Escribo esto para despedirte, amigo, porque necesito sanarme de lo que pudo ser y no fue. Siento más culpa que pena, y eso incrementa la sensación de mórbida superficialidad que me corroe.
Lo siento, Django. Vas a pagar las consecuencias de cosas que no puedes controlar, como tu raza, tu altura, tu peso, tu tamaño y hasta el color de tu pelaje. Todo ello mal gestionado y aderezado por los vaivenes de una situación que no entiendes y que es superior a ti: la de tres mujeres adultas que no han sabido comunicarse. La indiferencia de Jessica, la falta de contacto entre ella, Violeta y yo, la pulla doliente de la segunda. Mi rabia airada y orgullosa, el miedo a repetir los frustrantes tira y afloja de las protectoras, la presión impuesta para sacar a un cachorro de la calle y darle refugio, comida, seguridad, amor, paseos, vacunas, dinero, peluquería, cuidado de las uñas, antiparasitario, y compra el collar, el arnés, la correa, una corta y una larga, la caseta, los comederos..., ¿y el agotamiento, quién me lo compra? pregunto porque lo tengo a puñados, a toneladas, a mares.
La experiencia ha sido dolorosamente tediosa y triste para los dos. Para mí, que abracé a mi perro por última vez hace ya dos meses, después de toda la tarde jugando y corriendo el uno detrás del otro, y le prometí que lo querría toda la vida, con su brillante pelo negro y rojizo, sus calcetines blancos, y esos pequeños lunares a cada lado de sus mejillas que le daba cierto aire de sonrisa dulce y travieso. ¡Qué ilusión me hacía pasar tiempo con él, enseñarle, pasear, salir juntos de viaje...!
Pero todo ha quedado en esperanzas para ti, mi niño. Siento haber creado unas expectativas que no se han cumplido. Lo siento si pasan los años por ti sin conocer una cama blanda, comida abundante y sabrosa y una familia leal; no es solo mi culpa, pero sí ha sido mi decisión, y duele.
Ojalá venga alguien que te de todo lo que te mereces. Yo sacaré adelante otra vida, no la tuya, pero no por ello lo necesita menos. No te olvidaré, eso seguro...., bienvenido, Django, a los desvanes de mi memoria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario