viernes, 30 de noviembre de 2018

? de julio de 2016

Querido Ale:

Me gustaría decirte que cuanto más te miro más pequeños detalles encuento que me encantan de ti. Decía Hazel Grace que se enamoró de Gus despacio al principio y luego de golpe, de manera inesperada, y creo que ahora entiendo lo que quiere decir. Es como una cascada fuerte y rápida sobre mí, ardiente, haciendo que me tiemblen las piernas y me pique la piel. También me hace sentirme viva.
En muchos sentidos creo que estoy viviendo mi primer amor de verdad. Visto en retrospectiva, lo de antes simplemente no cuenta, no es lo mismo, no puede ser lo mismo. Así es como dicen los libros que debe sentirse alguien: nerviosa, ligera, tímida, expectante, feliz. Me pregunto qué pasará mañana, y pasado mañana, y al día siguiente. Me muero de ganas de descubrir cosas contigo.

jueves, 29 de noviembre de 2018

25 de junio de 2016

Querido Ale:

Ayer te vi dormido por primera vez y me enamoré de nuevo. Tu vulnerabilidad, la torpeza y la vergüenza con la que intentaste hacerme el amor anoche. Fue tan desastroso y tierno como todas las primeras veces deben serlo, y eso que yo me corrí y bien.

Es la primera vez que experimento algo así. 

Aunque evidentemente te deseo, y ha sido un mes bastante largo para mí también, esto es totalmente distinto a lo que me esperaba. Ahora sé lo que se siente. Ahora sé a qué viene tanto misterio con la súper conexión mística entre los amantes que se miran a los ojos y se adoran.
Algo hizo "click" dentro de mí ayer y creo que fuiste tú, encajando las piezas del puzle para mí. Ahora por fin lo entiendo todo.
Gracias, gracias, gracias.
Todo esto es tan grande que da miedo. Lo siento por haberme marchado esta mañana sin decirte adiós.
Perdón, perdón, perdón.

miércoles, 28 de noviembre de 2018

28 de mayo de 2016

Querido Ale:

Solo quería decirte que me gustas mucho. Eres todo lo que había querido, y más, aunque son palabras que ahora mismo suenan tremendas, como ponerle un abrigo XXL a un recién nacido. Demasiado grande y pesado.
Anoche, todo ocurrió como un borrón, un torbellino de emociones que empezó con ese beso voraz que me dejo la piel ardiendo y la sangre revolucionada. Qué nervios, señor. ¿Tú estabas nervioso? Porque no lo parece en absoluto. Me pregunto qué estabas pensando mientras venías a la estacion de metro. Todo esto ha ocurrido muy rápido y es dificil de asimilar, aunque hace mucho que quería poder tener algo contigo.
Ayer me dijiste que yo era lo mejor que te había pasado, y yo me contuve. Eres tierno y dulce, eres bueno, pero hablas movido por el esplendor de algo que te hacía ilusión experimentar: el noviazgo. Ya todo vendrá, paso a paso, y me hace muy feliz poder hacer eso contigo. Quiero enamorarme de ti.

23 de mayo de 2016

Querido Ale:

Después del ligoteo divertido de estos días, siempre que pienso que por azares del destino casi no acudí a nuestra cita, me quiero morir. Si tú supieras lo bien que me lo estoy pasando... Tu timidez es bastante refrescante. Se nota que eres bastante nuevecillo en esto, pero a mí me gusta más así; claro que la responsabilidad es mayor.
Aunque... no paro de preguntarme por qué no me besas. Y entonces te veo hablando con ella y me vuelvo más pequeñita que nunca. No sé si son celos o inseguridad, pero no quiero espantarte.
No creo que pudiera soportar ser el segundo plato otra vez. Por favor, si es así, dímelo ahora.

21 de mayo de 2016

Querido Ale:

Dice la ley de Murphy que todo lo que pueda salir mal, saldrá mal. Eso fue exactamente lo que me pasó a mí ayer: después de un día desastroso que me dejó al borde del colapso mental, tres tipos me bombardearon el móvil con súplicas absurdas de perdón y sexo mientras estaba contigo. Lo siento por eso. Y lo siento por mi aspecto, vaya fachas llevaba... Y mira que quería ir divina. Quería impresionarte. Mi careta se me cayó antes de que me la pusiera, fíjate.
Volví a casa caminando en una nube anoche, y te juro que no sé si dormí o no. No recuerdo haberme dormido, no recuerdo haber respertado..., Acabo de desayunar y ni idea de qué. ¿Y este despiste? Será quizá que solo pienso en una cosa. me encantaría poder meterme en mi cabeza y saber qué pensabas anoche, qué se te pasa por la cabeza con la luz de un nuevo día, si la cagué mucho, si se me rompió el filtro cerebro-boca, si a pesar del moño deshecho y la camiseta vieja causé una buena impresión. Al menos pusimos las cartas sobre la mesa, ya sabes a dónde voy, ahora la pregunta está en si estás dispuesto a intentarlo o no.
Sea como fuere, tú le pusiste el toque brillante a un día horrible. Y mereció muchísimo la pena.
Gracias.

20 de mayo de 2016.

Querido Ale:

Pensaba que quizá eras un poco espesito, pero no. Espero por Dios que esto no sea una broma.
Me pregunto si de verdad crees que me creo que cuando llegue a Gran Plaza habrá alguien más. Pero me haré la longui, a ver qué ocurre....
Ojalá hubiera alguien con quien pudiera hablar de esto, alguien que me ayudara a decidir qué ponerme y cómo comportarme. Son las seis de la tarde y ya me he duchado, después de hacer un poco de ejercicio; aunque llevo un buen rato sentada delante de las puertas abiertas del armario. Supongo que debo continuar con la máscara puesta un poco más, y quizá logre engatusarte. Luego supongo que puedo relajarme.
Me convertiría en lo que fuera, en lo que me pidieras.
Sé que no tienes ni idea de qué coño estoy diciendo. No pasa nada. Tú solo... Perdóname por mentirte, aunque las cosas que diga sean verdad.
Nadie que me conozca de verdad me querría.

15 de mayo de 2016

Querido Ale:

Es increíble cómo mis ganas de pisar la universidad se miden en mis ganas de verte. Bueno, a ti y al culo de Luengo (hmmmmm)
Aunque me gustaría que Ezequiel y Fran me dejaran tranquila.
Debo ser kamikaze. ¿por qué tengo tantas ganas de acosarte a miraditas cuando ni siquiera quieres tomarte un café conmigo? Debo estar loca, definitivamente. No sé si he sido demasiado descarada o es que cuanto más calor hace, menos ropa llevo y más cuenta de das de lo que hay debajo de esas sudaderas grandes.
Sigo intentando recordarme que no caben esperanzas, y aún así me da de todo por dentro cuando me sonríes. Lo cual ocurre con cierta frecuencia. Emites señales contradictorias, amigo...

9 de mayo de 2016

Querido Ale:

Me siento como si fuera una persona distinta. No creo que te hayas dado cuenta, pero mi ropa cutre ha pasado a mejor vida y ahora hasta me peino. Es evidente qué (quién) ha motivado mis ganas de vivir de nuevo. Estoy en la luna, y además flirteando contra un muro, porque no me devuelves ni una sonrisa, ni una mirada, ni un guiño. ¡Dame algo de feedback, por dios!
No sé si me gustas o me enfadas.

2 de mayo de 2016

Querido Ale:

No dejo de darle vueltas a nuestra conversación de hoy. Bueno, darle vueltas es un eufemismo... He psico-analizado cada palabra tuya de una manera bastante creepy (para lo que me ha dado el café). Casi agradezco mi suerte.
Hoy me has dicho que eres bajista, y por mucho que trato de imaginarlo, no puedo. ¿Qué tocas? ¿Qué te gusta? ¿Cómo es la gente de tu grupo?
Soy tan predecible... Y yo pensando que, por una vez, no me había colado por un músico. ¿Tendré un sexto sentido?
Como si las cosas no fueran ya lo bastante rarunas, dejaré caer que me parece algo sexy. Y que espero que te vuelvas a quedar sin calderilla un día de estos.

