lunes, 22 de enero de 2018

One last week: records.

Podría estar mirando la nieve para siempre. ráfagas de cristales de hielo revoloteando sorprendentemente rápido, cada uno a su ritmo, ascendiendo con el viento. El ambiente está brumoso, todo es increíblemente blanco, precioso.
Miro a Paula con ternura, sorprendida de que aguante esta ventisca helada solamente por mí, por mi placer infantil de tocar esta papilla blancuzca, amontonarla hasta que me hormigueen los dedos, sin riego por el frío. No lo puedo evitar, la miro y pienso en cuánto la quiero y la voy a echar de menos, pero mi cuerpo se mueve por sí solo y le tiro una gigantesca bola de nieve a la cara. Ella me grita y escupe, atolondrada como siempre.

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