martes, 10 de enero de 2012

Oppa.

No sé qué diablos me pasa hoy. Pero no dejo de tropezar con las cosas, a menudo olvido lo que iba a hacer, y estoy más irascible de lo habitual. Incluso, pese a que he intentado ser razonable, me he peleado con mi voluble compañero de grupo. Siempre me ha sacado de quicio, pero eso no es excusa, he sabido dominarme en peores situaciones, me digo. Serán las hormonas, o algo.
Pero por extraño que parezca, la ventana resulta más atrayente de lo normal. Apenas escucho lo que me dicen mis amigos, las bromas de Álvaro y Luca, y no consigo enfocar bien la vista. Persigo un buen sitio en la clase donde se pueda ver un trocito de cielo. Y contemplo las nubes desfilar. Parece que las dos semanas de descanso no han hecho mella en mí, siento los músculos doloridos y tirantes. Tengo sueño. Pero el sol es tan bonito, el cielo es tan azul...y sigo suspirando, mordiéndome los labios, dibujando e los márgenes de mis cuadernos, intentando escuchar algo, concentrarme en algo, pero se me van los ojos, y pienso, por un momento, sueño, que un chico alto y desgarbado me va a esperar a la salida del colegio, con una rosa roja, como me prometió, y me va a dar un beso, me va a llevar a casa, o al fin del mundo. Suspiro, imagino, sólo un fugaz destello, dos camisetas negras de Muse, dos sudaderas underground marrones, dos sonrisas, manos fuertemente entrelazadas. y suspiro de nuevo.
Y alguien me dice que tengo cara de estar enamorada. Sé que lo dice en broma, pero no puedo evitar sonreír...y pensar que tal vez sea cierto.

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