jueves, 13 de diciembre de 2018

25 de diciembre de 2016.

Mi precioso bae:

Hoy, de nuevo, escribo un pequeño mensaje para ti, pero hoy no sale exactamente del afecto espontáneo. Quiero decir que, normalmente, cuando escribo es porque me abruma la potente sensación de estar tremendamente enamorada de ti, no puedo respirar y me quedo sin palabras que decir. Entonces, en ese momento, tengo una pequeña revelación sobre qué decirte y cómo hacerlo exactamente, de manera que lo anoto (unas cuantas palabras, una frase...) y luego le doy forma y lo guardo en algún sitio.
Pero hoy es el aniversario de ya sabes qué, y como tengo una obsesión psicosomática por las fechas, hoy es un día en que me paralizo por completo. Me siento como si estuviera debajo del  agua del mar en un día de invierno: helada, no me siento las manos ni los pies, estoy entumecida y no puedo escuchar nada más que el rugido amortiguado de las olas por encima de mi cabeza. Hoy, la razón de que me siente en mi escritorio a garabatear, es que no quiero pensar en cómo me siento, ni recordar la mano espectral que sujeta aún mis muñecas para que no me mueva. Hoy me moriría por estar contigo, porque tu calor siempre derrite parte del hielo de mis entrañas, me moriría por hacer el amor despacio, para que tu recuerdo dulce se sobreponga a mis pesadillas para siempre.
Odio el día de Navidad.

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