viernes, 5 de diciembre de 2014

Me and my circunstances.

Felicidad. Llevo horas pensando qué puñetas será la felicidad, y no porque no la entienda, supongo que simplemente me siento un poco filósofa y he estado intentando definirla, pero del largo proceso de reflexión que ha surgido a raíz de mis estúpidas pretensiones solo he obtenido un sinfín de preguntas retóricas (y un considerable dolor de cabeza.
Mientras Carlos III y sus despóticamente ilustradas reformas claman por mi atención, yo me dedico a darle vueltas a la cabeza. La felicidad ¿es un sentimiento, o un estado? ¿se puede prolongar en el tiempo? ¿se siente igual para todo el mundo, aunque su duración y sus causas difieran? ¿o se limita a "soy yo, y mis circunstancias", la idea que defiende también mi hermano?
Creo que, después de tanto tiempo saboreando una pacífica y estable felicidad, podría definirla como un estado prolongado en el tiempo, caracterizado por una permanente sensación de bienestar, que surge de la autorrealización y, efectivamente, de las circunstancias. De esta forma, el cambio en mi mentalidad propició el desarrollo efectivo de esta situación, que se ha venido prolongando durante alrededor de dos años a pesar de las distintas coyunturas negativas que he atravesado de forma temporal. Incluso en esos casos, aunque sean semanas o meses de apatía y tristeza, no puedo decir que sea exactamente infeliz, porque no creo que esta emoción desaparezca con tanta facilidad.
Mi padre, en cambio, me hablaba de la felicidad como un sentimiento increíblemente voluble, motivado en parte por aquellos hechos puntuales de la vida que producían sensaciones positivas en nosotros. ¿Qué definición es más válida? ¿soy realmente feliz, o solo una persona positiva? También me han insinuado más de una vez que solo soy feliz porque no he vivido suficiente como para no serlo, idea con la cual estoy parcialmente en desacuerdo. ¿Es el no-conocimiento (o la ignorancia) fuente de la felicidad, como sostenía Pío Baroja en El árbol de la ciencia?  Ésta no es necesariamente una pregunta retórica, pues podría ser cierto que los ignorantes son más felices  siempre que no sepan de la existencia del conocimiento (o sean más bien vagos y poco curiosos)
Por supuesto, y dado que no existe conocimiento certero sobre un término tan subjetivo como la felicidad, nadie podrá responder jamás a mis dudas, y supongo que podréis imaginar el desconsuelo que supone eso... al menos mientras Carlos III siga reclamando mi atención.

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