viernes, 28 de abril de 2023

Malosi

     Si me dieran un euro por cada vez que he escuchado decir que soy fría, mala, poco empática o que no tengo corazón, creo que habría amasado una suma considerable a estas alturas de mi vida. Duele infinitamente más cuando viene de la gente a la que quiero, claro, porque parece que no valoran mi forma de querer y cuidar.

Ayer él me lo dijo, de broma, según sostiene. No esperaba escucharlo nunca de sus labios. Podría haberme llamado malosi, o alguno de esos motes tontos y ñoños que nos gastamos, pero eligió decirme que no tengo corazón; yo acusé el mazazo con dos lagrimones y lo que sea que tengo en el pecho se sintió resquebrajar en mil pedazos.

No pude dormir, no pude abrazarle, solo recuerdo la agitación de las pesadillas. Medio dormido, me dio las gracias por entenderle, por comprender que solo había sido una broma, y yo me mordí la lengua y me tragué las ganas de decirle que yo no entendía nada más que mi propia pena.

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