martes, 3 de julio de 2012

Capítulo ocho.

Cerré la puerta del baño a mis espaldas y saqué mi móvil. Mis gustos musicales iban normalmente por días. Una semana me gustaba The Jazz messengers y la siguiente Dope. Elegí una carpeta muy frecuentada, la de Killswitch Engage. Los conocí gracias al Guitar Hero lll, y creo que no tienen el reconocimiento que se merecen.
El comienzo de My Curse atronó el pequeño baño y me apresuré a bajar el volúmen mientras el agua se entibiaba un poco.
La ducha se me hizo breve. Disfruto mucho con la música, el agua fresca y mis pensamientos. Siempre me recojo una trenza con el pelo húmedo para que se quede ondulado pero manejable. Luego me puse un pijama bastante fresquito y cómodo. Al contrario que mi ropa de calle -negra- en casa siempre suelo vestir de colores. Camiseta de tirantes azul turquesa con flores de estilo hawaiano en blanco y pantalón corto a juego.
Eché la ropa interior a lavar y bajé las escaleras de mármol blanco.
Mi hermano Alex estaba poniendo la mesa en el salón. Era alto, delgadísimo y muy guapo. Cabello corto y oscuro, piel con tendencia a broncearse, ojos negros como la noche. Tímido con la gente, abierto y risueño conmigo. Mi persona favorita en el mundo.
-Hey, Alex
-Hola, petarda
Dejó la botella de coca-cola sobre la mesa
-¿Y Anne?
Anne era mi hermana mayor. Abierta, amigable, resuelta, responsable y estudiante universitaria. La hija perfecta, vaya.
-Ha salido con Naitte a cenar
Naitte era su mejor amiga desde que estaba en la facultad de derecho.
-Guay
-Papá ha ido a sacar la basura
Solía responder antes de que yo hablara. Abrí la botella y vertí un poco del líquido, negro como alquitrán, en mi vaso. Apuré hasta la última gota de mi refresco favorito.
-¿Qué tal tu día?
-Bien, salí a dar una vuelta con Ézhor
-Está loco por ti, ¿eh?
-No tienes fe-bufé
-Seguro que lo organizó él. Y que fue bonito e íntimo.
Maldito Alex
-Es mi mejor amigo, ¿sabes?
-Ya verás. No suelo equivocarme
Lo peor es que tenía razón.
-¡Lycaon! ¿Puedes ayudarme?-gritó mi madre
¡Gracias!
-¡Sí, voy!
Esperé a que ella terminase de repartir bien las porciones. Me fijé en que, junto al correo, había una rosa roja.
-¿Y esto?
-No lo sé, estaba en la puerta. No he leído la tarjeta porque pone tu nombre.
-¿Mi nom...?
La tarjeta, un pequeño rectángulo rígido con decorados plateados, tenía grabado mi nombre en relieve.
<< Lycaon Den Adel.>>
La abrí, la letra era elegante y muy personal, llena de espirales y curvas
<< Por fin sé tu nombre, aunque eso no me basta. Carpe Diem es un buen lema. Esta noche esperaré en tu tejado a partir de las dos.>>
El tejado sobresale por encima de mi ventana -que da a una amplia terraza- y es fácil subirse al bordillo y trepar por las descoloridas tejas.
-¿Quién la envía?-inquirió, curiosa mi madre
-No pone remitente, ni nombre, ni nada.
-¿Qué dice la nota?
-Que Carpe Diem es una buena filosofía de vida
-Yo también lo pienso-comentó, alegre.
Qué ganas tenía de irme a dormir...

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