lunes, 29 de diciembre de 2014

Altruism.

-¿Vas a hacer galletas?
-Sí.
-¿Y eso?
-Me apetecía, solo eso.
Mentira. Bueno, no del todo, siempre me ha encantado hacer repostería, aunque no con un catarro monumental y el cuerpo lleno de agujetas...
No sé desde cuando mi tonto hobbie culinario sustituyó a la escritura como forma de relax..., o la complementó, en todo caso, porque la masa está reposando ahora mismo en el frigorífico.
Por un instante he tratado de convencerme de que estaba aburrida de estar acostada viendo series desde ayer, como si algo así pudiera aburrirme. Luego me he imaginado diciendo que necesitaba estirarme y acabar con este mal cuerpo, estoy muy poco acostumbrada a la debilidad...
Más tarde he pensado que son las galletas favoritas de mi madre, y que las estaba haciendo para darle una sorpresa.
Pero ni siquiera eso. No soy tan altruista, o quizá sí, pero me he dado cuenta de que necesitaba pensar, de que ya no estaba prestando atención a lo que hacía, veía o escuchaba.
No me había dado cuenta de hasta qué punto puedo tener la cabeza activa en un período de... Apagón cerebral, lo que se supone que deben ser unas vacaciones, ¿cuántas preguntas retóricas puede acumular un cerebro que dormita?
Así pues me he preguntado a mí misma por mis sentimientos. ¿Por qué me siento culpable cuando mamá dice que está gorda? ¿Por qué no tomo cartas en el asunto y elimino mis inseguridades? ¿Qué siento por Curro? ¿Por qué no me llama? ¿Por qué no lo llamo yo? Ni siquiera quiero darle muchas vueltas a lo que hubo entre nosotros, o a por qué me lo imagino como algo que no puede ser. ¿Tendrá Esse razón? Quizá debería cortar nuestra relación de raíz.
Vuelvo a sentirme atrapada dentro de mi misma ciudad. Daría lo que fuera por escapar a miles de kilómetros de distancia, lejos de algunas personas y lejos (todo lo posible) del instituto; y por otro lado una parte de mí quiere aferrarse a lo que conozco. A mi casita, al cielo azul  (lo único perfecto del verano) y las plantas, mi familia, mis amigos. Creo que uns parte de la añoranza que siento por el extranjero es culpa de las series... Por un lado porque las veo en inglés, empiezo a pensar y a escribir en ese idioma y siento que el mío es un error. Que nací en el lugar equivocado, entre la gente equivocada. Y a pesar de todo lo bueno de mi país, yo querría pasear por Londres o tener un loft en Chicago, o vivir en un lujoso rascacielos de Seúl
Pero eso es solo porque fantaseo una barbaridad.
En lugar de resolver ninguna de mis cuestiones, me pongo música y fantaseo con lugares que apenas conozco, y me dejo llevar por el olor de la vainilla y la mantequilla, del chocolate fundido y la masa dulce de las galletas danesas que más le gustan a mi madre. ¿A que al final esa receta me representa a mí más que a la pobre Amanda?

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