22 de abril de 2016

Querido Ale:

Hay cosas que no se pueden cambiar, da igual cuánto esfuerzo le pongas. Creo que es por eso que me resulta muy frustrante pensar en que no llegaré a gustarte jamás... Sé que no te fijarías en mí, y no solo porque solo tengas ojos para ella. Me doy cuenta de que no soy tu tipo, y me cabrea porque ni aunque me esforzara tendríamos nada en común. Podría aprender sobre algo que te gustara... Pero no podría ser más bajita, ni más delgada, ni tener los ojos azules. Y, ¿De qué me serviría a mi que te enamorases de alguien que no soy? Hace tiempo que vengo pensando que ya no me interesas solo para un polvo esporádico, y cuanto más me gustas, más triste me siento. Mi padre dice que más sabe el diablo por viejo que por diablo, y a mí me parece que Julia es para ti como Dani para mí: ni te quiere ni te deja de querer. Nos tienen comiendo de las palmas de sus manos...
Y yo que quiero comer de la tuya.
Vaya plan.

martes, 27 de noviembre de 2018

18 de abril de 2016

Querido Ale:

Hoy has pasado a mi lado, hablando con Sergio, riendo. Tienes una sonrisa bonita. En realidad, toda tu cara me parece bonita, hay una ingenuidad blanda y suave en ella que me gusta. Siento que podría ser sincera contigo.
Puedo imaginarme acurrucada en tu hombro.
Soñar es gratis (de momento)

13 de abril de 2016

Querido Ale:

Sé que no sabes que existo, pero yo te veo, te escucho. Es más de lo que muchas personas pueden decir de la gente de su entorno.
Me gustaría poder sentarme a charlar un rato contigo, y saber qué más hay detrás de todos esos chistes y el aire despistado que te rodea. Hace tiempo que me pregunto cómo eres, especialmente cuando la miras, y veo esa ternura en tu cara.
Esa mirada de bobo me molesta.
Quisiera que fuera para mí, o que alguien me mirase así alguna vez

Love letters.

Hay una razón por la que me gusta escribir cartas de amor, y también la hay para que nunca las entregue o las envíe. La primera, es que escribir forma parte de mi manera de racionalizar mis propias emociones y reflexionar al respecto; la primera y única de las terapias que traté de seguir y que he mantenido incluso después de dejar de ir al psicólogo. La razón de que ni tú ni nadie hayáis recibido nunca las misivas es que sé que está todo dicho en la historia del Amor, que es predecible y cursi y siempre me da mucha vergüenza. Pero las tengo, están fechadas y guardadas, algunas perdidas entre papeles, otras en formato digital; y son tan tuyas como mías.
Si tú las quieres.

sábado, 17 de noviembre de 2018

Gobbledygook.

Cállate.

Tú no lo entiendes.

Ni sabes ni te importa lo duro que es esto.

No te das cuenta de que si de mí dependiera, preferiría morir a seguir viviendo así.

Así que déjame en paz con tus milongas.

lunes, 12 de noviembre de 2018

Unattainable

Una parte de mí sabe que me estoy dejando ir, pero la realidad es que voy ganándome terreno a mí misma. Con excusas de poco a poco, los días se pasan rápidamente mientras normalizo a mis ojos y a los de los demás mi mala praxis, mientras el hambre se convierte en un sentimiento conocido y reconfortante, mientras recorto calorías de aquí y allá, mientras me concedo a mí misma otros diez o quince minutos más en el gimnasio. Cualquier cosa para aliviar mi culpa, mi impaciencia y mi ansiedad. Esto es más fácil de lo que pensaba, y da miedo..., supongo que porque la parte difícil está dentro de mi cabeza.
Todo va peor que nunca, pero para qué entrar en detalles. Al menos me gustaría tener la valentía de hacer esas pequeñas cosas que me imponía a mí misma, hasta que dejaron de importarme tanto, como desnudarme mirando al espejo a la hora de ducharme, o quitarme la camiseta cuando voy a hacer el amor. Estas cosas parecen lejanas ahora, y yo me siento más débil, más pequeña. 
Pensé que a estas alturas me sentiría mejor.

jueves, 8 de noviembre de 2018

M'aidez?

Soy un trozo de carne.

Qué sentimiento tan peculiar, familiar y malo.

Soy un trozo de carne. 

Como ganado, para disfrute de otro.

Soy un trozo de carne.

Me miro al espejo, y veo eso. Como un animal de cría, se me selecciona por mis atributos físicos.

Soy un trozo de carne.

Es duro que te recuerden que no eres nada. Que no importas, que no interesas.
Las mujeres, yo incluida, tenemos interiorizado que nos van a desear solo por nuestra apariencia en algunas ocasiones en la vida. Aún así, es difícil aceptar que eres prescindible.

Soy un cuerpo.

Cuando hace cuatro años que conoces a una persona, y solo te habla cuando se aburre, el sentimiento de ser utilizada es desagradable. Cuando lo hace porque eres el recambio de su vida sexual, el sentimiento es asqueroso, rancio, insoportable.
Me miro en el espejo, y odio lo que veo incluso más que antes. Porque ahora, mi piel floja y mis tetas mustias son un atractivo para otras personas. Alguien a quien no le importa quién soy, qué me gusta hacer con mi tiempo libre, cuáles son mis aspiraciones de futuro. Para él, solo soy un trozo de carne; el calentón que le ha proporcionado imaginarse, y cito en sus propias palabras, mis tetas botando y mi piel brillante y cubierta de sudor, y a él entre mis piernas, empujando hasta hacerme daño. ¿Por qué a los hombres les excitará que duela? Y a parte de eso, de esa fantasía húmeda, yo no soy nada.
Es un sentimiento familiar, pero hacía mucho tiempo que nadie provocaba este asco en mí. Me imagino que me toca, y la sensación me repele. Me imagino que se excita al mirarme, y quiero cerrar los ojos para no verlo ni recordar lo que se siente. Mi cuerpo es un trozo de carne, y encima de mala calidad. Mi asqueroso cuerpo es lo único que algunos miran cuando me ven, y solo desde su mísera necesidad sexual insatisfecha. 
Mi cuerpo deshecho, usado, de segunda mano. Rebajado a segundo plato, a "si no hay más remedio".
Del resto, nadie quiere saber nada. "Yo te daba", aunque en realidad no te conozco. "Por favor, chúpamela", pero vete después y que nadie te vea salir.

Qué miseria no seré como persona, que solo me quieren como animal.

miércoles, 7 de noviembre de 2018

Good girl, bad girl.

Alguna vez me he preguntado si lo que soy es inherente a mi persona o si mis comportamientos son aprehendidos. Bueno, supongo que es más correcto preguntarme qué porcentaje de mi personalidad responde a cada uno de los criterios.
Lo que quiero decir es que nunca me había parado a pensar en que soy, en el fondo, una mala persona; y si este dato tan revelador es resultado de los valores que se me han inculcado o de que yo misma los aceptara y asumiera. De esta manera, me doy cuenta con la fortaleza de una revelación epifánica de que lo que yo tomaba por integridad moral no es sino egoísmo y afán de protagonismo. Verás, me educaron para ser competitiva, para esforzarme y resaltar; ya sabes que condeno el cansancio y el dolor y procuro asumirlos como una parte inevitable y natural de la vida. Crecí pensando que, naturalmente, las personas tenían capacidades diferentes y quienes se esforzaban más eran, en cierto modo, mejores. El sacrificio también es una virtud que valoro, una cierta tendencia a la martirización silenciosa nunca está de más entre los míos. "El que vale, vale, el que no... comida para perros" es algo que mi padre decía y dice a menudo, dando por hecho que yo valía, ¿podría permitirme el lujo de despreciar a quienes no?
Crecí pensando que los amigos vienen y van y que no se puede confiar en nadie, porque las personas solo quieren obtener beneficio de mí y los míos; así que es totalmente legítimo tener "amigos" hasta en el infierno por si algún día necesito un favor. Para este fin, es necesario destacar, deslumbrar y labrarse un buen nombre. Pero los amigos de verdad..., eso ni siquiera existe.

Puedes darte cuenta del mazazo que supuso para mí ampliar mis círculos y dejar de ser alguien que inspiraba admiración y envidia. Excelente a los 5, del montón a los 15, conforme conocía a más personas que tenían la capacidad de hacerme sombra, no pude sino alimentar mi carácter competitivo. La gente que no tiene dinero debe labrarse la excelencia de otra manera, digo yo.
Así pues, la empatía no es mi fuerte. No soy generosa, ni altruista, pues espero recibir algún tipo de mérito de muchas de las acciones que realizo, ni buena, ni inocente. Tiendo a pensar mal de la gente, soy relativamente reservada y me valgo mucho de mi tatemae.

Así pues, ¿qué importa si soy o me han hecho? la pregunta de verdad es si puedo, si realmente tengo el coraje que requiere cambiar en qué me he convertido.