miércoles, 29 de junio de 2022

Como sal.

     Hoy te encuentro un poco como el mar, ese ente natural y abstracto del que la humanidad se enamoró tan pronto como puso los ojos en él. Tan retratado, descrito, cantado, fotografiado y admirado, el mar. Pero no solo él, sino la vida que tiene lugar en sus orillas, las vacaciones familiares, los paseos a solas o las tardes de pesca. El mar en sus amaneceres, en sus atardeceres, en las tormentas de verano, el mar bajo una lluvia de estrellas fugares o alumbrado por los rayos cegadores de un sol de mediodía en verano. 

El encanto del mar es inefable, como tú. Indescriptible como el sabor de la sal, que lo potencia todo a su paso. No es tu apariencia ni tu personalidad, no son tus caricias sino un conjunto de todo; y yo, que siempre que me pierdo busco el horizonte brumoso y el olor a salitre, me agarro al océano que me acompañó en mi infancia y me sueño en los recuerdos que albergan tus orillas, mi amor...

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