martes, 7 de octubre de 2014

Winter inspiration.

La tristeza me inspira, es un hecho.
La tristeza nos hace pensar, aunque sea lo último que queramos.
La tristeza nos hace mirar a la nada, y tener la necesidad de abrirnos al menos a nosotros mismos.
Así pues, ¿es ese el porqué no escribo nada decente ahora? ¿Es que necesito un poco de lluvia y nostalgia?
Aunque el verano se ha ido ya, hay días en los que parece que hay un sol dentro de mí, y no es que por ello piense menos, o deje de analizar las cosas a mi alrededor. Pero supongo que vivir tiene la prioridad sobre ese lento arrastrarme tan propio de mis días de melancolía aguada.
Tengo demasiadas ganas de nada. De dormir, de leer, de escuchar música, de estudiar, de salir bajo el sol antes de que lleguen las noches perpetuas del invierno que tanto amo. No miro a la nada, no me aburro.
El verano se está prolongando demasiado para mí, a pesar de llevar una sudadera ahora (¡inédito!), y realmente no tengo la necesidad de contar nada a nadie. Ni siquiera a mi amado blog. Simplemente, no ha pasado nada más que rutina, resíduos de calor mortecino, y las ganas de implicarme en mis proyectos se están inflamando en mi pecho, me ponen nerviosa, pelean con el sueño y la vagancia, con las ganas de tumbarme en el sofá a comer mandarinas, a ver una serie, o tumbarme en la cama a sentir los últimos rayos de sol en los pies.
Parece que este año no me llega la contemplación...

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