domingo, 30 de diciembre de 2012

Burning now.

El vaho empaña los cristales del baño. Se desliza en forma de pequeñas gotitas por los azulejos de la pared, impregnando con su pegajosa humedad todo lo que toca. Paso la mano por el espejo, hasta ver reflejado mi rostro, ligeramente borroso. Con el cabello mojado, pegándose a mi rostro, mi cuello y mis hombros. Mi piel blanca se ve extrañamente difuminada en el cristal.
Apoyada en la pared, me dejo caer al suelo, somnolienta. En realidad no es esa la palabra. Siento una curiosa pesadez apoderándose de mi cuerpo. Excepto de mi brazo izquierdo. Era la parte que más viva percibo.
El dolor, ardoroso, cruza como un ramalazo furioso desde la cara interna del codo hasta los tendones de la mano. Me da tirones si intento moverlo.
¿Era el espejo lo que estaba empañado, o es mi visión? Los ojos se me desenfocan solos. Mi última comida trata de trepar por mi garganta ante la visión del rojo sobre el blanco. El vivo contraste no es lo que me da náuseas. Es la visión de la carne, la piel desgarrada. ¿Qué hace un cúter en mi mano? La hoja produce un tintineo al deslizarse entre los dedos de mi diestra. El sonido me llega como si estuviera sumergida en un estanque lleno de agua. El agua me embota los sentidos. Ya no puedo sentir las baldosas frías bajo mi cuerpo. Ni la toalla a mi alrededor. El rojo crece, es cálido. Me está manchando las piernas, ¿por qué?
Pero basta de hacerme la tonta. El dolor me mantiene lúcida. ¿Por qué no me mata ya? ¿Por qué no deja de quemarme las venas?
Me pesan los párpados, y los cierro. En parte, tengo miedo.
Un golpetazo suena muy fuerte a través de la nebulosa que me envuelve. Y un alarido de dolor pulveriza mis sentidos. No tengo que abrir los ojos. No puedo. Hace frío. Algo me presiona el brazo. Y siento el ardor. Me duele la garganta. ¿He gritado?. Y tiran de mí, me mecen en brazos, pero eso solo hace que me entre más sueño.
Lucho, lo intento una última vez. Y aunque sé que tengo los ojos abiertos, solo percibo oscuridad.

Out of control now.

Lo veía todo en su característica nebulosa gris. ¿Cuándo se dio cuenta de que no podía separar su imaginación de la realidad? Poco importaba. Tenían una importante característica común, y es que ambas existencias eran tremendamente frágiles...Y tristes.
Al salir de la biblioteca, nada parecía demasiado diferente. Las nubes grises ensombreciendo el imponente rascacielos gris. El gris asfalto, precediendo el sinuoso camino hacia su casa. Sintió frío. Una voluta de vaho se escapó de sus labios azulados al suspirar, colocándose bien el bolso sobre el chaleco de lana gris. La carpeta casi se le resbalaba de las manos. La joven echó a andar con la vista fija en todo y en nada, perdida en su realidad paralela. Abstraída. Deseando dejarse caer en su mundo infinitamente, con otras personas, otro patrón de colores.
¿Colores, qué es eso? De pronto los vio. O debería decir que lo vio. Una mancha roja en su campo de visión. Un objeto con forma definida, en su característica nebulosa gris.
Era una camiseta. La camiseta la vestía un chico. Ojos negros, cabello rubio. Casi blanco. Antinatural. El blanco y el negro hacen el gris, pero por algún motivo, ella ni siquiera le dedicó un pensamiento. Solo le miraba con sus ojos, tan vacíos...
La chica a su lado tenía el cabello color ceniza. Los ojos grises. La piel cenicienta.
¿O no?
Realmente, su cabello negro bailaba con elegancia con cada paso que daba. Los ojos podrían ser castaños, o quizá verdes. La expresión ruborizada de su rostro revelaba una intensa felicidad.
Otra vez, ella no supo diferenciar la realidad de su propia perspectiva de vida.
Pero sintió algo. ¡Qué novedoso! Aunque fuese algo como aquello le diera unas curiosas ganas de vivir.
Y así lo hizo, soñando con su propio par de ojos verdes y mejillas rojizas. Soñando que alguien la abrazaba por la espalda y besaba su pómulo dulcemente. Decidió que, por el momento, podría vivir con ello.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Por amor...


