jueves, 2 de julio de 2015

Vida... ¿Martin?

No soy Vida Winter, qué más quisiera yo, pero he releído y admirado a una persona que ni siquiera existe durante una buena parte de mi vida.
Últimamente me siento un poco como ella en lo que a la escritura se refiere. Creo que me he vuelto demasiado fría... entiendo que algunas cosas no tengan importancia para el lector, pero algunas de las escenas se suceden y se golpean en una colisión fría que deja los ojos heridos y tiritando. No hay amabilidad ni suavidad en la forma de conducir mis últimos textos.

Creo que es por sus personajes. He conocido a muchas personas a través de los libros y de las tontas historias virales y emotivas de Facebook, y ahora hay muchas voces gritándome vidas enteras en los oídos, clamando por ser los primeros en escribirse, buscando la emoción... para servir de ejemplo a todos los demás y poder morir en paz en mi cabeza.
Tanto tiempo sintiendo ese amor-odio por mis autores preferidos, que crean las historias que tanto me inspiran y enamoran, pero haciendo sufrir a unos seres imaginarios que son para mí más reales que aquellos que viven a mi alrededor. Y ahora mi voz mental quiere sumarse a la cruel tradición de los buenos escritores, que conmueven, que desechan a sus personajes en la muerte y la miseria, como si no los quisieran, como R.R Martin. Quizá esa sea la diferencia fundamental entre escribir por amor y escribir para las masas, el trato que dispensas hacia tus libros... (Y me he ido por las ramas)
Pero, ¿podría yo hacer algo así?

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