miércoles, 9 de enero de 2019

3 de agosto de 2017

Querido bae,

Creo que te he demostrado que te confiaría lo que fuera, hasta mi vida. Sé que harías lo que fuera necesario por mí y mi bienestar, a veces incluso parándome los pies si es necesario, porque sé que soy muy bruta con algunas cosas, como cuando me quitaron a Pepi de la barriga.
Ahora, visto en retrospectiva, se han confirmado mis sospechas de que aquel día estuve a punto de quedarme estéril, aunque cuando me lo dijo mi madre no me lo creí demasiado. Mi médico opina que "Dios me puso la mano encima" para protegerme de la infertilidad, aunque yo me inclino más a pensar que la casualidad y un buen equipo de médicos fueron los factores que impidieron que me quedara sin mi matriz.
No le di importancia, pero que hubiera ocurrido tal cosa me habría roto el corazón en mil cachitos. Llego soñando con llevar una vida dentro mucho tiempo, tanto como pueda recordar, y ahora ya no se trataría solo de una pequeña personita, sino también de una parte de ti. Sí, creo que eso lo hará todo más especial (en un futuro muy lejano, bájate las gónadas de la garganta, anda); y pensar que mi propio descuido casi nos quita ese futuro, esa opción de darte un bebé, es bastante cruel para mí. Me siento muy culpable por ello.
Hay muchas personas que automáticamente abandonarían a sus parejas por algo así: lo veo continuamente en programas como "casados a primera vista" o "first dates", o incluso en series de televisión, como Pequeñas Mentirosas. La gente está curiosamente obsesionada por tener vástagos, pero que lleven la sangre de uno parece ser una condición sine qua non, no sé si por transmitir un legado genético o qué. Aunque confieso que me encantaría mirar a la carita rechoncha de nuestro pequeño bebé y encontrarte en ella, hay una posibilidad bastante decente de que se parezca a mí y eso ya no me hace tanta ilusión...
Me pregunto, escribiendo esto, cómo se puede querer menos a una criatura solamente porque no lleve tu sangre. Me pregunto si tú aún me habrías querido a mí de no poder tener hijos propios.

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