jueves, 5 de febrero de 2015

Luck.

- Todos los profesores están alucinados contigo.- me observa unos instantes, sus ojos brillan de forma extraña y una sonrisa bailotea por las comisuras de sus labios.- Igual que yo.
Cavilo unos instantes. Todos defienden que mis compañeros sienten envidia de mí, y que mis profesores me adoran; y yo aún no entiendo por qué.
Mis notas ni siquiera son tan buenas, y menos aún a comienzo del curso, cuando aún no me siento segura. No soy especialmente inteligente, simplemente me esfuerzo en las cosas que me gustan. No escribo tan bien como me gustaría, al menos fuera del ámbito literario, y muchos de ellos no han hablado mucho conmigo como para admirar cualquiera de mis capacidades, si es que existen.
Mis compañeros me envidian, pero tampoco sé por qué. No soy guapa, ni tengo sentido del humor. Ni siquiera soy buena persona..., soy egoísta, y voy a lo mío. Tengo amigos, muchos y muy buenos amigos, pero eso tampoco me distingue mucho de ellos. Y menos aún dentro del aula, ese territorio tan hostil para mí.
¿Inteligencia, dicen?
¿Qué inteligencia? Ni siquiera estoy segura de que eso exista. Acumulación de datos, capacidad de estudio o elocuencia quizá, pero la mayor parte de esos supuestos atributos vienen de la mano de la lectura.
Luego pienso que es una suerte que mi hermana no estudiase en ese instituto, porque si lo hubiera hecho..., bueno, probablemente entonces yo solo sería una copia menos inteligente y menos agradable que la anterior.
No lo voy a negar: me gusta ser halagada, pero solo cuando lo merezco, y raramente es el caso...

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