Lloro. Ríos de lágrimas surcan mi piel en distintos ángulos buscando mi nariz, el precipicio de mi mandíbula o los oscuros entresijos de mi pelo. Lloro de dolor por haberme perdido, por el daño causado, casi por cualquier cosa. Lloro por la comodidad que he perdido, lloro porque era la historia de amor más bonita del mundo y ya no sé si volveré a contar que empezó con una llamada de teléfono, una madrugada de viernes como esta misma, y entonces el cielo empezó a brillar con luces nuevas. Rindo luto a todo aquello que soñé con desespero y que ya no sé si será. Honro las grietas monstruosas que ahora decoran mi corazón.
Un día fue bonito. Un día me aferré a este hombre como mi salvavidas y pusimos los cimientos de un hogar. Fue divertido elegir los primeros muebles, la decoración, los cartones de "pingüino jefe" y "pingüinita", las mañanas de gym juntos, los maratones de sexo, las excursiones a la montaña, las tardes de peli. Cuándo pasamos del sueño a la pesadilla, no lo sé.
He perdido autoestima, sueños, tiempo y valores. He perdido energía y vida. Estoy destrozada, sé que me lo merezco, pero Dios mío, por favor, tenme misericordia.
Siento mucho lo que te he hecho.
ResponderEliminarReconstruir es complicado, pero si hay algo que los días me enseñan es a qué el tiempo dará las respuestas que necesitamos.
Hoy estamos rotos, desesperados, cansados.
Mañana será el momento de seguir porque todo lo que nos prometimos, todo por lo que soñamos, todo, saldrá adelante.
Nuestra casa empezó con nosotros, contigo, y hoy poco a poco, va tomando forma.
Es nuestro momento, es hora de volver al lugar de donde un día salimos y un día me perdí.
Lo conseguiré, lo conseguirás, lo conseguiremos