A veces te miro, te beso, te busco o te abrazo y tú me preguntas que qué me pasa. La mayor parte del tiempo no lo puedo expresar con palabras, aunque sé que tu piel me entiende. Se me ocurre que ojalá tuviera el superpoder ese del que alardea Nessie en Amanecer y proyectar mis pensamientos y mis sentimientos hacia fuera, de manera que pudieras percibir cada escalofrío que me recorre con el peso de tu mirada en la piel, cada ramalazo de placer relampagueante con el simple roce de tus manos en el rostro, el pesado regurgitar de emociones que le sigue a un beso e incluso, por qué no, cada instante que paso en blanco, absolutamente perdida en tu sonrisa.
Si yo pudiera regalarte mi percepción física y mental del amor, creo que incluso te abrumaría. No podrías cerrar los ojos sin verte al otro lado, ni estar consciente significa escapar a los sueños..., especialmente a los que se hacen realidad.
Te amo.
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