viernes, 1 de septiembre de 2017

Diario de la guiri más guiri de Japón: 1

Dicen que todos los lugares son diferentes, pero que el cielo es igual en todos lados. Cuando me bajé del avión supe que era mentira: las nubes bajas y grisáceas que encapotan el cielo japonés poco tienen que ver con los cielos de azul vibrante de mi país; pero tampoco es que tuviera muchas ganas de mirar hacia arriba. Con todo lo que había llorado en el viaje, mis ojos hinchados pasaban por los de una japonesa.
Como todas las instalaciones, ha sido compleja y tortuosa. No sé cuántas veces me he preguntado en las últimas 48 horas si esto es lo que quiero, y qué va a ser de mi vida personal y profesional si, como me he empezado a temer, esto no es lo que yo esperaba que fuera. He pensado que quiero volver a casa, que me voy a morir de aburrimiento y soledad, que me voy a rendir antes de tiempo, que todo me saldrá mal...
Pero aquí estoy ahora, sentada, instalada, limpia y alimentada. Estoy cansada, pero me espera mi cama cuando quiera. Estoy bien, tengo ganas de ir a la universidad y ver cómo es, y aprender mucho. Creo que los días no van a pasar tan lentamente como yo me creo, a pesar de lo triste que me siento ahora mismo sin los míos. Sé que va a ser duro, dicen que los primeros meses son los peores.
Pero estoy bien, de verdad que sí. Al menos, de momento.
Me doy cuenta de que este viaje está siendo muy especial. Lo mucho que me han ayudado estos días me ayuda a reencontrar mi fe en la humanidad, ahora solo falta creer en mí misma un poco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario