Ya echo de menos llamarte para pedirte un besito de buenos días.
Ya echo de menos que te cueles en la cama en un descanso para abrazarme bajo el edredón. Y los mimitos y el desayuno por sorpresa. Ya echo de menos hablar con alguien por las mañanas, almorzar en compañía y poner una serie de fondo. ¿Por qué me resulta tan duro todo esto?¿Por qué parece súbitamente que el mundo se haya apagado?
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