lunes, 29 de enero de 2018

Lie to me.

Recuerdo que cuando vine a Japón me indignó la lluvia, la humedad perenne y me enfadaron las bajas nubes grises. Se suponía que el cielo iba a ser lo único familiar de este sitio, y ni siquiera eso fue verdad.
Sin embargo, ahora creo que entiendo lo que quieren decir con eso de que el cielo es el mismo siempre. Cierro los ojos, me dejo acariciar por el calor del sol y aspiro el aire frío. Bien podría estar en casa haciendo esto mismo, no lo sabría a no ser que no abriera los ojos.

domingo, 28 de enero de 2018

Dorm rooms.

Acabo de terminar de limpiar mi habitación, y créeme, nadie había frotado tanto la roña de este nido de bichos desde que abrió. Todo vuelve a tener ese toque impersonal y neutro que dominaba el espacio en septiembre, así que de nuevo me siento extrañamente incómoda, sin saber muy bien dónde sentarme o cómo hallar un rincón cómodo. Supongo que aquí es un poco imposible.
Así que endemientra pongo una canción. O un álbum entero, por qué no:

¡Hasta la próxima!

Llegó el momento de despedirse. 
Todos me abrazan en piña, y pienso las palabras que no puedo decir ahora, porque hay un nudo en mi garganta que no me deja. Espero que les hayan llegado mis sentimientos a todos ellos, a mis amigos de todas partes del mundo, porque lo último que me esperaba, lo que más me ha conmovido de esta experiencia, es lo mucho que me han llegado a importar las personas que ahora forman parte de mi vida.
Así que, por favor, cuidaos. Los que os vais y los que os quedáis aquí.
Sed buenos, seguid aprendiendo, ayudaos los unos a los otros.
Celebrad muchas fiestas, salid de viaje, haced fotos para que yo las pueda ver desde mi rinconcito de este planeta.
Sabed, también, que significáis mucho para mí. Siempre estaré dispuesta a echaros una mano si puedo y lo necesitáis, siempre me acordaré de vosotros. Sabed que sois la única razón por la que me quedaría aquí, porque os quiero, y habéis hecho de esta experiencia lo mejor que me ha pasado en la vida. 
Estoy muy agradecida por todo lo que me habéis dado, cada sorpresa, cada gesto amable, todo lo que me habéis ayudado y enseñado. Os daré las gracias a todos hasta que se me caiga la lengua, porque no merecéis menos.

Y aquí dejaré vuestros nombres para que nunca se me olviden:
Paula, Fanny, Fran, Jesús, Jordi, Mayra, Hanna, Vilma, Adi, Gabe, Umba, James, Tesuya, Shiori, Ken, Paella-man, Kierra, Rera, Kaori, Adri, Ami, Kana.

Y todos los que me falten.
Hasta la próxima, amigos.

miércoles, 24 de enero de 2018

One more, for you.

Open my mouth to breathe the words to you
the words just won't come out so I cried
Write on the canvas built from feelings
emotion persevering inside

It's just one touch to open, one touch to close
one touch to show me not all minds are cold
one touch to loosen, loosen the hold
One touch to free me from falling down on my own.


Not shadow, no darkness, I am falling no more
I've never felt like this before


¿Pre-síndrome post-erasmus?

Creo que el sueño pone las cosas muy en perspectiva, de modo que no me había dado cuenta hasta hoy que a una pequeñísima parte de mí le preocupa un poco el llamado síndrome post-erasmus: dícese de él que es una sensación de estar en el lugar equivocado, dícese de una vida que ya no parece tan intensa ni divertida como lo han sido los pasados meses.
Efectivamente, en mi breve cabezada me he dado cuenta de que mi subconsciente se está preguntando si mi vida en Sevilla me va a parecer anodina. ¿Lo será? sin mis nuevos amigos, sangriadas, escapadas a la metrópolis más grande del mundo, sin abura-soba en Akihabara, con sus luces y sus colores, sin pasear entre boutiques de lujo y crepperías en Harajuku, sin asomarme a la veranda de un hermoso balcón de madera de un templo milenario, pongamos el Kiyomizudera, a observar desde las alturas las curvas que describen las pagodas bajo el dosel de hojas rojas, verdes y amarillas del otoño.
Supongo que mi vida en Japón ha sido bastante entretenida, aunque claro, esa era la idea: huir del oscuro nido de cucarachas que es mi residencia, perseguir la luz solar mientras la hubiera. ¿Será posible que Japón me haya robado el corazón? ¿será posible que lo eche de menos?
Me gusta el cambio de responsabilidades, creo. Es cierto que los horarios lectivos y laborales son estresantes, y que aquí no me espera un plato caliente en la mesa al volver a casa a menos que me lo prepare yo, pero nadie más que mi blog y yo entenderemos que no es lo mismo. La garra de ansiedad que me oprime constantemente el pecho ha desaparecido; esa angustia causada por la condición física de aquellos a los que amo, la preocupación constante de lo que hagan o dejen de hacer..., es como si pudiera respirar hondo por primera vez en mucho tiempo. Es duro admitirlo, pero la distancia realmente te aleja de las personas a las que quieres, aunque eso nunca fuera mi intención.

Sin embargo, creo que mi mente consciente puede tranquilizar mis sentimientos con bastante eficacia. Así te lo digo, cerebro dormido: no voy a tener ocasión de aburrirme. Tengo mi preciosa playa, sol radiante, salitre y arena blanca; maratones de cine con mi hermano, y tenis con mi hermana, y caipirinhas y juegos de cartas, y el emocionante comienzo de un nuevo período lectivo, que es algo que siempre me ha encantado. Me esperan muchas cervezas y muchos abrazos de los amigos que allí tengo, cuyo amor no es menos exclusivo porque quizá lo haya dado por hecho. Tengo pendientes horas y horas de ser amada, adorada y mimada por el hombre al que amo; y, sobre todo, lo que más echo de menos de este paisaje: las sonrisas de mis seres queridos, su calor, sus abrazos, su cariño. Jamás pensé que echaría tanto de menos la humanidad de mi vida.

lunes, 22 de enero de 2018

One last week: records.

Podría estar mirando la nieve para siempre. ráfagas de cristales de hielo revoloteando sorprendentemente rápido, cada uno a su ritmo, ascendiendo con el viento. El ambiente está brumoso, todo es increíblemente blanco, precioso.
Miro a Paula con ternura, sorprendida de que aguante esta ventisca helada solamente por mí, por mi placer infantil de tocar esta papilla blancuzca, amontonarla hasta que me hormigueen los dedos, sin riego por el frío. No lo puedo evitar, la miro y pienso en cuánto la quiero y la voy a echar de menos, pero mi cuerpo se mueve por sí solo y le tiro una gigantesca bola de nieve a la cara. Ella me grita y escupe, atolondrada como siempre.

Snowy dreams.

Hoy, a una semana de irme de Japón, el cielo me ha regalado algo que he ansiado desde niña: nieve.
Cuando el golpeteo de la lluvia contra mi paraguas se hizo menos intenso y creí ver cristales en el suelo, alcé la vista con incredulidad. Efectivamente, y tal como vaticinara el tiempo anoche, un fino aguanieve revoloteaba sobre mi cabeza, mitad hielo, mitad lluvia. No me lo podía creer.
Es magnífico observar el constante descenso de los copos desde la tibieza del tren, donde hasta los japoneses charlaban animadamente sobre el inaudito acontecimiento, pero lo cierto era que me moría por salir del vagón y sentir el frío aguijonazo del viento helado en mi mejilla arrebolada, ver los pequeños cristales de nieve acumulándose en los pliegues de mi chaqueta.
Si abrí el paraguas esta mañana, fue a regañadientes. Me llevo de aquí un sueño cumplido, el de ver un paisaje cubierto de esponjosa nieve, por primera vez en mi vida. Me doy cuenta de que Japón me ha regalado las mejores vistas de mi vida, las que habré de atesorar para siempre en mis sueños.

sábado, 20 de enero de 2018

Oda a la mejor chirigota de los Carnavales de Cádiz 2018.

Tú, que enarbolas tu bandera con más orgullo que nunca,
y hasta en las tipas te araña que quieran romper España ahora, desde Cataluña.
¡Eso sí te toca los cojones!
Que en tu nación hay gente que grita fervientemente que ellos no son españoles.
Y te tiras a la calle haciendo tuya esa guerra, por tu sentimiento patrio,
por tu país, por tu tierra,
por tu gente, que tuvieron que dejar Andalucía,
que a Cataluña se fueron...
y por los que siguen todavía.

Pero qué pena, españolito, que esa rabia no te dio de igual manera
por toda esa gente joven, exiliados españoles, que cruzaron las fronteras
y qué desgracia que te falte patriotismo para salir a echarle huevos
a un gobierno sinvergüenza que está hundiendo en la miseria a tantísimos obreros

Mas tú, adelante, sigue agitando banderitas incansables por la unidad del territorio de tu España,
aunque tu España siga rumiando su hambre.
Tú sigue así, pero aunque a ti te duela, te lo tengo que decir:
en el fondo lo que te hierve en las entrañas es que ellos luchan por su Cataluña lo que tú en tu vida nunca has luchado por tu España.

martes, 16 de enero de 2018

eaB

No estaría mal volver al calor de tu respiración pausada junto a mi oreja.
O a tu boca voraz en mi boca.
A una mano tierna que me acune la cara y me acaricie el pelo.
A tus ojos brillantes cuando sonríes y dices que me amas.
Quisiera un poco de tu mano ávida hurgando entre mis piernas, provocándome, desesperándome.
Quisiera dormirme enredada en tu olor, en tu ropa, en tu blanda suavidad.
Quisiera ver tu adorable cara cuando estás concentrado, y tu lengua se apoya en el labio superior, en ese gesto tan tuyo.
Quisiera volver a pasar mis manos por tu barba.
Me encantaría morderte ahora, por todas partes, sentir tu olor y tu sabor en la lengua.
Y perderme en el mar de miel y caramelo líquido que recorre tus ojos; en la curva roja de tus labios que desciende hacia la risueña comisura; en esa risa burbujeante, catártica, que te sale a borbotones.
Perderme en la voz cálida y vibrante de mi hombre, sabiendo que sus palabras son para mí y nunca han sido para nadie más.

