sábado, 2 de enero de 2021

Lázaro.

 Comienza el cuarto día post-apocalipsis y no me puedo concentrar.

Se acercan mis exámenes y las páginas en blanco de trabajos por entregar me devuelven fijamente la mirada, como preguntándose por qué no arranco. Esto me apasiona. Me acuerdo de él, y sus ojos brillantes de pena, diciéndome que le encanta oírme hablar de las cosas que me gustan. Por él me esfuerzo en escribir unas cuantas líneas sin brillo y sin ganas; pero que solo sea porque el mundo no se termina aquí.

La siguiente frase, el siguiente párrafo de esta entrada viene encabezado por mil ideas que solo se pueden introducir con un "ojalá pudiera" que se queda simplemente en eso, en deseos de que las cosas sean diferentes, en parte como antes, porque era lo cómodo y lo conocido, en parte como la felicidad que estoy convencida de que me espera en alguna parte, si encuentro los ánimos de alargar las manos hacia ella.

Trago saliva y hago de tripas corazón. El mundo no se acaba aquí.

El mundo sigue.

Levántate, y camina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario