sábado, 19 de marzo de 2016

Budda amida.

A veces quiero escribir sobre algo, pero no puedo. En primer lugar, por las personas a las que voy a herir con mis palabras. En segundo, por todas las personas que saben que este sitio existe, independientemente de si lo visitan o no.
Esto mismo me ha pasado hoy pensando sobre mi familia. No mi familia de verdad (mis padres, mis hermanos, mi abuela) sino todos esos desconocidos, hermanos, cuñados y sobrinos de mis padres, que a mi parecer solo me tocan por nombre. Estas personas no solo no han estado ahí cuando lo necesitábamos, sino que nos han hecho daño deliberadamente cada vez que han podido.
Y ya sabéis que a veces me enervo, y cuando eso pasa, vengo aquí a calmarme. Pero cuando se trata de estas personas, ya no hablamos de irritación sino de ira. A veces juro que los odio tanto que seguro que en mi próxima vida me reencarno en una margarita, para compensar.

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