lunes, 15 de diciembre de 2014

Careless

Tengo esa horrible sensación de estar descuidando todo.
El viento me llama con su roce y me distrae con su color, y de buenas a primeras he volado lejos de todo cuanto amo.
Hacía mucho que no me tumbaba en la cama con mamá hasta dormirnos las dos; que no esperaba toda la larga sobremesa solo hablando con papá acerca de cualquier cosa. Ha pasado un largo tiempo desde que bailoteé por la casa limpiando y cantando con él a viva voz. Y echaba de menos jugar un rato con mil hermano a cualquier cosa, aunque pierda en todo, como echaba de menos cocinar con mi hermana, besar a mi abuela, ver una película, beberme una cerveza con mis amigos en el Dark o besar a un hombre (a ese hombre).
Este año va a ser agobiante, intenso y agridulce. Estoy aprendiendo un montón de cosas increíbles con profesores fantásticos, y temo que se acabe casi tanto como lo deseo. Este año se está llevando por delante mis relaciones con mucha gente, muchos amigos de cerca y de lejos a los que no perdería por nada en el mundo.
Y muchos hábitos, también, como bucear por los rincones de la casa en busca de un lugar en el que leer, como pintar, editar fotografías haciendo el tonto con Photoshop. Echo de menos caminar hasta que me ardan los gemelos, salir a perseguir la luna y tragar aire frío.
No quiero alejarme de quién soy ni del lugar y momento que vivo. No quiero que el viento monopolice todo lo que tengo con su olor...

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