Hoy lo siento en cada poro, en cada célula, y del día ya solo espero que acabe, misericordioso y sin dolor. Sin embargo, quizá por efecto de la borrachera de "tranquilidad" y "descanso" de los últimos dos meses, no consigo pellizcar y retener ese sentimiento de hastío que asoma la cabeza por detrás de la angustia que oprime mis pulmones.
Esta parece una maravillosa oportunidad más para sentirme agradecida. De la sensación cálida de luz del sol en la piel, del cariño impregnando el sabor de una merluza en salsa verde preparada por mi marido, de despertarme con besos y palabras de amor, de cada minuto compartido con las personas a las que quiero. Es un día perfecto porque tengo la oportunidad de aprender sobre lo que me gusta en un edificio cuyo recorrido histórico y belleza arquitectónica son abrumadoras.
Hoy es un día perfecto para ponerle un adoquín más al camino que hemos recorrido.
Estoy deseando pasar el resto de mi vida contigo.
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