martes, 18 de octubre de 2016

Imagine.

..."En definitiva, no se trata solo del deseo de ser atractivos para nuestras parejas. Eso es obvio. Es el extraño deseo de volver loco al otro, de hacerle perder el temple y la concentración. En este momento, el otro tiene que dejarse llevar por el instinto y seguir la insinuación de la pareja, o esta se sentirá inadecuada y poco atrayente físicamente. ¿Quién quiere una relación de temple y aguante? No somos de hierro. Para perder la cabeza está la juventud."

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