miércoles, 1 de febrero de 2012

No, no está bien.

Me di cuenta de que empezaba a perder la cabeza por todo. Cuando antes me la soplaban las cosas, ahora lloro por ver a un gato maullar. Sin sentido, motivo, lógica. Estoy como una cabra o llena de hormonas o como queráis verlo.
La ducha no me relajaba. El agua caliente recorriendo mi cuerpo, mezclándose con mi pelo, y las volutas de vaho danzando en formas caprichosas hacia el techo, impregnando los cristales y volviéndolos opacos. Las letras familiares de mi grupo favorito. No podía concentrarme en encontrar significado ni consuelo en la que funciona como una guía la mayor parte del tiempo.
"Se extienden dos carreteras a mi lado. A la derecha puedo ver una iglesia, y doy mi primer paso en esa dirección. Pero a mi izquierda hay un agujero donde beben whisky, y es allí donde yo quiero estar..."
Esas letras que me hacen replantearme una y otra vez mis conceptos e ideales. Lo correcto, lo que es mejor para mí, lo que me haría feliz. Y ninguna de las tres opciones resulta satisfactoria. ¿Por qué todos me reprochan que sea feliz? ¿Qué más da si todo me resbala o mis gustos? Como aquel capricho mío de ser una chica mala. Elegir entre dar problemas y divertirme, o ser buena chica, estudiar y no llegar a ninguna parte. Soy tan "paja" como dirían los jóvenes de hoy (Feel noob) que hasta cuando monto en bici voy por el carril correcto. Al menos no llevo casco. Aún.
Y quise salir corriendo como fuera de esas cuatro paredes que se cierran en torno a mí, no me dejan moverme si no es a gatas, conteniendo la respiración, sin hacer ruido.
¿Por qué no? ¿Por qué yo no puedo ir al río? Aunque no beba, ni fume, sólo para estar con unos amigos y reírme un rato.
No, yo soy la paja a la que los padres no le dejan.
También soy la paja que se lo cuenta todo.
¿Para qué? Para que "la niña siempre tenga un problema"
Lo peor es que lo sé. Tienen razón.
Probé en subir al tejado con un buen libro, pero las letras se entremezclaban, los nombres se confundían, las tramas. ¿Alguna vez habéis tenido la sensación de que todo te sale mal? ¿Nadie comprende tus problemas? pues exactamente así me siento yo ahora. bueno, sí, sé que a la larga será mejor para mí y los que me rodean, pero, ¡Qué más da! ahora es presente. Ya vendrá el futuro. Y cuanto más hago lo que me da la gana o digo lo que pienso, peor me siento, ¿Tiene eso acaso sentido?
Probé a pasear por las calles, observando los semblantes resignados de aquellos que se han rendido a la monotonía de ir de casa al trabajo y viceversa. ¿Qué vi en las personas de mi edad? Pijitas enanas y felices, agarraditas del brazo, con su mochila a la espalda, riéndose y cotilleando. Lo propio de la edad.
Las chicas me miraron un par de veces antes de cambiar de acera.
Intenté convencerme de que era la excepción, especial.
No sirvió de mucho hasta que me lo dijo mi hermano. De verdad sabe hacerme sentir especial :)

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