lunes, 14 de marzo de 2022

Nuevas eras, viejos miedos.

     Una escena a cámara lenta se transforma en mil recuerdos, rotos en mil pedazos entre los fragmentos de la memoria. Prensados y enterrados.

Gritos y gemidos de dolor, ojos salpicados en sangre, vómito amargo, tripas fuera de su sitio, colgando inertes y oscuras, heridas abiertas supurando pus, huesos rotos y articulaciones en posturas imposibles. Un rostro desencajado, mirada suplicante que no encuentra mis ojos ni reconoce mis facciones.

Mamá. ¿Cómo te ayudo? ¿hasta dónde podemos llegar, exigiéndote? ¿hasta dónde es humano que sufras, que llores, que aguantes? Mamá, ¿me perdonas? me suplicaste que no te obligara a subir a la camilla, pero yo igualmente permití que te asieran como una muñeca, te agujerearan con sus inyecciones una vez más, te llenaran de drogas y te hicieran daño. Una vez más colaboré en obligarte a tragar, hasta provocarte nuevas arcadas, una vez más hice cuanto pude por mantenerte viva, por mantenerte entera, aunque sea a partes, por echarle este pulso eterno al tiempo que nos queda juntas.

En mi egoísmo, lloro por todo lo que podría haber sido y no fue. Lloro de nostalgia por las compras que no hemos hecho juntas, por los picnics que no hemos disfrutado, por los paseos que nunca dimos y las películas que nos perdimos. Lloro por no haber sabido agarrarme más a las cosas que sí forman parte de nuestros recuerdos compartidos, lloro por si no puedo mirarla desde el altar el día de mi boda, poner a mi bebé en sus brazos y pedirle consejo cuando no sepa qué hacer con mi vida. Lloro porque la necesito y quiero liberarla, lloro porque tengo miedo a vivir sin ella.

Lloro porque, donde antes veía a una mujer enferma agotada por el dolor, ayer vi a una anciana. Consumida hasta límites que nunca había visto, en decúbito lateral, como lista para ponerse sus alas y marcharse, gemía. Me pegué sus huesos al pecho y al vientre y le supliqué que se quedara un poco más. Da igual cuánto me haya preparado, no puedo. No puedo admitir que lo veo cerca, no puedo y no quiero volver a despedirme. No puedo y no quiero verla sufrir más, no me veo capaz de seguir, me ahogo, necesito ayuda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario