viernes, 29 de junio de 2012

Capítulo dos.

No había sido un mal día. Por fin conseguí comprender más o menos los experimentos compuestos. Malditos árboles de probabilidad..., nunca me salían bien.
Siempre me perdía en mis pensamientos cuando no tenía nada mejor que hacer. Además no tenía batería en el móvil, y no podía perderme en el furioso golpeteo de la música. Una lástima.
¿Vería otra vez al chico del pelo largo? Si estaba en Bachilleraro, saldríamos a la misma hora. Él pasaría por aquí.
Si..., ¡sí! Era él. Con más chavales de su edad. Lucía más despeinado que por la mañana, lo que por otra parte era muy normal, con su bandolera negra colgada en diagonal sobre el pecho. Pasó a mi lado justo cuando yo terminaba de cruzar el paso de peatones de la avenida. Yo ya daba por hecho que iba a pasar de largo, pero por segunda vez en un día, me habló.
Los muchachos, sin percatarse de que su amigo se había detenido, siguieron caminando animadamente, con su ropa pija, casual, de moda.
El chico se me acercó. Yo aguanté la respiración, con los ojos muy abiertos.
Alzó la mano y me apartó el flequillo de los ojos. Parpadeé y sonreí.
-Recuerda estar atenta a los detalles, ¿vale?-asentí-. Estás más guapa cuando sonríes
Mis labios se estiraron aún más en respuesta
-¡Eh! ¡Dani! ¿Ligando con estudiantes de secundaria?-Se mofó una de las seis voces, al otro lado de la carretera.
-¡Ya voy!-gritó él.
Me volvió a sonreír, guiñando los ojos, antes de alejarse al trote.
Así que Dani, ¿eh? ¿de qué detalles hablaba?
Entonces lo vi. Era una hoja de papel doblada, pegada a una de las farolas. "Léelo" ponía, en mayúsculas. Por algún motivo, tuve una corazonada.

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