martes, 12 de marzo de 2019

Les rêves.

¿Sabes? No sé muy bien cómo definir esto, pero siento que hay momentos contigo que me gustaría poder embotellar para probarlos de nuevo de vez en cuando. Como cuando guardo un mensaje bonito y quiero releer conversaciones enteras, ojalá pudiera guardar ciertas sensaciones para volverlas a visitar.
Si pudiera, volvería a vivir nuestro primer beso en un bucle eterno. También la primera vez que te vi correrte entre mis muslos, mojado de mí y rebosando timidez por los poros. Reviviría cada beso, cada caricia, cada una de las miradas tiernas que se te escapan a veces, acompañadas de medias sonrisas. Recordaría la melancolía triste y bonita de aquella tarde de agosto en que hicimos el amor por última vez antes de que yo me marchara y también quisiera volver a temblar en ese beso desesperado cuando volvimos a vernos, casi seis meses más tarde. Aún siento la misma epifanía, sé que no puedo vivir sin ti..., O, mejor dicho, puedo, pero renunciando a ser feliz.
Recuerdo una vez que me besaste y dijiste que sabía a mar. Recuerdo muchas, muchas veces en que me has dicho que soy preciosa y que me amas. Y que me hablaras de lo bonitas que eran las vistas, pero mirándome a mí y no al horizonte. Quiero vivir de nuevo los mimitos para dormir, todas las noches de mi vida. Quiero hacerte regalos y verte vibrar de emoción y nervios y atesorar recuerdos que aún no han tenido lugar pero sé que tendremos. Quiero revivir cada minuto de nuestro viaje a Londres, y las Focacias y los paseos de Toulouse. Y también los recuerdos de la última Navidad, cuando me sanaste. Porque tú le das una luz nueva y preciosa incluso a los recuerdos que tienen algo de tristes.

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