jueves, 26 de diciembre de 2013

Step by step

Tengo la sensación de que me vas a dejar.
Tú me das todas esas excusas...
Tu frío "adiós" se sentía diferente a los demás
¡Pero yo no puedo dejarte ir!
Porque te amo.

Me dijiste muchos "te quiero", pero ahora,
¿por qué me estás diciendo adiós?
Por favor, no te vayas, no te vayas.
Por favor, no me digas adiós
¿Puedes, por favor, mirarme de nuevo una sola vez?
Por favor, no te vayas, no te vayas, no me gustan las despedidas tristes.
Porque te amo, vuelve a mí.
Paso a paso,
uno, dos, tres.
El tiempo, largo tiempo, te borrará.
Sin embargo, cada día será como una tortura.
Será una tortura, para mí.

No digas no, no, no.
No evites mis ojos.
Paso a paso, ¿por qué intentas irte más y más lejos de mí?
No digas no, no, no,
No me gusta ese tipo de mirada.
Te lo suplico, así, con lágrimas.

sábado, 21 de diciembre de 2013

I'm trapped...

No puedo moverme, ¿por qué cada vez me siento más pesada?
Quiero tocarte, pero estoy en esta negra oscuridad...
Me estoy cansando, creo que estoy soñando sola
Quiero olvidarte.
Quiero volar.
Quiero dejarte ir.
Quiero ser... libre.


Extraño el sonido de tus pasos,

¿Por dónde caminas ahora?

Scared of what.

El miedo no es el gusanito cuando la montaña rusa cae, ni el retortijón de las tripas cuando te van a dar tu examen. El miedo tampoco es la sensación de angustia que precede a las pesadillas.
El miedo es más como la incertidumbre, la impotencia y el enfado. Es frustrante en su esencia, porque no puedes conocer la respuesta, el método, o el futuro.
El miedo está en el goteo de un suero, en el pitido de una máquina. En los grados que marca el termómetro y en cómo la piel envuelve como papel al hueso. El miedo está en el latido de un corazón que no tiene fuerzas.
Ese es mi miedo.

And I'll stop...

Oigo las palabras como si estuviera por debajo del agua.
¿Distantes, apagadas, distorsionadas? Amortiguadas por un halo de turbación.
Sé lo que me espera, aunque aún no lo acepto.

Solo al pie de la escalera, el miedo toma posesión.
Un desasosiego con nombre y forma merodeando en los límites de mi pecho.
Y me invade un sudor frío según asciendo, como si la temperatura bajase
y yo estuviera cansada de caminar.

Puedo oír mi propio corazón por encima del sonido de mis pasos,
puedo oír mi propia voz, dentro del cerebro, lamentando.
Lamento lo que pude hacer y no hice,
lamento saber lo que sé.

Y pararé, sé que cuando esté en la cima tendré que detenerme y pensar...,
pensar nunca ha sido bueno para mí.

Pero ya no puedo hacer nada, porque estoy delante de la puerta,
pienso en cualquier cosa para no entrar y enfrentarme a la verdad.
Pienso en tocar la madera, o sentarme unos minutos en un escalón...
la verdad es que no sé por qué corre tanto mi corazón,
pero ojalá estuviera tan cansado como yo.
Ojalá se detuviese ahora que aún puede.
Pero no, tengo la mano sobre el pomo,
y ya no hay vuelta atrás,
porque la puerta se abre y yo no puedo cubrir mis orejas.

Quisiera que hubiera alguien que me dijese que es mentira,
un malentendido. Que me he equivocado, como siempre.
Ahora parece que es mi cabeza la que está latiendo contra los huesos de mi cráneo,
como si gritase al corazón: <<detente, es mi turno ahora>>
Pero no hace caso.
Nadie hace caso a mi cerebro, ni siquiera yo.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Trying...

Lo estoy intentando con todas mis fuerzas, lo prometo. ¡Qué mal momento para ser adolescente! ¡Qué mal momento he escogido para recordar tu perfil hasta en las formas de las nubes y los dibujos de las baldosas! Aunque si algo bueno tiene este momento... es que la música aún me consuela, me hace feliz, y sobre todas las cosas me hace llorar.
Solo deseo tumbarme a escuchar nuestras canciones una y otra vez, pero eso también es adolescente, y yo he decidido llevar esto como una persona madura.
¿Qué debo hacer conmigo misma...?
Menos mal que aún me queda esto. Eso y mis canciones. Esto... y mis recuerdos...