Añoro y anhelo todo eso ahora mismo, no sabes cuánto. En esta fría realidad lúgubre de soledad y nubes grises, no sabes cuánto extraño esos momentos contigo.

domingo, 14 de enero de 2018

Living in the moment.

Fill up my old heart
with you new light.
I'll take all I can
Your love is luminous.


lunes, 8 de enero de 2018

Carried away.

Hoy, curioseando por Facebook, he ido a parar a las fotos de una chica morena, bajita y poco agraciada, abrazada a un hombre que de buena tinta sé que apenas ha pensado en ella durante los últimos meses, un hombre que le ha sido infiel mientras ella le escribía reflexiones recordándole que le amaba y le echaba de menos cada segundo que pasaba sin él. Me he sentido triste y culpable como si yo misma le hubiera hecho algo así a la pobre chica.
Sé que no puedes leerme, Rosi, pero lo cierto es que lamento mucho lo que te está pasando. No te conozco, pero estoy segura de que mereces mucho más que a un idiota que solo se moría por verte para satisfacer sus necesidades sexuales.
Lo siento, Rosi, pareces buena persona, de verdad que sí.

jueves, 4 de enero de 2018

Spring waltz

¿Será que estoy cansada del frío? ¿o será que estoy ansiosa de tu contacto? Por alguna de las dos razones, sueño continuamente que llevo puesto ese vaporoso vestido anaranjado de flores que me regaló mi hermana. Es verano, lo huelo en el aire, lo veo en la luz vibrante y cegadora que tanto he echado de menos desde que vine a Japón. Tumbada en su cama, alzo las piernas y la tela se desliza suavemente hasta mi viente, donde queda arrugada. Luego, un par de manos blancas y cálidas se abren paso por la piel de mis muslos hacia las caderas, suben por debajo de la tela, y parece que el mundo ha estallado en llamas, o que hubiera una tormenta eléctrica dentro de mi cuerpo. Siento más vivas las partes que están en contacto con él que el resto de mi anatomía, una conciencia vibrante de su calor, la incertidumbre de no saber hacia dónde se moverán sus manos ahora.

One of those days.

Hoy es uno de esos días en que solo puedo pensar en el asco que me doy, largas horas en que no me puedo mirar al espejo sin llorar. Uno de esos días en los que me cuesta concentrarme, toda mi piel hormiguea y estoy inestable, completamente inestable, una desequilibrada mental, una loca.
Hoy es uno de esos días en que no puedo comer, porque solo puedo pensar en el asco que me doy tal y como soy, pero tampoco tengo la fuerza de voluntad ni el potencial necesario para cambiar mi cuerpo. Y aunque no hiciera,  ¿de qué serviría? mi mente es el gran problema, mi mente no cambia, es siempre la misma, y también me da asco.
Hoy es uno de esos días en que no me siento deseada ni deseable, en que quiero cubrirme porque me da vergüenza el gran descuido de ser como soy. En que parece que nadie podrá quererme jamás, porque no me lo merezco, porque ni siquiera yo puedo mirarme y me pregunto cómo pueden soportarlo los demás.
Hoy es uno de esos días en los que me gustaría cortar toda mi piel y quitar lo que sea que haya debajo. Uno de esos días en que siento que debería castigarme de alguna manera por mi desgana, mi pereza y mi hastío.
Hoy es uno de los muchos días de mi vida que me costará admitir que existen siquiera cuando recobro mi precario equilibrio, mi suerte de balance, en que de alguna manera puedo tolerarme.

martes, 2 de enero de 2018

Champagne supernova.

Un segundo botellín vacío hace compañía a los recipientes de nuestras cervezas, en la mesa, húmeda de residuos de condensación. Bromas, pullas. Tiene una sonrisa bonita, me gusta verle inclinar la cabeza hacia atrás, entrecerrar los ojos mientras ríe.
Me gusta su presencia silenciosa detrás de mí cuando me toca tirar. Sus manos ocasionalmente rozan las mías, me mira a los ojos y siento que se me derriten los huesos.
Se huele la tensión en los toques ocasionales de la anticipación, en las miradas nerviosas. Todo lo que puedo hacer es imaginar cómo se sentirá su boca sobre mi piel, su calor entibiándome el cuerpo, todo lo que quiero es que me toque por todas partes.