sábado, 25 de mayo de 2013

Fool...

Him: La palabra "amigos" entre tú y yo, no encaja.
Amantes suena mucho mejor, oh.
Yo te contaré lo que siento, por primera vez,
Yo bajaré las estrellas del cielo solo por ti.
Lo que tú desees, yo puedo hacerlo por ti.

Me: Oh, te quiero, te quiero, te quiero.
Him: Tú me quieres, me quieres, me quieres.
Me: Yo sé lo que tu corazón siente por mí.
Him: Oh, te quiero, te quiero, te quiero
Me: Oh, ¿me quieres, me quieres...?
Porque yo a ti también te quiero.

Both: Soy una tonta(un tonto) , una tonta que solo puede verte a ti.
No me importa lo que los demás me digan...
Seré una tonta que solo pueda verte a ti.
Coge mi mano, abrázame, que soy una boba...
...que solo puede verte a ti.



No es necesario, pero por casualidad...

¿Me recordarías?

Usoba.

Cuando sentí el borde de la cama en la parte de atrás de mis piernas, me dejé caer sobre el colchón y las revueltas sábanas. No debo dejar que nada de lo que me digan me afecte. "Aprende a mentir con naturalidad". Sea quien sea, niñas de trece años o mi ex mejor amiga. No llores. No es cierto. No llores. Ya pasó.
Lágrimas calientes de rabia empañaron mi visión y comenzaron a descender por mis sienes, mezclándose con mi pelo. Apreté los puños y ahogué un gemido, mordiéndome el labio.
El molesto tono de llamada de Line interrumpió mi llanto momentáneamente. Respiré hondo antes de descolgar el teléfono, recorriendo con la mirada el descolorido techo de mi habitación.
-Ey
Diablos, tenía la voz horrorosa, como si me hubiera resfriado.
-¿Qué te ha ocurrido hoy?
su voz actuó como un bálsamo. Mi corazón ralentizó su ritmo, los sollozos disminuyeron de intensidad y pude hablar con claridad.
-Yeobong...tú...¿tú crees...? ¿Tú crees que sea fea? ¿Estoy...gorda?
-Mereces que te cuelgue solo por preguntarme eso.-repuso con voz amenazadora.
Hipé.
-¿Qué más da si eres fea o estás gorda? Eso es según cada persona. ¿Qué más da lo que yo piense, si sabes que me gustas así?
Y a partir de ahí, no pude decir nada coherente.
-¿Quieres que te cante algo?
-S-sssss-ssí...
Oí mucho más ruido de fondo cuando puso el altavoz. Escuché el chirrido de lo que debían ser los muelles de su cama y dos notas sueltas de su guitarra, en las que reconocí el comienzo de una de mis canciones favoritas "So give me a smile".
-"Sonríe, por favor, no estés triste.
¿Estás bien? no llores más...
La canción que canto ahora,
espero que te de algo de consuelo
Sonríe, no sufras
Está bien, aunque el mundo pueda hacerte pasar un mal rato
El tiempo pasará, y lo entenderás todo.
Sonríe, ¿o es que no estoy aquí para ti?
Te quiero, ¿no puedes escucharlo en mi corazón?
No importa lo que los demás digan, yo creo en ti.
Aunque no estemos juntos"
El último rasgueo flotó dulcemente en el espacio que nos separaba, en el tiempo, en la memoria. Dejó el regusto dulce de quien ha llorado mucho y solo quiere dormir.
-Ven a por mí-susurré
Pero las lágrimas no resbalaron de nuevo, por mucho que cada célula de mi cuerpo anhelase su presencia junto a la mía una vez más. Sonreía.
Porque cuando estaba sola, cuando no había nadie en la habitación de al lado que escuchase mi llanto, solo quedabas tú. Renunciando a tantas cosas, por mí.
Y ahora yo te doy mi vida entera. Usoba.

viernes, 17 de mayo de 2013

¿Lo sabréis?

¿Qué es la envidia? Según la Real Academia de la Lengua Española, es un sentimiento que se define así:
<<Tristeza o pesar del bien ajeno>>. ¿Sentir envidia de alguien significa que no te alegres de sus logros, virtudes o posesiones? Yo no lo creo. Cuando siento envidia de alguien, yo quiero lo mismo para mí, no me siento triste de que otra persona lo tenga.
La primera vez que sentí envidia de alguien, la sensación tan desconcertante que recorrió mi cuerpo me desconcertó. Tristeza, ciertamente. Algo cercano a la furia corroyendo mis venas, pero no hacia aquello que la desencadenó, sino a mí misma, a la casualidad y a las circunstancias. Furia hacia ese sentimiento sin nombre que se traduce en "¿Por qué yo no?". Y, además de todo ese resentimiento, un matiz de deseo.
Pero nunca tomé medidas. No traté de hacerme con esa característica, objeto, ni desarrollar circunstancias similares. No robé, no imité. ¿Por qué el resto del mundo ataca a las personas que inspiran sentimiento de envidia? Belleza. Dinero. Familia. Poder. Inteligencia. Amistad. Salud. ¿Cuántas cosas puede pedir la gente sin darse cuenta de las que ya tiene?
Eso me ocurrió a mí, sí. Sumida en mi penosa autocompasión. Planteándome el por qué no sería más guapa, más delgada, más inteligente, más culta, mejor persona. Por qué mi familia no estaría más unida, y mis tíos, primos y abuelos se peleaban unos con otros contínuamente. Por qué mi padre tendría que trabajar tanto y mi madre estaría tan malita.
No sé qué fue lo que ocurrió que cambió mi vida. ¿Que crecí? ¿fue algún hecho? ¿una hospitalización? Ni idea. Pero un día se me ocurrió mirar a mi alrededor, y un cosquilleo similar al de la adrenalina se instaló en mi pecho, al darme cuenta de que era feliz.
Mi casa, ese lugar cálido y acogedor donde he crecido y jugado, me hace feliz. El hecho de que mi padre tenga trabajo. Que mi madre siga a mi lado me hace feliz. Tener acceso a educación y a cultura.
Y cosas triviales, como que mi amiga me diga <<que soy la más mejor>>. Aprender un nuevo idioma. Ponerme a jugar a la playstation con mi hermano mayor, cantar con mi hermana mientras cocinamos, estudiar, esconderme bajo el edredón durante horas y horas a leer. Lo mucho que quiero a mis padres y a mis hermanos, el hecho de que haya personas que me aprecien y me soporten aún con mis defectos y mis dificultades.
La música, la literatura y hasta una puesta de sol bonita es susceptible de arrancarme una enorme sonrisa. Como debe ser, como debería ser para todo el mundo. Hay mucho por aprender y descubrir, y somos afortunados de conocer algunas de las infinitas sensaciones que este planeta y sus habitantes nos ofrecen

domingo, 12 de mayo de 2013

Too much.

Hay demasiadas cosas sobre las que quisiera escribir. No tengo tiempo, no tengo palabras, los sentimientos y sensaciones se arremolinan y no los puedo separar.
Así que aquí estoy, con mi sonrisa de siempre, escuchando Tchaikovsky y leyendo, leyendo y releyendo. A ver si así pongo en orden mis ideas y me alejo de todas esas cosas dañinas que me hacen enfadar, que me hacen preguntarme quién soy y qué quiero. Eddie. Mis "amigas". Ojalá el tiempo pasara más rápido. Ojalá mis agobios se acabasen ya, todos.
Estoy pensando seriamente en cerrar mi cuenta de Tuenti y olvidarme ya de todo. Salir solo lo justo y preciso. Porque solo disfruto de verdad estando en casa, con mi hermano, con mis libros. Con mi música.
Así que ahora miremos el lado bonito de la vida. Mis mejores amigos de esta semana son Rowling, otra vez y Pachelbel, Mozart, Vivaldi, Hendel, el ya mencionado Tchaikovsky, Beethoven..., en fin, un poco de tranquilidad. Disfruto mucho más de la música instrumental y no del soso y predecible pop-rock de estos días. Avenged Sevenfold se me hace monótono.
Ya da igual. Estoy de mejor humor así, ignorando a todas las mujeres que ligan con él, tratando de no pensar en las clases, en matemáticas, en todas las chorradas que dan vueltas una y otra vez a mi alrededor, mareándome. Cumpliendo mis obligaciones como un robot y, sobre todo, pensando poco, muy poco. Escribiendo, pero no sobre mí.
Creo que voy a dejar esto ya. He de recordarme que tengo pendiente una entrada  con todo lo que percibí en el Camino de Santiago. Pero de momento me estoy agobiando. Hace calor. Me estoy poniendo triste.
Será mejor que vuelva en otro momento.