jueves, 8 de noviembre de 2018

M'aidez?

Soy un trozo de carne.

Qué sentimiento tan peculiar, familiar y malo.

Soy un trozo de carne. 

Como ganado, para disfrute de otro.

Soy un trozo de carne.

Me miro al espejo, y veo eso. Como un animal de cría, se me selecciona por mis atributos físicos.

Soy un trozo de carne.

Es duro que te recuerden que no eres nada. Que no importas, que no interesas.
Las mujeres, yo incluida, tenemos interiorizado que nos van a desear solo por nuestra apariencia en algunas ocasiones en la vida. Aún así, es difícil aceptar que eres prescindible.

Soy un cuerpo.

Cuando hace cuatro años que conoces a una persona, y solo te habla cuando se aburre, el sentimiento de ser utilizada es desagradable. Cuando lo hace porque eres el recambio de su vida sexual, el sentimiento es asqueroso, rancio, insoportable.
Me miro en el espejo, y odio lo que veo incluso más que antes. Porque ahora, mi piel floja y mis tetas mustias son un atractivo para otras personas. Alguien a quien no le importa quién soy, qué me gusta hacer con mi tiempo libre, cuáles son mis aspiraciones de futuro. Para él, solo soy un trozo de carne; el calentón que le ha proporcionado imaginarse, y cito en sus propias palabras, mis tetas botando y mi piel brillante y cubierta de sudor, y a él entre mis piernas, empujando hasta hacerme daño. ¿Por qué a los hombres les excitará que duela? Y a parte de eso, de esa fantasía húmeda, yo no soy nada.
Es un sentimiento familiar, pero hacía mucho tiempo que nadie provocaba este asco en mí. Me imagino que me toca, y la sensación me repele. Me imagino que se excita al mirarme, y quiero cerrar los ojos para no verlo ni recordar lo que se siente. Mi cuerpo es un trozo de carne, y encima de mala calidad. Mi asqueroso cuerpo es lo único que algunos miran cuando me ven, y solo desde su mísera necesidad sexual insatisfecha. 
Mi cuerpo deshecho, usado, de segunda mano. Rebajado a segundo plato, a "si no hay más remedio".
Del resto, nadie quiere saber nada. "Yo te daba", aunque en realidad no te conozco. "Por favor, chúpamela", pero vete después y que nadie te vea salir.

Qué miseria no seré como persona, que solo me quieren como animal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario