Hoy he intentado ser superheroína por todos los demás días, cuando el héroe es él. No puedo decir que me haya salido la jugada demasiado bien, no sé cómo se las arregla él cada mañana.
Si la jornada ha comenzado con mal pie, debo decir que ha continuado peor. El aluvión de responsabilidades no tiene consideración con los muchos días que llevo sin descansar, el viaje a Lisboa ha sido divertido pero no hemos vuelto lo que se dice relajados y la frustración ha hecho de mi marido una persona más bien poco colaborativa. Puedo intentar comprender y perdonar el encontronazo de esta mañana, pero hay un sentimiento ahí molestándome y no lo puedo ignorar..., no consigo, tampoco, ponerle nombre y apellidos para poderlo subsanar hablando. Ojalá tuviera alguien con quien comentar tema.
Quería un animal de compañía y, paradójicamente, desde que llegó Deva me siento más sola y distanciada de él que nunca, y lo encuentro irritable, cansado, frustrado y triste. Algunas veces me encuentro soñando despierta con las cosas tal y como eran al principio, así que quizá haya cometido un error metiéndonos en esto. A lo mejor todo es un error, tal vez es demasiado pedir, pudiera ser que aún estuviéramos muy verdes para soportar tanta presión. Me están entrando muchísimas inseguridades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario