lunes, 23 de marzo de 2015

Silent Scream.

Parece que la función de este blog no está muy clara, a veces ni tan siquiera para mí misma.
Silent Scream nació en 2011 como una continuación de un blog anterior que escribía bajo un seudónimo y que desapareció junto con la plataforma en la que escribía. Era un blog anónimo y privado en el que escribía más fantasías que otra cosa, alguna que otra historia que nunca terminaba y poco más.
Silent Scream fue una revelación para mí. En primer lugar, porque pude personalizarlo: elegí el color de las letras, el fondo y la forma. El resultado, un tanto oscuro y recargado, casi gótico, reflejaba bastante bien mi personalidad de aquel momento, e incluso mi personalidad de hoy. No puedo pretender ser alegre, luminosa o sociable, porque esta es la realidad dentro de mi cabeza.
Además, comencé a centrarme en mí misma, lo convertí en un asunto más personal y menos fantasioso y lo convertí en un lugar en el que cualquiera pudiera leerme, porque no tengo nada que ocultar.
Este blog es público, eso significa que cualquiera que lo busque podrá acceder con relativa facilidad a mis reflexiones más personales, y si no le gusta lo que encuentre tendrá que atenerse a las consecuencias; entre otras cosas porque este es mi lugar de pensar. Es difícil coordinar los pensamientos en mi cabeza, se pierden y mutan con demasiada rapidez, y escribir es la única forma de buscar un mínimo de coherencia. También puedo quejarme de mi día a día, emocionarme con la música o hacer una crítica de un libro. Así son las cosas.
Por eso es obvio que no todas las cosas que he escrito por aquí son estrictamente ciertas. Pueden haber sido pensamientos pasajeros (ya que, gracias a mi móvil, puedo escribir cualquier cosa en cualquier momento y lugar) o ideas sobre las que no he reflexionado lo suficiente o he cambiado de opinión.
Por tanto, no me juzgues, no me corrijas, este no es el lugar para ello: es el lugar en el que vuelco todo ese torbellino visceral que hay en mi cabeza, donde analizo las emociones para que no me desborden, donde me desahogo.

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