Estaba decidida. Completamente. La impresora traqueteó, emitió un zumbido y comenzó a escupir copias de algo. Una veintena de partituras se dispersaron desordenadamente en la bandeja de la vieja HP deskjet 930C.
La chica las recogió todas y abrió el Youtube. Ya había visto lo menos cien versiones de lo que ella pretendía hacer, pero sus motivos eran otros. No era pianista, ni sabía leer partituras. Quería dedicarle su canción favorita a la persona a la que amaba.
Las diferencias no eran muchas entre un cover y otro. Cogió un lápiz de su estuche de Staedtler rojo e hizo algunas anotaciones en las hojas. Cosas para acordarse de qué notas equivalían a qué teclas del piano que antaño perteneciera a su hermana mayor, y que acumulaba polvo en la biblioteca. Luego cerró el Windows XP y apagó el monitor de su ordenador de mesa.
Echó una mirada al escritorio de madera clara antes de marcharse. Los auriculares, un notebook, los libros del instituto, una caja de alpino y una montañita de Post it amarillos. Lapiceros de los Looney Tunes, su estuche, un montón de bolígrafos bic gastados, su preciosa pluma de plata...
Se inclinó junto a la torre, buscando entre los archivadores para trabajos de clase. Introdujo las fotocopias en una carpetita de plástico naranja y cambió de estancia.
El banquito rechinó sobre el mármol blanco del suelo. La joven se sentó en él, cogió una de las partituras y la dejó en el panel de plástico gris ante ella. Luego, vacilante, deslizó los dedos por las teclas, siguiendo el ritmo del Metronome.
Le asignó un par de notas a cada dedo, y comenzó con la izquierda. El ritmo base. Cuando estuvo segura de que podía tocarlo sin mirar siquiera las notas o el blanco folio que tenía delante, colocó la diestra sobre el teclado y trató de darle forma a la canción.
Estuvo toda la tarde tocando. Con la espalda dolorida por la rígida postura y un dolor de cabeza de caballo, se dio una ducha y se acostó.
La tarde siguiente repitió la hazaña. Y la siguiente. Y la otra. Durante días, se sentó ante el teclado, adquiriendo ritmo y soltura, acostumbrándose a las teclas, casi sin mirar las partituras.
La última noche, el día antes de navidad, estaba reventada. Casi terminando de filmar el cover, su dedo se deslizó sobre una tecla a la derecha de la indicada, y la nota discordante se balanceó en un repentino silencio. La chica no supo rectificar e improvisar a tiempo, y su cover casi perfecto acabó en un perfecto titubeo.
Se echó los tirabuzones castaños hacia atrás, bufando. Luego bajó las mangas del jersey, aterida de frío, y se giró hacia la mesa camilla que tenía detrás. Había un té calentito. La teína era muy estimulante, la mantenía despierta, y humeaba largo rato antes de perder el calor. La joven dio un sorbo a la taza y dejó caer la cabeza sobre la mesa, arrugando los restos de una partitura en la mano. La lanzó por los aires hasta aterrizar en la papelera del estudio. Luego cerró los ojos, casi llorando de rabia. No le saldría, no la iba a tener a tiempo, su regalo, su esfuerzo..., menuda decepción iba a suponer para su chico...
Los iris verdosos reaparecieron bajo los párpados, coloreados de dorado para la cena de noche buena. Antes de amanecer, la canción debía estar grabada. Por su chico, por su amor. Debía ser constante y paciente, debía hacerlo bien por él.
Porque lo amaba.
De la carpeta sacó otra copia más de You and I.
Se volvió hacia el piano, recogiéndose las mangas de nuevo. Activó la cámara, y cuando oyó el pitido, ignoró la partitura y escuchó a su corazón.
¿Por qué una canción con un piano? Porque es lo que hace Sungmin en No other. ¿Por qué You and I? Porque la enamora, la hace sonreír entre lágrimas, y porque su letra le recordaba muchísimo a la persona a la que ama. A su conejito.
A las siete de la mañana, una joven española dormía sobre la mesa, de espaldas al piano. En sus manos había una cámara de fotos, apagada y sin batería. Una taza medio llena de té frío. La cascada de rizos oscuros derramándose por la mesa. La joven no se había desmaquillado, ni se había desvestido. Dormía sobre el frío cristal de la mesa camilla con una sonrisa satisfecha y la carne de gallina. Su padre trató de despertarla, sacudiendo su hombro, pero la joven no abrió los ojos. Él arrancó la cámara de sus manos y la cargó en brazos, con cierto esfuerzo, llevándola al dormitorio después.
Ella, como es obvio, no lo recordaba. Cuando abrió los ojos, era pasado el medio día. No estaba desorientada, sabía qué día era, por qué seguía llevando el vestido y las medias, y también el motivo de su dolor de cabeza y las ganas de volver a dormir.
Tanteó bajo la almohada en busca de su Samsung Galaxy S. El wifi estaba encendido, igual que ella, que de pronto se sentía muy despierta, con el estómago maltratado por los nervios y la teína. Tuenti se inició lentamente.
"Te amo. Y feliz navidad <3"
Enterró la cara en la almohada y se echó a llorar.

We both know...

Sentada en su sofá, rodeé mis piernas en un abrazo. Miraba pensativa a mi chico, inclinado junto al lector de Blu Ray. Se puso en pie, y a mí llegaron los crujidos de sus articulaciones. En la película desfilaron los créditos iniciales de la película. Pero yo no los veía. De pronto, no existía nada más que su brazo sobre mis hombros y el apartamento vacío. Me estaba poniendo nerviosa, así que escondí las manos bajo los muslos para que no me viera temblar y apoyé la cabeza en su hombro. Él acariciaba mi pelo.
-Te quiero, conejito.
-Te amo, maicito mío.
Cogió mi barbilla con la diestra y atrajo mi rostro al suyo. Me sudaban las manos. ¿Por qué? ¿Acaso no nos besábamos todos los días Min y yo? ¿Acaso no éramos una pareja?
Pero el beso se prolongó, y nuestras respiraciones se aceleraron juntas. Necesitaba aire, así que viajé por su cuello con mis labios, arrancándole una exclamación ahogada. Ni siquiera él se lo esperaba. Deslicé mi lengua por su cuello. Le clavé los dientes con lascivia. Yo, controlando de una vez.
El pensamiento me dio seguridad. Enredé los dedos en su pelo, haciéndole alzar la cabeza para besar sus labios, con el cuerpo pegado a cada curva del suyo
En ese instante lo quise todo. Sentí que el deseo tomaba el control. Pero él no era de piedra, y me empujó contra los cojines. Sus manos, deseosas de recorrerlo todo, domaron mi cuerpo, memorizaron mis curvas, descubrieron mis secretos. Me estaba volviendo loca. Sus labios, su lengua, su cuerpo, su olor, el placer. La ropa en el suelo, la película olvidada, el ambiente cargado. El calor, el sudor.

Porque ambos lo sabemos. Lo sabemos siempre. Qué, dónde, cuándo, por qué. Todo tiene su respuesta a su lado. Ya sea un paseo por el parque, una tarde lluviosa viendo una película, o una noche haciendo el amor en su cuarto. Aprendí a adorar, a atesorar cada uno de sus "Te amo". Cada cita, cada cena, cada momento a solas. Cada centímetro de ese cuerpo que me pertenece ahora. El amor apasionado, fogoso, intenso, profundo, dulce.
Es único a tu lado, bebé, conejito tonto.

martes, 25 de diciembre de 2012

Black Veil Brides-In the end

In the end, as we fade into the night...
[Al final, mientras nos desvanecemos en la noche...]
Who will tell the story of your life?
[¿Quién va a contar la historia de tu vida?]
In the end...
As my soul's laid to rest, what is left on my body?
[Al final..., mientras mi alma es sepultada, ¿qué queda en mi cuerpo?]
Or am I just a shell?
[¿O soy solo un caparazón?]