Daydream

Esta es una de esas canciones que me hacen llorar y me tranquilizan a la vez. En parte por mi propio y particular "fenómeno fan", en parte porque es una canción preciosa... del estilo de aquella de Jung Yonghwa que tanto me gusta.
Y supongo que porque también le echo mucho de menos, claro.
<<Tapo mis oídos y trato de escucharte.
Cierro mis ojos y trato de dibujarte.
A pesar de que te has alejado, te has ido
ni siquiera puedo retenerte dentro de los recuerdos.
Estoy prolongándolo...
los recuerdos de nuestro amor pasado están jugando conmigo
de nuevo, una vez más.
Que acabemos solo así, no lo puedo creer.
A este ritmo...
¿Qué hago? ¿Qué hago con todas aquellas promesas?

Incluso cuando estoy herida, solo puedo seguir viviendo si te tengo.
La vida sin ti es como la muerte para mí.
No puedo seguir adelante; no puedo volver atrás.
¿Qué debo hacer? ¿qué debo hacer conmigo misma?

Morir triste (desde ese día en que te fuiste)
Morir triste (desde ese día en que me abandonaste)
Desde entonces, he estado cayendo poco a poco.
De nuevo, una vez más...
Que acabemos aquí, no lo quiero creer, 
¿qué hago? ¿qué debo hacer con todas las numerosas promesas...?>>

I'll keep being me

Dicen que me notan rara, tampoco es que yo me sienta muy feliz.
Es como...¿qué hago? Bueno, no tengo grandes razones para preocuparme, pero así es.
Las pesadillas no ayudan gran cosa...
Creo que mi hermano tiene razón y pienso demasiado. Debería concentrarme en que no se me cayera la sonrisa de la cara, en salir un poco más y reírme mucho, pero así no soy yo, y no sé si quiero seguir fingiendo que me gusta mi forma de llevar mi propia vida.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Hello and goodbye.

La primera vez que entré en ese aula, me distrajeron la penumbra y el olor a incienso que emanaba de una serie de velas blancas.
Las sillas estaban distribuidas formando un círculo en torno a la mesa del profesor, a la altura de una columna blanca cuya pintura se desvanecía a parchetones. Había un escenario detrás, un escenario azul con cajas, objetos altos cubiertos con viejos pedazos de lona y tela y algunos instrumentos musicales.
El profesor estaba sentado en una silla. Era un hombre grande y bastante mayor. Sus ojos, negros y risueños, brillaban entre una miríada de arruguitas, que formaban un abanico sobre su piel. Vestía un poncho a rayas muy descolorido, una camisa de manga corta debajo y unos pantalones pulcramente planchados que dejaban entrever unos dispares calcetines amarillos y azules. Tenía su escaso pelo recogido en una larga coleta colmada de tirabuzones.
Fruncía los labios mientras nos estudiaba, allí, jóvenes alumnos de doce años. Estábamos cohibidos, pegados unos a otros.
-¡Venid pequeñas libélulas!
Tenía una voz extraña. Era profunda, ronroneante y aguda a la vez, y el hecho de que hablase a gorgoritos -como si estuviera cantando ópera- no ayudaba en absoluto. El tono variaba en mitad de las palabras sin ton ni voz, parecía jubiloso y extraordinariamente serio a la vez.

Recuerdo muy bien su aspecto. Recuerdo su voz. Sus excentricidades. ¿Quién no? como todos los genios, estaba loco. Y es que, tras la infinidad de disparates que soltaba de cuando en cuando, se escondían razonamientos que entonces solo pude almacenar. Nos enseñó a criticar, a trabajar en equipo y a amar el teatro. A afrontar los problemas, a relajarnos, a exaltarnos. Aprendimos a preguntar menos y a pensar más
Aún hoy no estoy muy segura de lo que Ramón Guzmán, como profesor o como persona, significó para mí. ¿Un profesor de valores morales? ¿de teatro? quizá sería más acertado llamarlo Maestro de la vida.
El colegio Aljarafe, el Teatro y el mundo entero ha perdido a una persona impresionante.
Nosotros vamos a recordarte, Ramón. DEP.

Se ha ido.

<<Alguien se arrodilla al lado de su rostro y le cierra los ojos. Qué estupidez, ¿por qué la gente finge que la muerte es como dormir? No lo es, no lo es en absoluto.
Algo dentro de mí se derrumba. Tengo el pecho tirante, me duele, me cuesta respirar. Caigo al suelo, la piedra me raspa las rodillas. [...] Debería haberlo sabido. Me llevo las manos al pecho en in vano intento de aliviar la presión.
Cuando parpadeo veo la parte de arriba de su cabeza mientras me lleva a cuestas al comedor. Noto el rebote de sus cuerpos. Es grande, cálido y torpe. No, era.
Eso es la muerte, cambiar de "es" a "era".>>