me miro al espejo, toda pálida y algo ojerosa, los tirabuzones se me están empezando a rebelar contra el peinado impuesto por mi rígido cepillo de púas. Y de nuevo los mismos nervios, y un centenar de imágenes mentales cuidadosamente almacenadas de su sonrisa malvada, su sonrisa dulce, sus ojos dorados, brillantes, su expresión cuando dice que me quiere, su expresión cuando me hace cosquillas, esas miradas que a veces parecen prenderme fuego, su rostro concentrado, dormido, risueño...
Las mariposas me golpean el estómago como el primer día y se me seca la boca.

jueves, 24 de noviembre de 2016

Heartbeat and ignorance.

Ha pasado delante de mí y ni siquiera se ha dado cuenta de quién era yo. Irritada, he sido incapaz de moverme mientras le miraba entrar en la tienda subiéndose las gafas y apartando el flequillo de los ojos. Parecía más pequeño, enterrado en ropa de abrigo, pero no había duda de que era él.
Estaba tan cerca que he sentido su cuerpo desplazando el aire frío. Tan cerca, que juraría que le he olido. Se me ha parado el corazón y he sentido una oleada de pánico en la boca del estómago, y luego ha reemprendido su marcha a toda velocidad. Tomando aire bruscamente, me ha invadido un intenso mareo. 
Enfadada, nostálgica, asustada, esperanzada. He sentido un montón de cosas, y lo peor es que soy la única que las ha sentido. Como siempre que estoy contrariada por un sentimiento desagradable o malo, he enterrado la cabeza en mi bufanda y me he concentrado en pensar en Ale, mi pequeño y precioso bae, mi amuleto, y en concreto la dulce sensación de acurrucarme en sus brazos cuando estoy cansada y dejar que me abrace y me sostenga en su calidez cómoda y suave, envolvente, escuchando solo la cadencia regular de sus latidos contra un lado de mi rostro. Por un momento me encuentro transportada por mi propia imaginación hacia el lugar soñado.
Mi cabeza guardó silencio, y mi corazón tartamudeó hasta recuperar su ritmo normal. Cuando he abierto los ojos y mirado alrededor, ya no había nadie. Estaba sola en medio de la calle.

lunes, 21 de noviembre de 2016

Scream my pain.

Piel tensa, brillante, caliente y rojiza. Bordes inflamados, antinaturales; lágimas brillantes resbalando.
La sangre brota, está corriendo, es negra y lo empapa todo.
No mires, no mires, no mires.
Pero lo hago, inevitsblemente miro. Valles rosados, montículos brillantes y húmedos, vestigios de un río de sangre, profundos socavones y más grietas color rubí.

domingo, 20 de noviembre de 2016

Fading away.

En mi sueño, estoy caminando por las afueras de la ciudad. Me duelen las manos de frío, y un vaho impreciso se disipa con cada una de mis respiraciones. Las nubes bajas se asientan en una neblina gris que se come el color de todo cuanto me rodea.
El sol se está poniendo, escupiendo un intenso resplandor naranja que tiñe las nubes bajas de colores de fantasía, amarillos y rosados que se funden en tenues tonos purpúreos.
No quiero que se oculte el sol, pero los altos edificios ya se interponen entre su calidez y yo. La oscuridad se cierne sobre las plantas, los vehículos, las personas, y todo tiene menos vida que antes. Instintivamente, acelero el paso persiguiendo la luz; no pasa mucho antes de que empiece a correr, pero cuanto más resoplo, ansiando ese calor, más rápidamente se desvanece la alegría de la escena. El frío se intensifica hasta lo imposible y me encuentro tiritando, aterida y perdida en la negrura.

Y me despierto.

martes, 15 de noviembre de 2016

Golden touch

Anoche tuve un sueño muy dulce, muy cálido. La escena estaba teñida de colores pardos, rojizos, terrosos y pasteles, y el aire parecía brillar con la densidad pálida inusual del sol colándose por entre los visillos de una habitación tipo suite. A pesar de que en los sueños no se puede sentir, mi cuerpo me dijo que fuera de mi nido de plumas, almohadones, edredones y Ale, hacía frío. No sé si sería su olor, o sus brazos a mi alrededor evocando recuerdos reales igualmente dulces, pero sentí una paz y una felicidad muy intensas.
- Estás despierta.
Baja sus ojos, más dorados que de costumbre, hacia mí.
- No, esto es un sueño.- sonrío, pero la cara me sale triste. Sé que tengo que despertarme, aunque no hace mucho que me he dormido, y enfrentarme a la realidad sangrante.
- Aún no es la hora, quédate conmigo un poco más. Luego, cuando despiertes, podremos vernos de verdad.
Alza la mano desde mi hombro hacia mi mejilla, y yo presiono mi rostro contra su caricia suave. De alguna manera, pienso que es una pena que Ale no pueda recordar esto cuando me despierte, no sé siquiera si yo lo recordaré, pero entonces pienso en que puedo escribirlo si vuelve a mi memoria en algún momento del día; como acaba de hacerlo, de hecho.
Estoy saliendo y entrando en la inconsciencia, si me esfuerzo, puedo despertar y sentir la colcha fría que no abriga bastante y la inmensa soledad de mi cama. Me gusta más este sitio en que se mezclan la imaginación y el sueño, este dulce momento que puedo dirigir a mi antojo. Pero no puedo controlarlo todo, y mi precioso bae, más soñado que imaginado, cierra los ojos con un suspiro.
- Creo que estoy oyendo tu despertador.
- Bueno, iré a la habitación a apagarlo y volveré.
- No pasa nada, no quiero que llegues tarde. Recuerda que te estoy esperando.
Connections, de Feint, me saca abruptamente de mi maravillosa experiencia onírica, dudo que pueda volver a dormir aunque lo apague. De todas formas, Ale tiene razón... mi bae me está esperando.

viernes, 11 de noviembre de 2016

Drama queen.

Mi familia es una drama queen, y como no podía faltar por estas fechas, se siente el drama navideño coming soon. Todos evitan el tema y lo rodean como a un animal herido, sin saber cómo aproximarse. La tensión seguirá creciendo y sooner or later explotará.
Ojalá hubiera una forma de complacer a todo el mundo. Por un lado, sé que mi abuela se siente muy feliz y optimista de que las relaciones entre sus hijos se hayan relajado y está deseando que celebremos la noche de fin de año todos juntos de nuevo. "¿Por qué?" gimo en mi fuero interno. La perspectiva de pasar las fiestas otro año más rodeada de personas con las que no me siento cómoda me llena de una inconmensurable... pereza.
Creo que mamá no ha manifestado su opinión todavía, pero parece que en principio se siente favorablemente inclinada hacia la proposición. Sé que mi hermana se adaptará al plan que se forme si es que no se adjudica a otra celebración, como la de la familia de mi cuñado. Una punzada de envidia me acompaña. Ojalá hubiera alguien que me salvara de ese día...
Mi padre no parece muy dispuesto a ceder y pasar la víspera del nuevo año con la familia de mi madre. ¿Por qué no puede alguien claudicar y tomar una decisión pronto? No quiero tener que ser yo quien decida quedarse o apartarse. Ya he pasado demasiadas navidades lejos de los míos por imposición y no me apetece hacerlo de nuevo voluntariamente.
Ya tengo mucho en qué pensar para que se sume la misma estupidez de todos los años.

jueves, 10 de noviembre de 2016

Owl

Despierta de madrugada, como de costumbre, pienso. Me gusta esa noche dulce y quieta en que todo el mundo duerme, sueña y se abraza cuando hace frío. Me gustan las noches invernales porque el cielo es de un azul más profundo y la luna parece de plata.
Cuando las personas duermen, se evaden totalmente de las emociones y vivencias que han experimentado durante el día; supongo que por eso les tengo envidia en este momento. Yo aprovecho estas horas en standby para reflexionar y afianzarlo todo, para leer, para mirar al techo y para no hacer nada. 
Pero hoy estoy cansada de la quietud y me levanto. Antes solía encaramarme al alféizar de la ventana, pero ya no quepo tan bien como antes, así que mis pies desnudos cuelgan contra el muro blanco. El aire helado me corta la cara, me duelen las manos, pero no sé por qué el frío nunca me ha molestado.
Antes solían verse las estrellas, pero estas son las luces de la ciudad, y el cielo es menos azul y más deslavado y opaco. No se ve la luna hoy, y pienso en el loco de Lu Xun antes de volverme al interior de mi cuarto.
La gente identifica la noche con el engaño, la oscuridad, la hora de los maleantes, supongo que por evolución histórica. . Por un momento me siento búho.

martes, 8 de noviembre de 2016

Droga para todos.

Entre unas cosas y otras, estaba muy agobiada. Especialmente hoy, estoy que no puedo concentrarme más que en becas, estudiar, recuperaciones, mamá, dieta, trabajo, dinero, Ale, Sergio, en qué va a pasar, en todo lo que tengo que hacer... No puedo estarme quieta pero tampoco termino nada. El corazón se me sale del pecho y me encuentro extraña.
Por eso he hecho algo que no deberíais hacer nunca, chicos: me he automedicado con un ansiolítico. No sé si funcionará o no, solo quiero que esta agitación ansiosa me abandone, y si tengo suerte, dormir cuatro o cinco horas del tirón y sin pesadillas.
En serio, no os droguéis sin supervisión de un médico... aunque funcione.

sábado, 5 de noviembre de 2016

Unlikely alike.

Siempre me he resistido a pensar en mis amigos como la mayoría de personas a mi alrededor. No son personas que vienen y van y que interesan solamente cuando apetece y es necesario; para mí siempre ha sido importante tener gente en la que confiar, en la que invertir tiempo y esfuerzo... y realmente me duele cuando las cosas no van bien con mis amigos.

Estoy pensando en una persona en concreto, y ambos sabemos quién es. No me gustaría que esto se considerase indirecta, porque es simplemente mi blog y esto un asunto que me preocupa desde hace tiempo. No pretendo acusar a nadie ni mucho menos hacer daño...; es solo que tengo la sensación de que la relación que teníamos se ha enfriado mucho. Hemos hablado, tanto por teléfono como por escrito, durante todo el verano. Sinceramente, cuando estaba muy triste o agobiada pensaba en él, porque siento que nuestras experiencias vitales son hasta cierto punto similares y me entiende mejor que yo misma. Pienso en cómo sabe tocar las teclas indicadas para que se lo cuente absolutamente todo, y me siempre dice lo correcto para hacerme sentir bien y dejarme tranquila. Recuerdo alguna que otra noche en que me ha rescatado y he acabado deshecha en lágrimas en su coche, entre sus brazos.
Él sabe leerme.

No quiero que eso se pierda. Una parte de mi cabeza se empeña en culpar a alguien que quizá no sea tan mala persona como yo quiero pensar, y solo hoy me he dado cuenta de que he descuidado a una persona que me importa muchísimo y es mi culpa que nos hayamos distanciado. Sabía que necesitaba a alguien y quizá ella haya sido su mayor apoyo. Pensar en todas estas cosas me ha hecho darme cuenta de cuánto le echo de menos, cuánto le quiero y de qué forma le he fallado.

Tengo que hablar con él; tengo que decírselo todo.

jueves, 3 de noviembre de 2016

Purple stuffed-animals.

Nunca sabré quién fue mas egoísta de los dos; aunque sí sé que al final la idiota soy yo, que a veces echo de menos hablar con slguien como lo hacía contigo, y tú ya me has olvidado por completo. O mejor dicho, me has reemplazado.
Al final soy solo eso para todos. Un reemplazo, un deshecho.
Para todos menos para uno...