And I have fought
[Y he luchado]
And with flesh and bood I commanded an Army
[Y con carne y sangre he dirigido un ejército]
Through it all
[A través de todo]
I have given my heart for a moment of glory!
[¡He entregado mi corazón por un momento de gloria!]
I'VE GIVEN IT ALL
[Lo he entregado todo]

And do will remember you last goodbye?
[¿Y acaso recordarás tu último adiós?]
Cause' it's the eeeeeeeeend, and I'm not afraid
[Porque es el final, y no estoy asustado]
I'm not adraid TO DIE
[No tengo miedo de morir]

Born a Saint
[Nacido santo]
But with every sin I still wanna be holy
[Pero con cada pecado, aún quiero ser puro/sagrado]
I will live again
[Viviré de nuevo]

Who we are
[Quienes somos...]
Isn't how we life, we are more tha our bodies
[No es cómo vivimos, somos más que nuestros cuerpos]
If I fall...
[Si me caigo...]
I will rise back up and relive my glory!
[¡Me levantaré de nuevo y reviviré mi gloria!]


Realismo.

Esta noche de diciembre, quiero establecer una comparativa. Entre dos artistas de géneros completamente distintos: Justin Bieber y Andy Sixx, no solo porque hoy sea el cumpleaños del segundo, sino por una conclusión muy interesante que ha establecido mi lento cerebro hoy.
¿Por qué odio tanto a Justin Bieber? No solo por meterse con otros grupos de música o creerse mejor que nadie. No solo por ser tan asquerosamente pedante. Sino porque su música me da pena. La niña esta estúpida que hizo los vídeos defendiéndole dice llegado a un punto "Las canciones de Justin hablan de amor, y de cosas bonitas, de los niños de África y todo eso..." añadiendo además que el Rock es una música oscura.
Bien, veamos un retazo de dos de las letras de "Justin":
"Y era como, nena, nena, nena
nena, nena, nena, oh. Y yo pensé
que tu siempre serías mía"

"Cuerpo, rock, nena, puedo sentir tu
cuerpo, rock, como una bomba
eres lo más caliente ahora"

El turno de Never Give In, de Black Veil Brides:
"Nunca te rindas, nunca vuelvas atrás.
Cuando te sientas solo, en contra de todo
Nunca te rinda, nunca vuelvas atrás"


Pensad que es oscuro, pensad lo que os de la gana, pero yo tengo muy claro lo que me merece la pena.



Otro año se va.

Y yo tengo que dar las gracias. De verdad, extensas, por esas personas que me han aportado algo.
Gracias a mi madre: Por ser tan fuerte y tan increíble. Por ser la única que me escucha de verdad cuando algo me importa.
A mi padre: Por darme seguridad y amor. Gracias también por sacarme una buena risa, por hacerme entrar en razón, y por ser la perfecta almohada post-cena.
A mi hermana: Por cuidarme, protegerme, e impedir que sea un absoluto desastre.
Gracias a mi hermano por hacer de mi vida lo más ameno posible.
Gracias a Sungminnie, mi babo precioso y perfecto, mi novio, mi amigo, mi hermanito y mi oppa. Por ser mi todo, por esas dedicatorias tan increíbles, por amar tanto a la chica del maíz. Te amo, mi vida.
A mi Eddie, muchas gracias por sacarme del pozo este verano, por quedarse conmigo siempre que se lo pedía, por tener una sonrisa para mí. Por cada momento, y por darme el mote de Fresita.
A Ézhor, por dejarme sin la inocencia que me restaba, por enseñarme tanto. Por esas noches hasta las seis de la mañana bajo la colcha, por sus piropos de camionero, y por esos abrazos que siempre me hacen sentir mucho mejor.
A Maki, por ser la mejor esposa que se puede tener. Gracias por esos besos de una Miku disfrazada. Por convertirme en una perfecta Teko-Tachi. Tu ratoncita de limón te adora, que lo sepas.
Gracias a Silvia, la perfecta novia, la mejor bailarina del mundo. Gracias por iluminar mis días, solecito. 12#, te amo.
A Naya, por supuesto. A mi Hyo Yeon, mi Beasr Sister. Mi mejor amiga. Gracias por mostrarme el mundo en que vivo, por enseñarme la música que ahora me hace feliz, por ser tan bruta y tan escandalosa, es lo que más me gusta de ti. Por esos momentos en los que te quejas y te riño, por dejar que me meta contigo, por ser la perfecta amante en todos mis roles masculinos, y la perfecta amiga on y off rol. Gracias por bailar conmigo, confiar en mí, escucharme, gracias por existir <3
Y por extensión, a todas mis SUGUS 20#, por hacerme la vida más amena
Unas gracias especiales a Sue, por aquellas locuras, por enseñarme a no tomarme la vida tan en serio, por trollear chinos y por el "yo nunca..."
A Elena, Barbie Pagador, Nati, Migue, Ayu, Adry, Marcos, Pablo, Luca, Alba, Pablo, Roger, Geme, Isabel, Paloma, Sebas, Mady, Alberto, Tomás, María, Lucía, Jana, Jairo, Miky, Jose, Josen, Elena, Toni, Rafa, Curro, Sue, Carmen González, Carmen Kinomoto, Ana Olive, Ana Domenech, Tocayo, Jesús, Claudia, Miguel, Álvaro, Javi, Elba, Rocío, Dani, Ainhoa, Kike, Diego, Noa, Fran, Luis, Marina, Hinata, Sergio, Manu, Elia, Antonio, Tess, Emma, David, Selu, Ami, Noame, Elsa, Wotan, Anllelo, Amanda, Yuna, Neuro, Alvin, Hana..., en fin, muchos miles de amigos.
Al propio Sky, por estar tan bueno.
A todos mis amigos del rol, que sois demasiados: Taeyán, Gregoria, Aeji, Taemin, Gdragon Bad Boy, Heartbreaker, Sweetheart, a Brownie, Sexymove, Gyu Hyun, Sungminnie, Jefa, Minzy, Jun Hyohyo, Chunji, Kaew, Doojoon, mi Geme, Min-Ah, Gikwang, Jae Seop, Kwangie, Hyosung, Ssul, Juliette, Hyun Ah, Sica, Jess, SeoBrownie, Andy Biersack, Aki Fuckyou Sadie, Terremoto, The J.Won, Hyde Fuckvamps, RyeoWook, Barbie, Eunhyuk Gulliver, Aegyo Queen, Jinki Fowl, Ganjahzone, Ji Eun, Ram, mi Oppa, The Joker...,
A vuestro lado he tenido todo lo que se pueda desear. Es por eso que me siento feliz de haberos conocido.
Otro agradecimiento especial a Dairagas, Selth, Daraxus, Dani. Por enseñarme tanto, por hacerme la más feliz del mundo durante un tiempo, por bajarme los pies a la tierra, por ser una razón para ser mejor persona. Espero que sepas ser feliz sin mí.
Gracias a los autores que me han hecho volar. Desde Laura Gallego, Isabel Allende, o Gabri hasta Wilkie Collins, Jane Austen o Agatha Christie.
Y a los miles de millones de grupos musicales que me gustan. Desde el rock más extremo hasta el Kpop. Gracias a los que me habéis ilusionado, hecho reír y llorar.
Espero tener otro año más a vuestro lado. Igual de maravilloso que este.

Conejito.

No me había dado cuenta de hasta qué punto dos palabras pueden darle la vuelta a un mundo.
Aquí lo dejo. Dejo un retazo de mi regalo de navidad, escrito por mi pequeño conejito, mi Minnie. Te adoro, pequeño.
[Beasr]

"No quiero que esto me salga mal, bueno, me están molestando por aquí y estoy medio dormido, pero a pesar de eso, yo te voy a escribir algo bonito, o lo que se puede decir bonito.
Aún tengo un par de preguntas que me formulo a mi mismo ¿por qué yo?¿Por qué alguien como tú se ha fijado en alguien como yo? No lo entiendo, teniendo a tanta gente como tienes, te tienes que fijar en el más tonto, pues vaya ¿no crees?
Pero eso me hace feliz, muy feliz, tus palabras me hacen feliz, tus sonrisas me hacen feliz, tu presencia me hace feliz, y que leches, toda tú me haces feliz.
Tenemos nuestras rachas, bueno, yo, porque soy tonto, muy tonto, y me emparanoio yo solo, y como lo que menos me gusta es sufrir, pues huyo de todo.
No quiero hacerte daño, no quiero verte sufrir, quiero que seas muy feliz y si tus sonrisas son por mi, entonces, yo también seré muy feliz. Tu felicidad se está volviendo uno de mis objetivos.
He estado todo este tiempo muy confundido, huyendo de todo, pero alguien me abrió los ojos, y decidí pensar y analizar parte por parte lo que pasaba por mi corazón.
Desde el primer momento que me hablaste, lo hiciste con palabras bonitas, te juro que echo de menos aquellas noches, en las que yo estaba mal, no dejaba de llorar, pero tú venías a decirme cosas que me hacían dejar de llorar y hacían que me olvidara de todo. Todos los días deseaba que fuera por la noche para poder hablar contigo, en serio, y cuando te fuiste lo pase fatal.. Muy mal, de verdad, sentía que me faltaba algo en lo que poder apoyarme incluso me llegué a preguntar si me había enamorado e ti, pero no podía ser, había pasado tan poco tiempo..
Cuando Jessi me dijo que habías vuelto, me faltó poco para agregarte de nuevo, sólo quería volver a escuchar en mi mente tus dulces palabras, esas que me tenían tan obsesionado.
Sé que después me porté muy mal, si, no te hacía mucho caso, pero no sé que pasaba por mi mente, supongo que intentaba olvidarme de todo lo que me atormentaba, y lo hice, me olvidé, pero me traje a mi mismo otros problemas.. ¿Sabes por qué huía de ti? Porque veía que estabas en mejores condiciones con otros que conmigo, te veía muy feliz con ellos, y aunque los siga viendo, porque no cambio, sé que yo también te hago feliz, porque me lo has demostrado.
Cuando volví a estar contigo, me di cuenta que podría volver a ser feliz como antes, y lo soy, mucho.
No sabes lo afortunado que me siento teniéndote, incluso lo soy cuando me comentas, cuando me dedicas fotos, cuando comentas en las mías, incluso cuando le das a me gusta, jo, no lo puedo evitar, sonrío un poco cada vez más.
Me encantan tus palabras y cuando me dedicas tablones, jo, no lo puedo evitar.
No sé que regalarte, no tengo mucha imaginación, o si, pero estoy dormido aún. Así que pienso que el mejor regalo que te puedo hacer es decirte que me he dado cuenta que te amo, pero de verdad, desde mi corazón, y que sólo quiero tu felicidad, lo demás me da igual.
Pido a todo lo que se le pueda pedir estar contigo siempre, compartir cada segundo de mi vida contigo, si hace falta te encadeno a mi, para que no puedas separarte, y taparte entera, para que nadie pueda disfrutar viendo lo hermosa que res. Si, soy muy posesivo, jo, pero no lo puedo evitar, te quiero toda para mi, quiero que todos tus pensamientos sean, míos, tu corazón, tus piernas, tus labios, tus abrazos, tu todo, quiero saber el porque de tus penas, quiero curarte, sanar tus heridas, quiero limpiar tus lagrimas, lo quiero todo... Jo... Y ya no sé que más decirte, creo que sobran palabras ahora mismo, es más, me faltan palabras para decírtelo todo, te lo diré poco a poco.
Te amo, maíz mío."

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Casualidades.

