miércoles, 9 de julio de 2014

But..

Esta mañana me he quedado con mamá. Era lo más lógico, para que todos purideran trabajar con tranquilidad y ella no se quedara sola.
Y se me ha hecho increíblemente largo. En diez horas me ha dado tiempo a leer más de 200 páginas de Name of the Wind, a ver a media docena de médicos, a bañarla, encremarla, a marearme de hambre, a velar unas cuatro horas de sueño, a comer, a oír incoherencias, también he visto salir el sol, me he tomado varios cafés y he batido mis récords jugando al Pou siete veces. Además, el haberme levantado a las seis de la mañana acentuaba la sensación de que en lugar de ser las doce del mediodía eran las cinco de la tarde.
Al final, cuando papá me ha dicho wue volviéramos a casa para que él se duchase y lo preparara todo para dormir allí, pensé que había amortizado bien mi tiempo y no me importaba volver. Estaba cansada y mi espalda protestaba sordamente. En realidad me he sentado más por pereza que por comodidad.
Pero me equivocaba. He odiado entrar en la casa, sentir su vacío y oír ese silencio antinatural, compuesto por la ausencia de ruido. Un silencio pesado como el plomo. ¿Qué hará mamá pars ahuyentar así a esta calma hueca y resonante?
Y ahora estoy cómodamente tirada sobre la cama de mi habitación recién remodelada. ¡Cuánto la echaba de menos! El aire acondicionado me sabe a gloria en estos mortales días de Julio.
Mis amigas me han invitado a salir, pero no me apetece abandonar mi cuarto. Creo que hoy mi corazón pesa mucho, aunque tampoco quiero deambular por la casa vacía echándola de menos. Y mucho menos dejar solito a mi hermano precioso.
Sí, la casa está demasiado vacía, y eso hace que me escuezan los ojos al pensarlo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario