Se me escapa entre los dedos, y no soy capaz de asirlo. Finjo que tengo el control, mordiendo esta rabia que sabe a hiel y que empaña lo que debió ser ni más ni menos que un espacio de tiempo hermoso y pleno de paz y cariño.
En el silencio cargado de cosas por decir, en la ausencia, en la pérdida, en el abandono..., ahí te encuentro. Te miro sorprendida y me pregunto quién narices eres y por qué demonios iba yo a querer algo así en mi vida. Con la preocupación como telón de fondo y con una tristeza infinita intento aún animarte, idiota de mí. Celos, vaivenes y culpa.
Y ni un solo gesto de amor.
Necesito un motivo.
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