miércoles, 18 de febrero de 2015

Relief...

Después de mucho dilatarlo, hoy hemos hablado las cinco tranquilamente. Bueno, con Silvia también.
Hemos dicho lo que nos molestaba a las unas de las otras, hemos aclarado chismorreos y malentendidos,
Así que ahora hay dos posturas opuestas enfrentándose dentro de mí:
Un lado es más joven, más ingenuo. Es la parte de mí que cree que las cosas no se hacen realmente a malas, que se puede confiar en las personas. Probablemente esa parte tierna e inteligente de mí misma tenga como resultado un montón de patadas en el culo.
La otra postura de mi cabeza es el lado más adulto. Cínico, desconfía de todo lo que no sea yo, mi inteligencia y mis instintos. Es así. Es el lado que cree que nada de lo que he percibido ha sido mentira en absoluto, la parte que defiende que me han mentido por librarse del marrón que podría haberles caído de no ser así.
A menudo me recrimino el no escuchar más a ese lado de mi cabeza, me recrimino el no creer en mí y desconfiar más en los demás. Hoy ha sido distinto, y extraño también. Sería un poco incongruente desconfiar de su sinceridad si es que quiero que percepción que yo tenía de mi posición en la clase y mi relación con ellas en concreto cambie un ápice. Sería ridículo que no las creyera.
Quiero relajarme, dejar de estar pendiente de lo que digan, hagan, de cómo me miren o de las cosas que escriban en las redes sociales. Si mi hermana leyera esto, probablemente me reñiría y me pediría que estuviera incluso aún más ojo avizor, que soy muy lenta y despistada...
Pero estoy cansada de la tensión, quiero experimentar este alivio mucho más tiempo...

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