miércoles, 4 de diciembre de 2013

Hello and goodbye.

La primera vez que entré en ese aula, me distrajeron la penumbra y el olor a incienso que emanaba de una serie de velas blancas.
Las sillas estaban distribuidas formando un círculo en torno a la mesa del profesor, a la altura de una columna blanca cuya pintura se desvanecía a parchetones. Había un escenario detrás, un escenario azul con cajas, objetos altos cubiertos con viejos pedazos de lona y tela y algunos instrumentos musicales.
El profesor estaba sentado en una silla. Era un hombre grande y bastante mayor. Sus ojos, negros y risueños, brillaban entre una miríada de arruguitas, que formaban un abanico sobre su piel. Vestía un poncho a rayas muy descolorido, una camisa de manga corta debajo y unos pantalones pulcramente planchados que dejaban entrever unos dispares calcetines amarillos y azules. Tenía su escaso pelo recogido en una larga coleta colmada de tirabuzones.
Fruncía los labios mientras nos estudiaba, allí, jóvenes alumnos de doce años. Estábamos cohibidos, pegados unos a otros.
-¡Venid pequeñas libélulas!
Tenía una voz extraña. Era profunda, ronroneante y aguda a la vez, y el hecho de que hablase a gorgoritos -como si estuviera cantando ópera- no ayudaba en absoluto. El tono variaba en mitad de las palabras sin ton ni voz, parecía jubiloso y extraordinariamente serio a la vez.

Recuerdo muy bien su aspecto. Recuerdo su voz. Sus excentricidades. ¿Quién no? como todos los genios, estaba loco. Y es que, tras la infinidad de disparates que soltaba de cuando en cuando, se escondían razonamientos que entonces solo pude almacenar. Nos enseñó a criticar, a trabajar en equipo y a amar el teatro. A afrontar los problemas, a relajarnos, a exaltarnos. Aprendimos a preguntar menos y a pensar más
Aún hoy no estoy muy segura de lo que Ramón Guzmán, como profesor o como persona, significó para mí. ¿Un profesor de valores morales? ¿de teatro? quizá sería más acertado llamarlo Maestro de la vida.
El colegio Aljarafe, el Teatro y el mundo entero ha perdido a una persona impresionante.
Nosotros vamos a recordarte, Ramón. DEP.

No hay comentarios:

Publicar un comentario