miércoles, 28 de enero de 2015

¿Hay algo de lo que te sientas especialmente orgullosa?

Qué pregunta tan difícil…
Siempre tengo más en cuenta mis errores y mis defectos que mis virtudes. Sé que, a menudo, soy demasiado arrogante, y que me crezco si elogian mi trabajo con demasiada frecuencia. Sé que soy voluble, y que mis altibajos emocionales responden probablemente al nivel de estrógeno que esté segregando.
Creo que lo que más me gusta de mí es que me esfuerzo mucho en las cosas que me interesan, y puedo convertirlas fácilmente en mi pasión. No sé si es algo bueno, pero es el motivo por el que hay muchas cosas que creo que se me dan bien, aspectos en los que me siento segura. Hablar inglés o coreano es un ejemplo, redactar, dibujar, leer, memorizar, estudiar…
Estoy orgullosa de mis logros académicos. Me siento especialmente motivada por mi abuela, una mujer brillante a la que le arrebataron la oportunidad de ir a la escuela. Sus padres la hicieron trabajar en el campo cuando era pequeña, y más tarde se vio obligada a cuidar de sus nietos cuando sus hijos (mi madre y mis ti@s) tenían que ir a trabajar. Imagino que si hubiera podido recibir la misma educación que yo, hoy en día sería una gran abogada, o médica, o uno de estos trabajos a cuya imagen se asocia el prestigio profesional. Sé que su inteligencia y ganas de aprender son infinitas, que es su sueño leer con soltura e ir a la escuela… ¡algo que para mí es tan fácil y natural…!. Pero ha tirado la toalla.

En parte siento la necesidad de brillar por ella, para poder enseñarle todo lo que pueda. En parte sé que tengo suerte, y una oportunidad de oro, y es por eso que me dedico con tanto ahínco a estudiar. Y también es la causa principal de que odie con todo mi corazón el sistema educativo vigente.

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