La pena.
Tengo que sentirla, abrazarla y aprender de ella.
Gracias, cuerpo, por permitirme seguir viviendo. Perdóname por haberte expuesto a esto, no nos lo merecíamos. No ha merecido la pena, pues son muy pocas cosas buenas las que me llevo y un dolor tan inmenso que no me cabe en el pecho, pero tenía que intentarlo.
Me sale pedir que me arranquen el corazón, yo no quiero sentir esto más; pero no puede ser, debo vivir esto y aprender a perdonarme por tantos errores.
Gracias, cuerpo, por saber respirar entre tanto sollozo.
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