A nadie le apetece dar Educación física a última hora. Sea el día que sea, todos estamos mucho más agotados.
No es que tuviera especiales ganas de llegar al polideportivo, así que por una vez acompañé a mi mejor amiga a cambiarse de ropa. Para mí era mucho más cómodo ir directamente en leggins, pero a ella nunca le ha gustado venir a clase con ropa de deporte.
Tenía unas ganas inmensas de apoyarme contra la pared, pero los sucios azulejos de los baños de primaria no me inspiraban mucha confianza. Bueno -me dije a mí misma- peor están los de secundaria y nos pillan más lejos.
Allí estaba yo como una gran amiga gilipollas. A la espalda mi pesada y fea mochila blanca. En las manos, los vaqueros de mi amiga, los leggins de mi amiga, su mochila y creo recordar que también mi sudadera.
Alargó la mano para coger las mallas negras y luchó por embutir su enorme culo en ellas. Mi pelea contra la risa era más dura, y gané. Le eché encima todas sus porquerías tan pronto como vi sus manos libres, con un quejido, y me asomé al decrépito espejo. Entre la suciedad y las marcas de agua distinguí mi rostro, redondo, pálido y moteado de pecas en las rosadas mejillas. Una mueca de asco deformaba mis finos labios, y los ojos se veían excesivamente grandes sin la negra capa de maquillaje. Mis rizos surgían de la cola de caballo que había recogido a la altura de mi coronilla para la clase de gimnasia. Totalmente anodina, una muchacha morena normal y corriente.
Salí de aquel hedor con el estómago descompuesto. El aire húmedo del exterior, siempre impregnado del polvo proveniente de albero, me supo a gloria.
-Vamos, anda-le espeté lacónicamente a mi pava mejor amiga.
Ambas desfilamos hacia el gimnasio, con las ventanas de la sala de profesores a nuestra izquierda. También desfilaron, situadas en posiciones equidistantes, las oscuras y semivacías estanterías de la biblioteca del centro. Mi rictus despectivo se hizo más pronunciado.
No, decididamente aquel no estaba siendo un buen día. Agobiaba pensar que aún quedaban tres días más para el fin de semana, que a efectos prácticos consistía de un solo día para levantarse tarde y no hacer absolutamente nada.
La clase ya había comenzado, y ambas nos precipitamos hacia el gentío para mezclarnos con él.
-Este trimestre empezamos con bailes-anunciaba la profesora Halcombe con su potente y gangosa voz- y hoy, en concreto, aprenderemos los bailes de salón. Volved a dividíos en las parejas que hicimos al principio de la clase.
No sentí ningún tipo de temor, podría ponerme con Xana. La profesora captó la significativa mirada que ambas nos dirigíamos y chasqueó la lengua.
-Parejas mixtas, chicas. Si no, ¿cómo sabríais quién guía?
Sentí cómo la sangre huía de mi rostro. Si todas las parejas estaban formadas ya, ¿con quién diablos iba a bailar yo, con lo patosa que soy?
Una figura alta y delgada irrumpió en el Polideportivo.
-¡Llega tarde!-gruñó la profesora Halcombe-Por amor de Dios, señor Burnwook ¿qué hacía?
-Cambiarme de ropa, profesora.
Xana y yo volvimos a cruzar nuestras miradas. No le habíamos visto ir hacia los vestuarios, ni siquiera hacia los baños masculinos. Qué curioso.
-Bueno, señor Burnwook, parejas mixtas. Haga el favor de ponerse con Helena y reunirse con el resto de la clase.
-¿Y yo, profesora?-intervino Xana
-Usted servirá de ejemplo poniéndose conmigo, señorita Glyde.
Ella agachó la cabeza. Probablemente, tenía la esperanza de que le dejaran alternarse conmigo para bailar con Lyam Burnwook. Todas las chicas del curso habrían querido bailar con él, muy probablemente. Su aire de seductor atraía a las mujeres como la sangre a un mosquito. Sus ojos azules y ese rebelde cabello castaño claro, unidos a su bonita sonrisa, detenían cualquier corazón.
Yo no quería admitir que también me derretía bajo esos ojos como un cielo plomizo. Era discreta, y había tenido suerte de que no me lo hubieran preguntado nunca.
Sin mirarlo, me encaminé a la fila. Las parejas estaban situadas una frente a la otra, y a su izquierda la profesora Halcombe aguardaba junto a Xana. Le guiñé un ojo al pasar a su lado.
-Mirad todos, por favor.
La señorita Halcombe puso una mano en la cintura de Xana, sosteniendo la otra con la diestra. Muy lentamente comenzó a reproducir los pasos. Traté de memorizarlos, aunque era consciente de que Lyam debía llevarme a mí.
-Intentadlo ahora.
¿Qué? Había perdido el hilo por completo. "No debes mirarle a los ojos" Me recordé fervientemente. Podría perder el control de mi expresión y mostrar lo que de verdad pensaba.
Apenas sentí la presión de su mano, firme, sobre mi cintura. Él mismo levantó mi brazo inerte "¿Qué estás haciendo"? me gruñí en mi fuero interno. Desperté lo justo para dar los primeros pasos correctamente.
-Bien, bien chicos. Ahora, con música. Repetidlos hasta que yo os diga y comenzaremos el siguiente compás.
Pulsó el play en el radiocasete y Lyam Burnwook tiró de mi cuerpo. Me sentí rígida.
-Helena, esto no va a salir si no te relajas-susurró.
La caricia de su voz fue más que suficiente para hacer mis pasos más fluidos. Armándome de valor, levanté mis ojos castaños de cervatillo asustado. Y terminé de volverme loca.
-Mucho mejor-aprobó.
-No acostumbro a que me lleven-balbuceé haciendo una mueca.
Él se echó a reír suavemente
-Entonces, ¿eres más dominante que pasiva?
Sentía el corazón como una bomba. En la garganta, en las sienes..., me asustaba que Lyam pudiera percibirlo en mi mano.
-Me gusta que me bailen el agua-repuse en tono peligroso.
Me gustó ver sus ojos reluciendo sorprendidos. Me erguí un poco al percibir a la profesora Halcombe cerca, pero pasó de largo.
-He tenido suerte de no bailar con Xana-dijo de pronto.
-Es mejor que yo para esto-la defendí
-No lo pongo en duda. Pero yo prefería bailar contigo.
Mi corazón parecía el batir de alas de un colibrí. O las palas de un helicóptero. Me sentía como si pudiera echar a volar.
-¿Por qué?
-Porque quiero conocerte mejor...
El timbre que ponía fin a las clases de ese día se hizo oír por encima de nuestras voces. Percibí miradas hostiles en mi nuca, que se transformaban en cordiales sonrisas a mis ojos.
Mi pareja de baile parecía reacio a soltarme. Jamás habíamos estado tan cerca el uno del otro.
-¡Una cosa más!-gritó la profesora Halcombe- No olvidéis quién es vuestro compañero, ¡Se mantendrán las parejas en la próxima clase!
Sentí un estallido de júbilo en el pecho.
-Qué bien-comenté socarronamente a Lyam-vas a poder darme clases de baile.
Y, dedicándole mi mejor sonrisa, desaparecí de allí.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Regret Message.

Quisiera arrepentirme. Arrepentirme de haber hecho lo correcto, ya que no me llevó a ser feliz. Volver atrás en el tiempo 242 días y decirle que lo siento, que me he equivocado, que le amo. Repetírselo el resto de mi vida.
Al menos entonces estaba luchando por lo que creía que me iba a hacer feliz.
Y saber que me quedé a centímetros de rozar ese cielo que me prometían los cuentos..., ¡Da tanta rabia...! ¡qué frustrante! Pude ser la mujer más feliz sobre la tierra. Dieciocho meses después de decidir que me la iba a jugar, estaba en la meta, lista para llegar antes, ser mejor y llevarme mi premio.
Pero hice lo correcto y el cristal se rompió en mil pedazos, distorsionando la realidad. Lo que yo veía reflejado eran los pobres trozos de un sueño, el principio del fin. Y el cristal se desintegró.
No estaba asustada, pero ahora sí. Me da miedo seguir recordándole a diario, echándole de menos, porque sé que no voy a salir adelante en mucho tiempo.
Pude ser la chica a la que él viniera a buscar,
Pude ser la chica a la que él besara.
Pude haber conocido a sus amigos, a su familia.
Pude haber estado en su casa.
Pude haber dormido a su lado.
Pude haberle entregado todo lo que siempre quise de una vez por todas. Mi corazón, mi mente, mi alma, mi cuerpo, mis palabras, mi voluntad.
¡Al carajo la sumisión! ¡Haré lo que me pidas! ¡Vuelve!
No, no, no, no, no. No está bien. Puedo hacer daño a mucha gente.
¡Pero es mi felicidad! Es la cuestión de estar radiante de nuevo. Es tenerlo todo, ¡Todo! Aunque sea difícil, haya peleas y las esperas me desesperen. Aunque él dude de mí. Es tan fácil como apretar un botón y decirle que lo siento, que me he equivocado, que le amo. Para siempre. Aunque sea inútil. Aunque me hunda cada día más. No puede ser en vano.
¡Podía haberle hecho feliz! ¡Podría haber sido tan fácil como perdonar!
Podía, pero no fue.
Y yo pago las consecuencias.