De pronto fue como si estuviéramos en el ojo de un huracán: el mundo siguió corriendo frenéticamente a nuestro alrededor, pero su magia había hecho detenerse el mundo en una suerte de pausa para respirar, cargada de electricidad, anticipación y nervios.
Sé que, cuando me abrazó, su intención real era la de proporcionarme confort; pero como si no hubiera transcurrido un solo minuto desde el 26 de diciembre, el aire entre nosotros pareció soltar chispazos y mi corazón trató de escapar trepándome por la garganta, buscando mis labios ocupados.
Cuando quise darme cuenta, ambos jadeábamos.
- ¿Lo sientes? - me preguntó.
Mi vida..., mi amor, mi hogar, mi suerte, mi designio, mi pilar, mi roca, mi destino, mi prometido, mi refugio, mi lugar seguro, mi tesoro, mi todo, mi pequeño..., ya sables cuál es la respuesta.
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