domingo, 30 de octubre de 2016

Until I'm falling to pieces.

Querido D:

Por alguna razón, últimamente he hablado y pensado mucho sobre ti, lo cual constituye una novedad. Hacía meses, si no años, que no me paraba a recordar tu mera existencia. Hoy me he sentido un poco nostálgica y, mientras me duchaba, me he parado a escuchar una de las canciones de Dream Theater que me enseñaste y a recrear cómo nos conocimos.
Yo había estado llorando durante horas. Recuerdo que esa misma mañana habían operado a mi madre y llevaba mucho tiempo en una situación crítica. Nadie me decía nada y me estaba ahogando en mis preguntas, en mi miedo y en mi soledad. Aquella noche, casi por casualidad, te paraste a hablar conmigo... y sin conocerme de nada me consolaste contándome fábulas y cuentos, hablándome de un canario encerrado por un minero, que aprendió a volar guiándose del eco de su canto en las paredes oscuras y huyó de su jaula en pos del cielo azul que había soñado.

Hace poco vi una fotografía en la que aparecías tú. Cubierto de polvo, pero sonriente y triunfante sobre los restos de un edificio que una vez estuvo en obras, pero que fue abandonado, como nosotros, que tuvimos que construirnos solos. Me hacías sentirme viva, atrevida, hermosa, inteligente y valiente, o al menos al principio. Luego solo una persona sencilla, pequeña, inmadura. La realidad es que nunca estuve a tu altura, cegada por tu resplandor.
Me gusta recordarte así, soñador, idealista, positivo, vivo. Me gustaban tus historias, y ese coche de Bat Country que funcionaba con Monster.
No sabría decir en qué momento cambiaste. No sabría decir si fue tu lesión, o Klara, o Pat, o yo misma. Quizá un cúmulo de circunstancias. A lo mejor usurpamos tu luz y al final te comió la oscuridad, y por eso te escapaste, como el canario del minero. Me gustaría pensar que te fuiste a buscar tu cielo azul, aunque sea irónico que estés en uno de los lugares más lluviosos del continente. Lo mismo te marchaste en avión porque ya no podías recorrer las ciudades saltando; hasta eso te quitó la vida. No supe escucharte...
Siento que al fin he podido dejar de sentirme engañada, olvidada y utilizada. Podríamos decir que he pasado página y ahora, después de tantos años, me he dado permiso para perdonarte y olvidarte.
Pero no voy a decir adiós, ni ahora ni nunca. Me gustaría ser tu refugio si algún día decides regresar, y devolverte un poco de la luz que he ido obteniendo por la vida.


You break me down, you build me up... until I'm falling to pieces.

No hay comentarios:

Publicar un comentario