martes, 15 de diciembre de 2020

La desazón de Abbey Dunbar

     Es irónicamente doloroso que tú me regalaras el libro que habría de poner palabras a la desazón que lleva meses carcomiéndome. El capítulo que más me llama la atención no está numerado, empieza por una sola palabra escrita, para horror de mis ojos, completamente en letras minúsculas, en la página 198: zátopek, como el atleta checo.

    Y habla de la muerte del amor de Michael y Abbey Dunbar. De un hombre que no avanza y una mujer que quiere volar. De una relación plagada de desequilibrios, donde ella decide y controla.

"¿De verdad eran felices? ¿qué había de cierto en ello"

" Tanto daba qué sucediese en el mundo que separaba una y otra [imagen], sabías que a esa mujer le iría bien en el otro lado; especialmente, según resultó, sin él"

" Sorprende lo pronto que aparecieron las grietas... [...] ella era toda fuerza vital, y él solo una vida"

***

Cada frase es como una puñalada, pero no puedo dejar de leer. He releído el capítulo cerca de 20 veces, saboreando con amargura la sangre de mis carrillos y mi lengua, masticando cristales.

" De ahí pasaron al <<Pues dime cómo>> y al <<ya no te enseño más>> y a los <<¿a qué te refieres?>> y a ella incorporándose en la cama y diciendo: <<a que no puedo enseñártelo todo, no puedo llevarte todo el tiempo de la mano. Tienes que descubrirlo tú>>"

" Creo que nunca has tomado la iniciativa"

En estos momentos, la habitación parece hecha de retales a punto de descoserse.

" <<Dios, no lo entiendes, ¿verdad?>> ese último goñpe fue como un tañido fúnebre, una verdad queda y cruda. El esfuerzo que requería la había debilitado, aunque solo fuese de manera momentánea."

" <<Dime cómo puedo arreglarlo>> pero la voz de ella salió horizontal, sin angustia, sin esfuerzo. Sin deseo de arreglar ni de arreglarlo. Impregnada de lástima"

"<<Quizá no es suficiente>>".

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