lunes, 24 de abril de 2017

All over the line.

Más cosas no, por favor. Ya no puedo más.
Es estúpido decir esto, pero ya no puedo más. Y por supuesto que sí puedo, pero yo siento que me estoy desmoronando, podré, pero no sé qué coste tiene eso. Es como intentar caminar con sacos de piedras atados en los tobillos; un paso cada vez, despacio, pero cada vez duele más. Vida, destino, Dios, lo que sea... Alguien, por favor, alguien que me de un respiro.

miércoles, 19 de abril de 2017

Under my skin

Y cuando volví a dormirme, tuve un nuevo sueño. Mucho más confuso esta vez, oscuro, salvo por el brillo de dos ojos que me devolvían la mirada, impregnado de un calor que provenía del roce de su piel contra la mía, del latido de su corazón retumbando contra mi pecho. Todo besos húmedos y extremidades enredadas, respiración acelerada y leves quejidos, todo suave y placentero, en una pasión profunda y ardiente como un río de lava.
¿Estaba soñando o recordando?

Dreams out of nothing.

En mi sueño, tengo en la mano derecha el viejo cúter de plástico amarillo que un día le mangué a mi padre de su caja de herramientas. Con el pulgar empujo el seguro hacia arriba y saco la hoja, ennegrecida, antes de volver a poner el seguro. Me observo como desde fuera mientras aprieto el filo contra el interior pálido de mi antebrazo, resiguiendo el tenue recorrido de una vena azul. No duele, sino que escuece ligeramente, y saboreo el alivio cuando pequeñas gotas de sangre se forman sobre la suave línea roja, se amontonan unas contra otras y empiezan a resbalarse, dejando una estela caliente detrás.
Me despierto en la oscuridad caliente de mi dormitorio, sudando, y miro nerviosamente mi piel, llena de culpa. Todo está bien, estoy bien, no he hecho nada malo.

domingo, 16 de abril de 2017

And after?

Siempre hay un después para todo, también para aquello. Pensé que no terminaría nunca, pero lo hizo. Me gustaría pensar que tuve algo que ver, que saqué las agallas para apartarle de mí, pero la realidad es muy diferente.
Nos sentimos observados.
No sé si realmente lo estábamos siendo o simplemente el viento movió algunas horas de manera demasiado convincente, pero sea como fuere tuve la oportunidad de apartarme y vestirme a toda prisa. También me gustaría cambiar la versión en mi mente para convencerme de que salí corriendo de allí y nunca lo volví a ver, pero de nuevo estaría engañándome. Le dejé acompañarme a la estación, y después de un último beso mantuvimos dos insulsas conversaciones aisladas por whatsapp. De eso, afortunadamente, hace ya más de dos años.
Cuando llegué a casa, me di una ducha. Me pareció la única forma válida de limpiar la suciedad que sentía por todas partes de forma obsesiva. En el baño me di cuenta de que estaba llena de moratones: tenía algunos chupetones violeta desparramados por el pecho y el cuello, las marcas de sus dedos en torno a mis muñecas y más marcas violáceas por el vientre y los muslos, pero no puedo explicar de dónde procedían. También sangraba bastante, y todos los movimientos eran dolorosos.
Por increíble que parezca, aquella noche dormí como un bebé. Por aquel entonces todavía dormía bastante bien, y cuando estás en bachillerato y tienes un expediente brillante que mantener, el sueño es un bien escaso y preciado.
No le dije nada a nadie. Aunque no podía moverme muy bien, al día siguiente me fui a jugar al tenis con Esse, porque se lo había prometido. Cuando volví a casa, me duché de nuevo, pero la sensación de suciedad tardó en desaparecer mucho más que el dolor o las marcas.
Luego, el frenetismo de mi vida se impuso como una avalancha diaria que me dejaba agotada y me daba poco tiempo para pensar, lo cual es bastante de agradecer, pues cuando tienes 16 años tiendes a dramatizarlo todo (y yo soy por naturaleza una drama queen). Jamás, hasta que no empezaron las pesadillas, se me ocurrió pensar en lo que me había ocurrido como un acto forzoso, más bien era una mancha vergonzosa, como si me hubiera vendido al primero que pasó por delante de mí. El hecho de que algún día fuera mi amigo no hace que deje de ser una violación.
Durante algún tiempo pensé que no superaría la ansiedad que me producía tener intimidad física con un hombre, pero el tiempo y la paciencia lo curan todo. Y ahora también el amor, claro. Incluso los complejos, cicatrices tan antiguas como yo, miedos y penas; esas son la clase de cosas que solo ocurren en los libros y, por primera vez, también en mi vida.
And there we go, happily moving on~ 

Raw me on christmas day.

So I can't move.
All I hear sounds distant. Fallen leaves crushed between me and the humid frozen earth. Far voices and screams of joy from the kids and people on the winter fair rides. Music from the wheel.
He is moaning and groaning on me, I can also hear that. I'm half naked, but I don't remember taking off my pants, my converses or my underwear. My bare skin is so cold and white that it feels like it will break into grey crevices, like a big piece of porcelain. 
Everything around me is chilling, even his hands around my wrists; but there's this burning pain irradiating from my hips and thighs upwards, burning pain, sofocating. I can't help but gasp while wondering why I can't breathe if there's nothing squashing my chest.
Or more like nothing I can see.
I'm exhausted, and while he forces himself inside of me, two scalding tears burn my temples.
He sees me crying and laughs.
"This hurts? what would you do if I gave my all?"

Parménides.

Ex nihilo nihil fit.

Decía Parménides que la nada deviene de la nada. La mayoría de quienes han teorizado sobre estas palabras lo enfocaron al origen del universo, que por fuerza tuvo que tener un comienzo, y antes de él, nada, ya que el universo es, por definición, todo lo que existe. Y a partir de ahí podríamos ponernos a buscar un detonante, lo cual es la excusa perfecta para crear a Dios.
Recuerdo que traduje estas palabras hace no mucho. Vi a esa chica en el metro con aspecto de literata bohemia digna de un dramón americano universitario leyendo en latín, y de pronto estas palabras se me vinieron a la cabeza. Ex nihilo nihil fit. Todas esas personas inteligentísimas buscando el origen de todo lo que hay, buscando a ese Dios mentiroso y arbitrario que no quieren ver... y la nada, la pobre nada tan infravalorada.
La nada no puede ser nada. La nada ya es algo, aunque sean cuatro tristes combinaciones de letras que han perdido todo su acento prosódico. Nada también es un sentimiento. Estoy sintiendo nada, vacío, esa planicie aburrida como el azul deslavado de un cielo de verano. ¿Y si la nada dejó de existir para que hubiera algo mayor? ¿y si fue esa ignorada e insulsa nada la que creó todo lo que existe?
¿Y si la nada, al morir, se creara a sí misma?
Pero no, son solo conceptos, palabras, aburridas teorías que ya no interesan a nadie.

sábado, 8 de abril de 2017

Necesidades de control absoluto de una Virgo impotente.

Te he mantenido apartado, y ayer estallé como no lo habría hecho de haber contado contigo. Pero es que tengo tan poco tiempo... Me gustaría tener otras maneras de desfogar que no fueran mi hermana, más por ella que por mí. Todo el mundo está tan agobiado que todo esto que me borbotea por dentro sigue pareciendo una minucia, así que, como si fuera basura rebosando del cubo, sigo prensándola, comprimiéndola hacia adentro. Si al menos pudiera hacer ejercicio, me sentiría mejor desfogando la rabia, la impotencia, la tensión, el miedo. O los kilos de más.
Así que anoche tiraron de la alfombra bajo mis pies y cambiaron la bolsa de basura. Ya estaba rasgada y rebosando, de todas formas, en algún momento iba a romperse.
Creo que es momento de dejar de ser yo y priorizar. Si no dejo de poner presión en abarcarlo y hacerlo todo, voy a estallar, y ya estoy descuidando mi salud física y mental. Sí, sobre todo la mental.
Haré todo lo que pueda, y si por una vez no llego al TOP 3, ¿quién puede recriminármelo? solo  yo misma; y ya estoy cansada de intentar ser perfecta en mis propios cánones imposibles. Todo por proyectar esta estúpida imagen de fortaleza y seguridad que no siempre es real.
Y Japón... estoy tocando el sueño de toda mi vida con las puntas de los dedos y no estoy disfrutando nada. Me aterra llegar y agarrarlo con las manos, y no por las cosas nuevas que me voy a encontrar, ni siquiera por las malas; el problema es todo lo que dejo lejos, todos los que se quedan detrás. Me he dado cuenta de que llevo meses proyectando mis frustraciones económicas en Japón como si me hubiera buscado un lío o un "marrón", como si estuviera siendo totalmente inconsecuente con mi propia decisión. Lo que más me fastidia es darme cuenta de que es absolutamente al contrario, de que he trabajado incansablemente durante años para estar donde voy a estar y encima soy tan estúpida que ni disfruto del proceso; y ahora, dándome cuenta de que lo peor que me puede pasar es volver a casa, puedo respirar mucho más aliviada. No pasa nada, no hay nada malo ni irresponsable; y sé que si no hago esto ahora no lo haré nunca, y más allá, me arrepentiré el resto de mi vida de haber dejado pasar ese tren.
Así que ya está, no pasa nada. El mundo sigue su curso, yo debo dejar de comerme la cabeza por absolutamente todo lo que no pueda controlar a mi alrededor y que, algún día lo aprenderé, es totalmente normal.
Hoy puedo respirar un poco mejor. Los problemas siguen ahí, son los mismos que eran ayer, pero con la luz del día parecen más afrontables, más... abarcables, porque ya no siento que deba hacer frente a todo sola. Este intento de autosuficiencia algún día me matará, lo juro.

lunes, 3 de abril de 2017

Disappointment.

¿Qué ha pasado contigo? Antes eras la clase de persona capaz de llorar con una pieza de arte o un buen libro, pero al menos podías mantener el tipo cuando las cosas se ponían feas. Ahora no estás ni remotamente cerca del límite y lo sabes, y sin embargo a la mínima de cambio te vienes abajo. Estás to' rota, Cris. Si solías ser algo, era fuerte, pero es que ya ni eso.