jueves, 12 de junio de 2014

Ed.

Ni te necesitaba ni quería necesitarte, es fácil decir eso. Después de un mes sin saber absolutamente una palabra de ti, sentí que podía seguir adelante sin ningún problema, porque al fin y al cabo ya había sobrevivido tiempo suficiente. El problema viene cuando reapareces para pasar conmigo todo el día, como antes, como siempre, con toda la naturalidad, con una sonrisa enorme y la sensación de estar flotando sobre una brisa de verano, sabiendo que ya no hay nada que pueda afectarme. Lo peor ha sido que pensaba que todo iba perfectamente hasta que me he vuelto a sentir bien, hasta que has estado conmigo, con tranquilidad. Hasta que he dejado un poco de lado mis obligaciones para dedicarme al único y perenne placer de quererte, porque estoy cansada de síes y noes, porque no voy a dejar de quererte después de besar a otra persona, o aunque tú beses a cientos más, aunque me sienta traicionada o sienta que te traicione, eso no significa nada, porque luego estamos juntos, y me haces reír, y sonrojarme, y sentir que el mundo es mío, como solo una vez ha ocurrido antes.
Es duro, porque durante mucho tiempo estuve a tiempo de huir, porque las mariposas aún no tenían fuerza para revolotear, pero los cadáveres de sus predecesoras estaban aún frescos en algún lugar entre mi estómago y mi útero y yo no quería acabar como ellos, fría y muerta, un pobre despojo de una hermosa criatura viviente. Yo quería volver a sentirme ilusionada por algo, y ahí estabas tú, con tus palabras, con tus gestos, para hacerme sentir una persona humana otra vez, así que me alenté a mí misma a precipitarme en el sentimiento de lleno.
Y ahora que ya no cabe la duda, ocurre lo mismo que ocurre siempre, me equivoqué, me lancé hacia un futuro dolor para librarme de un pasado dolor, y aunque siento que son una pobre sombra de lo que podrían haber sido, de lo que fueron, eso no quita que exista una carga equivalente de celos, de nostalgia, de miedo, de inseguridad, y que tus idas y venidas me quiten las ganas hasta de seguir viviendo.
Coño, Cris, tú solías ser inteligente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario